Columnas

A UNA TRABAJADORA ACOSADA EN GOBIERNO

Gran Tampico

A UNA TRABAJADORA ACOSADA EN GOBIERNO

Por Julián Javier Hernández

Hay un mensaje que puede salvar el honor de las personas. Y es urgente difundirlo.

A las empleadas de la Secretaría de Salud…

A las empleadas de la Secretaría del Trabajo…

A las empleadas de la Secretaría de Obras Públicas…

A las empleadas de la Secretaría de Economía…

A las empleadas de la Secretaría de Turismo…

A las empleadas de Seguridad Pública…, sí, también…

A las empleadas de Bienestar Social, Administración, Contraloría, Pesca, Energía, Finanzas, Desarrollo Urbano, Comunicación Social, a todas, solteras o casadas, atiendan lo siguiente:

Denuncien a su jefe inmediato o superior si las obligan a sostener relaciones a cambio de ayuda.

Pero, también repórtenlo si las hostigan, las tocan o utilizan un lenguaje indecente con ustedes.

¿Humilladas en el trabajo, maltratadas, agredidas en su dignidad? También, por eso, pidan a la autoridad que intervenga.

El Gobierno de Tamaulipas ha alzado la bandera en favor de las mujeres y es momento de acabar con el acosador de sus vidas, en caso de que lo sufran en la actualidad.

Es ya, hoy mismo, delátenlo; tienen la garantía del doctor Américo Villarreal Anaya de que se actuará. “Mi apoyo incondicional a todas las mujeres”, ha dicho en su página de Facebook.

La noticia de la joven golpeada por el novio e internada en el hospital ha tocado las fibras al gobernador. “No toleraremos ninguna forma de violencia de género”. ¿Qué más quieren oír? Si su jefe las acosa o extorsiona sexualmente, comete violencia también.

“Estamos decididos a que este cobarde acto no quede impune”, “Reitero nuestro firme compromiso de que el responsable enfrente todo el peso de la ley”, “Expreso mi más enérgica condena ante estos hechos”. Son ciertamente redundancias, variaciones de lo mismo, pero denotan las emociones sinceras de nuestro mandatario por el ataque a la chica.

Lo importante es que ustedes, empleadas de la administración pública, se amparen en esas palabras cuando las violenten en la oficina. Está claro que él se refería a una agresión ocurrida fuera de gobierno, pero eso no las descarta de ser protegidas. Yo diría que, al contrario, con mayor razón se aplicará la justicia, pues “el buen juez por su casa empieza”.

Se justifica más todavía si constatamos que el Gobierno de Tamaulipas es el primer empleador en la entidad, con alrededor de 60 mil trabajadores, la mayoría de estas, mujeres.

El ejemplo del doctor Villarreal contagió a los demás y se oyeron otros pronunciamientos. Por ejemplo, el alcalde de Ciudad Madero, Erasmo González (gran admirador de extraterrestres), se puso serio y manifestó “el compromiso firme de hacer valer los derechos de las mujeres”.

Lo mismo ocurrió con la licenciada Mónica Villarreal, alcaldesa de Tampico, quien calificó de “inaceptable” el caso de la joven golpeada por el novio hasta fracturarle los huesos de la cara.

“Seguiremos trabajando para generar condiciones de seguridad y cuidado para todas las mujeres”, concluyó la licenciada Villarreal.

Semejantes convicciones llegan a tiempo para que las empleadas municipales gocen de un ambiente laboral digno en los próximos tres años. Han transcurrido 37 días de las administraciones locales en completa calma, y conviene que sigan así.

No deja de asombrar que un episodio único de violencia, cuando se cometen miles en la entidad, reciba el repudio general de las autoridades y de una forma tan coordinada y similar. Yo lo interpreto como una buena señal de que habrá más protección para nuestras hijas, hermanas, amigas y esposas.

Hay también una amenaza, una dura advertencia contra ciertos individuos que ya se figuraban tiranizando a sus subordinadas, a las jóvenes practicantes, a las meritorias en busca de plaza y a cualquiera que les guste. Esos mandos ya deben reprimirse por un buen rato.

Y en cuanto a ustedes, empleadas municipales de Tampico y Ciudad Madero, no se queden calladas. Tienen al gobernador y a los alcaldes dispuestos a defenderlas. Háganlo por todas y por Melanie.