AL VUELO-Rascacielos
AL VUELO-Rascacielos
Por Jesús Rivera “Pegaso”
Cuando era un Pegaso chaval y vi por primera vez, de lejos, los campanarios cuadrados de la iglesia de Guadalupe, pensé que eran las torres gemelas de Nueva York.
¡Iluso de mí! Acostumbrado a los altos edificios de la Ciudad de México, lugar donde nací, no sospechaba entonces que había caído en un rancho terregoso que estaba lejos de convertirse en una ciudad moderna y progresista.
Y es que después de mi vuelo vespertino me puse a revisar algunas de las conclusiones a las que llegaron los especialistas durante los dos días que duró el evento relacionado con la Semana del Desarrollo Urbano.
En primer lugar, quedó bien claro que Reynosa es la ciudad más pujante de Tamaulipas, la que genera más impuestos y más empleos.
Sin embargo, eso no se traduce en más y mejor obra pública.
Con la importancia que tiene para el Estado, debía contar con un trazado urbanístico de primer nivel, sobre todo si consideramos que estamos a unos pasos de la frontera con el país más poderoso del mundo.
Leí por ahí que un japonés estaba maravillado porque México tiene casi cuatro mil kilómetros de frontera con los Estados Unidos y no aprovecha su privilegiada situación geográfica para generar riqueza y progresar.
“¡Si nosotlos tuviélamos un kilómetlo de flontela halíamos malavillas!”-dicen que dijo el ojos de rendija.
No hay que ser japonés para darnos cuenta del potencial que tiene la frontera, y especialmente Reynosa.
De aquí pueden brincar fácilmente las mercancías hacia el otro lado, y además, tenemos muy cerca el puerto de Matamoros para la que se mueve en barco; estamos sobre grandes yacimientos de gas natural y de uranio, tenemos buen aire para la producción de energía eólica, y ni aún así podemos convertirnos en la urbe que debiéramos ser.
Pienso que la palabra clave aquí es “confianza”.
En ciudades donde los grandes consorcios nacionales e internacionales tienen confianza, éstos construyen modernos rascacielos para sus oficinas, como ocurre en la Ciudad de México, o en Puebla, o en Tlaxcala, o en Tijuana, o en Guadalajara, o en… bueno, en muchas ciudades que sí han tenido oportunidad de crecer para arriba, como ahora se pretende que crezca Reynosa.
Confianza.
Hasta ahora el crecimiento ha sido horizontal porque ni siquiera nuestros millonetas caleros, como Ramiro Garza Cantú o Juan Armando Hinojosa han confiado en ésta ciudad e invertido en serio.
Cuando mucho construyen algún parque industrial, con un edificio administrativo anexo de bajo calado pero, ¿dónde están las grandes construcciones?¿Dónde el boom que necesita Reynosa para entrar en el exclusivo club de las ciudades modernas y progresistas?
Es necesario vender a la ciudad a nivel internacional para que los grandes tiburones capitalistas volteen a vernos, pero para ello, es imprescindible trabajar en la creación de modernas vialidades, ornamentos urbanos, como son las rotondas, arcos y demás aditamentos propios de una gran urbe, pero sobre todo, avanzar en la seguridad.
Pocos son los capitales que se aventuran en una comunidad insegura, y por el contrario, algunos que ya están hasta ´piensan en retirarse, como bien lo dijo el Presidente de INDEX, Enrique Castro Septién.
Yo quiero ver a Reynosa con grandes edificios de oficinas corporativas, no sólo de vivienda como se pretende.
En ciudades chinas, como Shangai, donde se han construido rascacielos para vivienda, éstos están solos y más parecen ciudades fantasmas.
Buscar la manera de promocionar la ciudad, brindando facilidades a los inversionistas para que vengan y se instalen aquí, sería una manera de empezar a trabajar en serio para que Reynosa pase con éxito del siglo pasado al siglo XXI.
Durante la Administración Municipal anterior, un equipo de urbanistas de la Universidad de Nueva York vino a la ciudad para presentar un proyecto de crecimiento ordenado.
Acostumbrados a los edificios de cientos de metros de alto, tal vez se maravillaron por el crecimiento desordenado y expansivo que tuvo Reynosa en las últimas décadas y que encareció la introducción de servicios básicos, como la luz, el agua y el drenaje.
En lo particular, considero que aún falta mucho para que veamos a Reynosa con nuevos y resplandecientes edificios.
Yo espero con ansias ver la primera torre de más de veinte pisos, y en ese sentido, ya Ciudad Victoria, Nuevo Laredo y Tampico se nos han adelantado, a pesar de que Reynosa tiene un peso económico específico mayor que el de aquellas comunidades.
Si nos damos una vuelta por las zonas conurbadas del centro del país, veremos cómo los perfiles de aquellas ciudades las hacen lucir modernas y pujantes.
Por eso yo me pregunto: ¿Hasta cuándo Reynosa dejará de ser un rancho grandote?
Y los dejo con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “Al globo ocular del patrono gana en peso corporal el equino”. (Al ojo del amo engorda el caballo).