«BRECHA DE LA DESIGUALDAD EDUCATIVA POST COVID»
Jorge A. Lera Mejía
La brecha post Covid, agravada por la existencia de una clara desigualdad digital entre las familias pobres y ricas, así como entre las escuelas públicas y las privadas, como en los estados y regiones más empobrecidos del país.
Vale recordar que, entre los años de pandemia, abril del 2020 a mediados del 2022, el acceso a la tecnología y al internet se convirtió en la única forma de asegurar la continuidad de los estudios en todos los niveles educativos. Sólo el 53% de los estudiantes de 15 años que asisten a la escuela (62% de jóvenes de 15 años) cuentan con computadora y 68% tienen acceso a internet (OCDE, 2019).
Si se comparan las escuelas privadas y las públicas, se aprecia que cuenta con internet el 96% del estudiantado de escuelas privadas y solamente el 72% de las escuelas públicas (Vieyra, et al., 2020). El 55% del alumnado de instituciones privadas cuenta con su propio dispositivo, lo que es cierto solamente en el 20% de alumnos de instituciones públicas (Vieyra, et al., 2020).
La disposición de equipos de computación y dispositivos electrónicos como smartphones, así como el acceso de Internet abierto y de alta velocidad, es otro síntoma de la mencionada brecha digital que amplió la asimetría de la educación entre pobres y ricos, por ello las generaciones de jóvenes post Covid ahora se encuentran marcados como una diáspora más desigual y discriminada, que se le ha dado en llamar «jóvenes pandemials».
Esa ampliación de la brecha de desigualdad, ahora ante la salida del confinamiento obligado por la reciente pandemia, logró que los estudiantes de las familias acomodadas tuvieran mejor acceso a los recursos educativos los grupos estudiantes de la educación básica, media y superior, quienes disponen de mejores computadoras, equipos y acceso a internet, que son sólo un porcentaje de los estudiantes fundamentalmente quienes pertenecen a los grupos de ingresos más altos.
Esto se sobrepone a una realidad de antemano altamente desigual respecto del acceso y la permanencia en la educación de todos los niveles, que afectó mayormente a los más pobres.
Con ello, prosiguió la brecha entre sectores socioeconómicos pobres y ricos, ampliándose con las graves consecuencias que ello tiene para un país democrático en el que la educación es la vía legítima privilegiada para propiciar la permeabilidad social.
Los cambios conductuales resultado en los nuevos jóvenes pandemials, han provocado secuelas en la mayoría de las personas hoy día, de acuerdo a un informe científico publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a mediados del 2022, “la prevalencia mundial de la ansiedad y la depresión aumentó un 25%” gracias a la pandemia. Pero también generó cambios en las relaciones laborales, sociales y familiares
La ausencia de contacto físico entre los estudiantes de todos los niveles, la ausencia de tratos personales entre los adultos mayores, la falta de encuentros sociales, el trabajo remoto, las clases virtuales y la constante presencia de la familia (sin chance de momentos de soledad o privacidad), fueron algunas de las situaciones que provocó el Covid. Incluso, marcó a una nueva generación que nació bajo esa nueva realidad: los pandemials.Finalmente, la virtualidad y el trabajo remoto llegaron para quedarse, tanto para la educación como para las empresas, por varios motivos, la tecnología permite el manejo de la complejidad que supone la interacción de esas pequeñas y medianas empresas individuales, hoy día cada vez hay más personas que trabajan y estudian en las empresas vía home office, a distancia, y eso llegó para quedarse, aunque ya nos encontremos en una nueva realidad gracias a las vacunas, eso hoy día es un hecho, ya que viviremos un nuevo paradigma marcado como los herederos del post Covid…