Columna Opinión Económica y Política
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«DESIGUALDAD Y POPULISMO: AMENAZAS A LA DEMOCRACIA»
Por Dr. Jorge A. Lera Mejía
Desde el inicio de este siglo XXI, los equilibrios entre los países ricos del grupo de los privilegiados representados en el G7 y los 38 socios de la OCDE, han venido menguando su poderío y visto crecer en contrapartida, a nuevos integrantes representados por los llamados países emergentes, liderados en el grupo BRICS por China y la India, respaldando a Rusia que está pretendiendo emerger a su sueño de integrar a sus ex colonias de la extinta unión soviética. La invasión de Ucrania es un claro ejemplo de ello.
La ampliación de la pobreza que cada vez decae en mayores flagelos de desigualdad social, económica y educativa, hace que los países con mayor rezago del mundo, ubicados en grandes lugares de África, Asia, América y el Caribe, tiendan a despoblarse en base del renacido fenómeno de los grandes éxodos migratorios.
Por otra parte, los países otrora poderosos petroleros integrados en la vieja OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), se estén empobreciendo y cayendo en guerras civiles y regímenes autocráticos, mismos que por necesidad y simpatizar con el bloque de los gobiernos sin elecciones regulares, se están reagrupando y consolidando como un grupo contestatario de los países occidentales.
En medio de esta evolución, aparece cada vez con mayor influencia en los países emergentes y, sobre todo, los países retrasados, el fenómeno del populismo, sea este de tendencia a las izquierdas o hacia la derecha. Un ejemplo de ambos, sería el populismo dictatorial de izquierda del movimiento chavista – madurista de Venezuela; en el otro extremo, el más claro ejemplo de populismo de derecha lo emula el anterior gobierno de Donald Trump que amenaza con repetir en noviembre remasterizado, quiere decir, más populista y dictatorial que en su primera aparición.
Ahora bien, de acuerdo a Hans-Jurgen Burchardt (junio 2008), la «desigualdad y la democracia» son inversamente proporcionales «La teoría de la transición sostenía que la democratización de los regímenes políticos conduciría a la prosperidad económica, lo cual a su vez contribuiría a consolidar las instituciones democráticas.
Pero este círculo virtuoso, elaborado sobre la base de la experiencia de los países desarrollados, no se concretó en la práctica. América Latina es una región medianamente democratizada (salvo excepciones como Cuba, Venezuela y Nicaragua) que, sin embargo, mantiene niveles críticos de pobreza y desigualdad.
Es necesario, por lo tanto, repensar la teoría de la democracia –y su elaboración más reciente a través de la idea de ciudadanía– para incorporar las dimensiones sociales y económicas.
Esto implica reformular la relación entre democracia e igualdad, entendida no en el sentido de creación de oportunidades para los individuos, sino como operaciones activas de inclusión de los grupos sociales subalternos».
Estos escenarios, nos muestran la gravedad que países como México, en plena efervescencia política electoral, ante la gravedad de su nivel de pobreza y desigualdad, ha venido siendo amenazada la democracia del país, ante los constantes embates del gobierno federal que cada día más acota a las instituciones democráticas representadas por el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Federal Electoral (TRIFE), los cuales han estado golpeados desde afuera y adentro, inmiscuyendo el gobierno en sus decisiones autónomas y en su calidad presupuestal. Otras instituciones amenazadas desde 2019, más en este mes de enero de 2024, son los 10 restantes organismos autónomos que el gobierno de la 4T busca desaparecer, sin tener la capacidad legislativa para ello, al no contar con la mayoría calificada en ambas cámaras legislativas, ya que sin instituciones garantizadas por la Constitución mexicana. Sin embargo, el gobierno amenaza en desaparecerlos a partir de una iniciativa presidencial en plena temporada de elecciones, por lo que se intuye que es una medida politizada y distractora.
Un elemento que es de mayor importancia, y se debe subrayar, es la coyuntura actual para afectar al Instituto Nacional Electoral (INE) y al Tribunal Electoral Federal, que han sido descalificados, y existe una clara tendencia para desaparecerlos como organismos autónomos e independientes, buscando incorporarlos a la Secretaría de Gobernación, como sucedía a fines de los 80’s.
La democracia y las elecciones mexicanas, a raíz del IFE y el INE posteriormente, han provocado que México sea reconocida como una sociedad altamente democratizada y con principios sólidos, porque a diferencia de otras naciones de América Latina, nuestra Carta Magna se ha mantenido vigente desde hace más de cien años, lo que apoya y consolida esa característica.
México desde hace 5 años, cada vez se acerca más a esos países, sumando a Venezuela, Cuba y Nicaragua en ese paradigma.
Así muchos países inician su ciclo de ser países emergentes, después en vías de empobrecimiento, como es el ejemplo de Venezuela, que hoy es un país expulsor de mano de obra, pero sobre todo de población de clase media y de muchos ricos venezolanos.
A ese fenómeno se acaba de sacudir del populismo de izquierda la Argentina de Javier Milei, que después de sufrir más de 70 años de los fallidos gobiernos peronistas, ahora busca sobresalir por medio del neoliberalismo de derecha y el rescate de los valores del individualismo del mercado.
Los otros países en riesgo de seguir los pasos autoritarios y populistas de Cuba, Nicaragua y Venezuela, los vemos amenazantes en los gobiernos del Perú, Bolivia y Colombia, sin olvidar la crisis actual del Ecuador amenazado por los grupos del crimen organizado. Esto exige para que sus ciudadanos decidan parar los erráticos gobiernos de un falso populismo de izquierda. Chile se salva por ahora con el actual gobierno de izquierda de Gabriel Boric, que ha mostrado prudencia y que mantiene sana distancia de sus vecinos…