«DESIGUALDAD MÁS GRAVE QUE LA POBREZA, PEOR AÚN EN LAS MUJERES»
Columna Rosa, sólo para Mujeres
«DESIGUALDAD MÁS GRAVE QUE LA POBREZA, PEOR AÚN EN LAS MUJERES»
Por Lic. Bárbara Lera y Dr. Jorge A. Lera
En el siglo XXI el fenómeno de la desigualdad ha venido creciendo exponencialmente, al grado que pasó a ser más grave aún que la propia pobreza de la población que, aunque una es parte de la otra y la provoca, es más lacerante encontrarse que cada día es mayor la brecha entre pobres y ricos y cada vez esta condición social provoca otros fenómenos más aberrantes como es la violencia, inseguridad, hambre, enfermedades letales y endémicas, deserción y abandono escolar, entre otras calamidades.
Más grave aún, es enfocar qué dentro de las distintas facetas de las desigualdades, existe una que expresa con mayor impacto la brecha de la misma, nos referimos a la diferencia que existe entre pobres, ricos y la desigualdad de género y de la persistencia entre trato, salarios y niveles laborales entre hombres y mujeres en México, por ello, si bien la construcción del concepto equidad de género es concebida de manera contemporánea, tristemente no es una realidad que se haya logrado establecer ni parcialmente a nivel global.
Desde hace aproximadamente 45 años se viene trabajando a nivel mundial para lograr establecer igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, sin embargo, a causa de los prejuicios y nociones sociales que se tienen del sexo, el género y los roles que se deben asumir dentro de la sociedad para la “sana convivencia”, las mujeres han sufrido históricamente de una violencia sistematizada que las oprime y limita su libre desarrollo, poniendo como ejemplo la desigualdad que existe en los salarios que son percibidos por hombres y mujeres en el ámbito económico, o las limitantes en el área de salud en el que a la mujer le es rechazada la atención o medicamento para tener control sobre su reproducción por no contar con permiso de su marido.
PERSISTENCIA Y AMPLIACIÓN DE LA DESIGUALDAD MEXICANA:
Cita Eduardo Esquivel desde la organización OXFAM México que […] La desigualdad extrema de la riqueza en México no deja de aumentar. La fortuna total de los 14 ultrarricos mexicanos, aquellos con más de mil millones de dólares de riqueza, aumentó hasta casi duplicarse desde el inicio de la pandemia. En particular, Carlos Slim es hoy el hombre más rico de la región, con una fortuna mayor que los otros 13 ultrarricos mexicanos juntos. La fortuna conjunta de Carlos Slim y Germán Larrea creció en 70 % durante los últimos cuatro años, hasta representar casi seis de cada 100 pesos de la riqueza privada en el país, cifra equivalente a la riqueza de la mitad de la población más pobre de América Latina y el Caribe —unos 334 millones de personas.
Esta excesiva concentración del poder económico guarda una estrecha relación con el poder político: los ultrarricos en México lo son, sobre todo, por décadas de gobiernos que han renunciado a regular su acumulación de poder e influencia –«incluso más agudizado en el presente régimen de la 4T» nota propia*.
Once de los catorce ultrarricos mexicanos se han beneficiado y se siguen beneficiando de múltiples privatizaciones, concesiones y permisos que les ha otorgado el gobierno mexicano en las últimas décadas, lo que ha representado la transferencia masiva de riqueza de lo público a una pequeña proporción de personas en lo privado.
La alta concentración del poder de mercado de las grandes empresas, una de las principales fuentes del poder económico, ha sido como gasolina para el fuego de las desigualdades. Las grandes empresas con poder monopólico tienen la capacidad de fijar los precios en los principales sectores de la economía nacional, en detrimento de los bolsillos del resto de la población. Esto les ha permitido aprovecharse de los choques económicos tras las crisis globales recientes para subir más que proporcionalmente los precios de los productos en los sectores que controlan. Las ganancias de las empresas capturaron el 60 % del incremento en precios de la economía mexicana de septiembre de 2021 a septiembre de 2022, el período con el mayor aumento en el costo de vida
en las últimas dos décadas en México […] Fuente, El monopolio de la desigualdad, Gerardo Esquivel, 2024.
Muchas veces se confunden los conceptos de pobreza vs desigualdad, en esencia no son la misma cosa, pero ambos términos se complementan. Para haber desigualdad, es requerido que primero exista pobreza. Sin embargo, puede haber una población eminentemente en situación de pobreza, pero en el fondo, aún entre los segmentos de la pobreza existen niveles, lo que significa que aún entre individuos pobres, los hay en pobreza moderada, pobres en salud, alimentarios, pobres con más de dos o tres carencias, y el segmento en pobreza extrema.
Para distinguir esta diversidad de conceptos, el Consejo Nacional de Evaluación (Coneval), distingue la pobreza como un fenómeno multidimensional que comprende aspectos relacionados con las condiciones de vida que vulneran la
dignidad de las personas, limitan sus derechos y libertades fundamentales, impiden la satisfacción de sus necesidades básicas e imposibilitan su plena integración social.
El Coneval dispone de Indicadores de la pobreza en los siguientes rubros:
Ingreso, Rezago educativo, Acceso a servicios de salud, Acceso a la seguridad social, Acceso a la Calidad y espacios, Acceso a servicios, Acceso a la alimentación, Calidad y espacios de la vivienda, Acceso a servicios básicos en la vivienda, y Grado de cohesión social.
Para diferenciar pobreza y desigualdad, la desigualdad se refiere a la condición donde las personas no tienen la misma posibilidad de acceder al uso igualitario de los recursos, mientras que la pobreza consiste en la insuficiencia de un atributo con relación a un umbral.
El desarrollo humano implica ampliar el conjunto de capacidades; la pobreza se refiere a la privación de capacidades, mientras que la desigualdad implica a personas que deberán elegir entre diferentes habilidades y diferentes libertades.
La desigualdad se produce cuando una persona recibe un trato diferente como consecuencia de su posición social, su situación económica, la religión que profesa, su género, la cultura de la que proviene o sus preferencias sexuales, entre otros aspectos.
Los ricos mexicanos han aprendido a vivir aislados. Los vecindarios de clase alta rara vez colindan con pobres. Los ricos tienden a estar rodeados de clases medias altas y los pobres de clases medias bajas. Por eso, la desigualdad en México se vive como un gradiente y no como una discontinuidad.
Para terminar, algunas de las ideas reconocidas para poder combatir la desigualdad social en México, se puede citar:
- Invertir en cooperación y desarrollo.
- Garantizar la protección de los civiles en emergencias humanitarias.
- Creación de sistemas fiscales justos.
- Mejorar el acceso a recursos públicos básicos.
- Contribuir al cuidado del medio ambiente.
- Apoyo a la educación.
- Mejorar el sistema de salud.
- Programas de pensiones.
- Infraestructura prioritaria.