Columnas

El INEGI tiene otros datos

David Ed Castellanos Terán

@dect1608

El INEGI tiene otros datos

En un contexto donde la inseguridad y la violencia se han convertido en temas recurrentes en las agendas de los gobiernos de todo el país, el reciente informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revela un dato alentador para Tamaulipas: es la entidad de la República Mexicana con la menor incidencia delictiva en unidades económicas a nivel nacional. Un dato que, aunque pueda sorprender a muchos, es un testamento de los esfuerzos sistemáticos y coordinados entre el gobierno estatal y las diversas instancias de seguridad para recuperar el bienestar de los tamaulipecos, así como la estabilidad económica que tanto demandan.

De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE), Tamaulipas presenta una tasa de 1,756 unidades económicas victimizadas por la inseguridad, la más baja a nivel nacional. Este dato no solo es un reflejo de la disminución en la violencia, sino también del impacto positivo que ha tenido la implementación de estrategias de seguridad articuladas por la administración del gobernador Américo Villarreal Anaya.

Lo más destacable de este informe es que no solo se menciona la disminución en la prevalencia delictiva, sino también la mejora sustancial en sectores clave de la economía, como el comercio, la industria y los servicios. En términos concretos, el porcentaje de empresas del sector comercio afectadas por delitos pasó de un alarmante 31.5% a un 22.2%; en el sector industrial, la reducción fue de 21.6% a 19.2%; y en los servicios, de 24.2% a 13.2%. Estas cifras no son solo números fríos; son una muestra de que el trabajo conjunto de las autoridades locales, las fuerzas federales y las empresas está dando frutos.

Tamaulipas, tradicionalmente visto por muchos como uno de los estados con mayores retos en materia de seguridad, hoy se erige como un ejemplo de que, con voluntad política, estrategia efectiva y coordinación, se puede avanzar en la recuperación de la paz y, por ende, en el desarrollo económico. Este resultado debe entenderse no solo como un éxito de la política de seguridad, sino como una clara señal de que la paz es un requisito indispensable para que las empresas prosperen y generen empleo.

El impacto de este descenso en la violencia es significativo. Para los pequeños y medianos empresarios, especialmente, la disminución en los robos, extorsiones y secuestros ha permitido que las operaciones se normalicen, que la confianza regrese y que los tamaulipecos, que en años anteriores tuvieron que vivir con el miedo diario, puedan ahora ver un horizonte de oportunidad y estabilidad. Las cifras de la ENVE son un respiro para los comerciantes locales, que han sido de los más afectados por la inseguridad en años recientes.

Es importante subrayar que esta tendencia no es casual. La constante implementación de Mesas de Construcción de la Paz, que coordinan esfuerzos entre diversos niveles de gobierno, ha sido clave para consolidar una estrategia integral de seguridad. Gracias a este tipo de políticas públicas, Tamaulipas ha logrado una considerable disminución en los delitos que afectan tanto a las grandes empresas como a los pequeños comercios, sin distinción de tamaño o sector.

Por supuesto, la situación no es perfecta y el trabajo debe continuar. A pesar de los avances, la inseguridad sigue siendo un desafío en diversas zonas del estado, y la tarea del gobierno es seguir robusteciendo las políticas públicas en materia de seguridad y desarrollo económico para garantizar que los logros alcanzados no solo se mantengan, sino que se profundicen.

Tamaulipas ha dado un paso importante en la dirección correcta. Su éxito debe servir como inspiración para otras entidades federativas que, como Tamaulipas, enfrentan retos similares. Al final, esta reducción en la violencia no solo refleja la efectividad de la estrategia de seguridad, sino también una inyección de confianza en un estado que, por mucho tiempo, pareció quedar al margen del progreso económico y social.

Es, sin duda, un triunfo que debemos reconocer, pero también un recordatorio de que la seguridad y la prosperidad no son metas aisladas, sino que deben caminar de la mano para que un estado, un país, pueda avanzar.

En la intimidad… ¡ya mero llega la Navidad, los quiero!

davidcastellanost@hotmail.com