El Poder de la Vitamina F
El Poder de la Vitamina F
Por: Javier Terrazas
En este mundo global de la modernidad y posmodernidad, donde la migración por motivos laborales, de estudios, médicos o desplazamientos generados por la violencia e inseguridad, es cada vez mayor la separación de las familias.
El encuentro de alternativas académicas, de empleo o de tranquilidad que obtienen los jóvenes en otras regiones del país o del orbe, producen paz interior a los padres y se aceptan y justifican las ausencias.
Si usted o yo hacemos un análisis de nuestras familias a partir de los abuelos, dónde estuvieron, cuántos hijos y nietos dejaron, a que actividades económicas se dedicaron, que profesiones cursaron y sobre todo, ¿Dónde están ahora?, concluiremos que somos en gran mayoría migrantes.
Y, otra realidad, ese cambio de ciudades, estados o país, han arrebatado el verdadero sentido de la familia del México de antaño.
La familia y su esencia, es uno de los valores más sólidos que fortalecieron por muchos años a México. Impedía que se derrumbara a pesar de las crisis económicas y devaluaciones cíclicas derivadas de malos gobiernos.
Todavía, aún en esta nueva era, los mexicanos como pocos en el mundo, por más lejos que estemos en la faz de la tierra, una o dos veces al año retornamos para sentir y reafirmar el vínculo con la familia original.
Las oleadas de paisanos que surcan las autopistas desde Canadá o las diversas regiones de los Estados Unidos de Norteamérica, así como las carreteras mexicanas para llegar a los pueblos, ejidos, municipios o ciudades mexicanas, son una muestra de ello.
Cuando esa esencia de familia, que denomino «Vitamina F» es fuerte, por doquier que se radique en el mundo, siempre se regresará a reafirmarla.
Para el mexicano del siglo pasado con más fuerza, la acción de la presencia en las comunidades o ciudades al lado de la familia, permite — en lenguaje coloquial- recargar la pila para continuar en la vida cotidiana a la distancia.
El efecto que los encuentros y reencuentro con la familia, sean los padres, hermanos, hermanas, sobrinos, vecinos, amigos de infancia, maestros, es un alimento fundamental para el alma y el espíritu.
Tiene un impacto valiosísimo en el yo emocional.
La temporada vacacional de Navidad y Año Nuevo, son el mejor espacio para la convivencia en familia.
Y, por ende, la etapa de mayores encuentros de familias que se dan en nuevo México y el mundo.
En la charla del primer sábado de 2024 con un grupo de amigos en Ciudad Victoria, Tamaulipas, quienes han rebasado o están por llegar a las ocho décadas, sus rostros denotaban una mirada, sonrisa y ánimos especiales. Los visitaron sus hijos y nietos que están lejos.
Sin duda el impacto de la VITAMINA F, de FAMILIA.
Importante que este vínculo se preserve y consolide.
Si usted tiene a su familia en su entorno de manera cotidiana o al menos semanal, procure apapacharlos lo más que pueda.
Si están a la distancia, en la medida de lo posible, hágase presente físicamente. Ninguna red social o diálogos telefónicos sustituye la fuerza y motivación del gran abrazo y beso.
No olvide que la familia unida es la base de una sociedad buena.
Cuando este valor se debilita o se pierde, estaremos perdidos.
Y desgraciadamente, como sociedad, no estamos muy lejos de ello.
Así es que a aumentar las dosis de esta vitamina.
Que tenga usted un excelente domingo, obvio, familiar.
Y a darle duro a la actividad ordinaria en este arranque y curso del 2024.
En especial los burócratas para quienes ya acabaron las vacaciones.
Victoria tendrá, por tanto, el ajetreo ordinario a partir de este lunes 8 de enero.
Así es que maneje levántese temprano y maneje con precaución.
Dios con usted y familia.