¿ESCLAVITUD LABORAL EN EL SUR?
Gran Tampico
¿ESCLAVITUD LABORAL EN EL SUR?
Por Julián Javier Hernández
Los últimos datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, segundo trimestre de 2024) indican que Tampico pasa por un momento difícil.
Es el primer lugar en desocupación del país, con una tasa de 4.7 por ciento. Por razones políticas, nos han remachado que ocupa la cima de las ciudades más seguras, y es correcto, pero saberlo no le resta inquietud a esta otra información.
La informalidad alcanza al 43 por ciento de la población económicamente activa de nuestra zona, y esto se refiere a los trabajadores que carecen de seguridad social, prestaciones y prácticamente de todo derecho, salvo la paga.
A nivel estado, la situación es casi la misma, pues Tamaulipas presenta una tasa de 42 por ciento de informalidad laboral. El empleo de calidad es aún una promesa.
Ahora, es posible que los indicadores hayan cambiado entre julio y septiembre, y ojalá que sea para bien, pero eso lo sabremos hasta el 2 de diciembre, cuando el INEGI actualice el ENOE del tercer trimestre del año. Sin hacer malos augurios, también podrían empeorar.
En general, todo el país enfrenta retos, pero debemos comenzar por los de nuestra comunidad para luego extendernos a la nación entera.
La importancia de conocer estos datos (y en esto consiste también la importancia del INEGI) es que sirven como punto de partida para tejer soluciones. Son como los análisis de laboratorio aplicados a un enfermo, sin los cuales es imposible dar con el tratamiento adecuado.
Tampico, Ciudad Madero y Altamira tienen problemas de crecimiento económico y todos, en la zona conurbada, lo saben, aunque no consulten al INEGI; lo perciben en el gasto familiar, en las deudas y en el desempleo que aqueja a los jóvenes. Ha llegado la hora de preguntarse: ¿queremos cambiar o seguir así?
Por suerte, las tres ciudades atraviesan por cambios de gobierno que obligan a replantear estos temas. Está comprobado que los alcaldes anteriores fallaron en elevar el bienestar de la gente o se quedaron a medias; solo uno se reeligió, el de Altamira, pero también debe revisar sus planes ante los tiempos inciertos que vienen.
A nadie le cabe duda ya de que se necesitan empresas para que haya empleos. Pero, sin ventas, sin consumo, ¿quién se atreve a invertir? En ciudades con baja demanda, ¿cómo va a sobrevivir un negocio o a contratar personal?
Por eso las autoridades municipales juegan un papel preponderante en impulsar el mercado local. Jorge Alberto Pérez, economista e investigador, acaba de proponer que se apoye a los pequeños y medianos empresarios para fortalecer el consumo interno. Esta y otras ideas podrían estar cerca de concretarse.
La alcaldesa de Tampico y sus homólogos de Ciudad Madero y Altamira acaban de cerrar los foros de consulta ciudadana para elaborar los planes municipales 2024-2027. Esta oportunidad no pudo haber llegado en mejor momento, ya que se acaban ciclos importantes y la gente está ansiosa de cosas nuevas. Y más allá de la cultura, el deporte o la tradición, esperan el gran proyecto que traiga al fin el crecimiento y el bienestar.
Los más ávidos de fortuna son los estudiantes y egresados universitarios; están cansados de ver cómo sus amigos y familiares se alejan de la casa para ir a laborar a Monterrey, a Querétaro o a Guanajuato, porque no hay empleo aquí o porque solo encuentran puestos mal pagados, como indica la encuesta del INEGI, o porque no quieren repartir comida en un Didi cuando han pasado cuatro años estudiando ingeniería
En ellos se deben enfocar los alcaldes de la zona, porque necesitan ayuda. Como mayores de edad, ya son el presente, no el futuro de la ciudad; los han estado ignorando en los últimos años y las consecuencias son perceptibles.
Hoy sabemos, por ejemplo, que hay un rezago escolar alto entre los jóvenes. De acuerdo con el anexo técnico del Plan de Desarrollo Institucional de la UAT 2024-2028, solo el 46.1 por ciento termina los estudios en el tiempo establecido (tasa de eficiencia terminal). Además, la tasa de abandono ha subido en los últimos años, de 7.90 por ciento en el ciclo 2010-2019, a 11.40 por ciento en el periodo 2020-2023. Esta última cifra supera la media estatal de 10.3 por ciento.
Y la causa principal de estos problemas es económica. “Son afectados… por el incremento del costo de los servicios complementarios a la educación, como material didáctico, libros, transporte, cuotas de inscripción y colegiaturas”. En el caso de las jóvenes, los embarazos no planeados también cortan los procesos de aprendizaje, señala el informe de la UAT.
Luego, la universidad identifica una amenaza que flota sobre los muchachos: “El deterioro del tejido social… el incremento del consumo de sustancias nocivas para la salud y la facilidad de acceso” a las mismas.
Estos datos deben ser leídos con un sentido científico y no político, es decir, deben servir a la toma de decisiones y no para alegatos partidistas. En la ciencia social, siempre existe la posibilidad de corregir planes cuando hay voluntad.
Por eso recibimos con optimismo los trabajos de los tres municipios para recopilar ideas que puedan integrarse a las políticas municipales. Es grande la aportación de los gobiernos locales en facilitar el crecimiento si apoyan a las pequeñas empresas y atienden a los jóvenes, incluso en la capacitación de estos como futuros emprendedores; esto provocaría un verdadero renacimiento de la zona conurbada y muchos la apoyarían. Lo que a mí me causa desconfianza es algo que escuché en Ciudad Madero.
En la urbe petrolera, el alcalde Erasmo González Robledo dijo que solicitaría a la UAT, mediante convenio, el envío de guías turísticos a su municipio. Estos deben dominar el inglés, ser elocuentes y tener conocimiento de la ciudad. La idea es que conduzcan a los visitantes a los sitios históricos y les comuniquen su importancia. En realidad, es una buena propuesta.
Pero le faltó decir al alcalde cuánto les pagará a los estudiantes por esta actividad laboral, porque eso es: un trabajo. Nadie que haya aprendido inglés, historia y comunicación puede regalar su servicio. ¿O espera que trabajen gratis? ¿Pensará que el rector, Dámaso Alonso Anaya, es el dueño de los alumnos y puede obligarlos a laborar para otros? Como servicio social, la decisión sería voluntaria, pero quizás no les atraiga asolearse y andar a pie por horas. Y, por otro lado, el rector siempre verá primero por la comunidad universitaria.
Ciudad Madero tiene recursos, como quedó demostrado en el Estado de la Cuenta Pública de 2023, ya que el 71.5 por ciento del presupuesto del DIF municipal va a servicios personales o salarios. Corrigiendo estos excesos, le queda dinero de sobra para los guías turísticos.
De otro modo, sería esclavitud laboral.