LA CONSTITUCIÓN YA TIENE DUEÑO
Gran Tampico
LA CONSTITUCIÓN YA TIENE DUEÑO
Por Julián Javier Hernández
Lo que acaba de ocurrir extiende un salvoconducto al grupo gobernante para actuar sin freno.
Ahora pueden declarar “constitucional” cualquier cosa. No me sorprendería que mañana desintegren la junta del Banco de México y se queden con las reservas internacionales y la impresión de dinero.
Ya de por sí entregaron la seguridad pública al Ejército. Hace unos días, los soldados mataron una niña de 8 años y una enfermera mientras circulaban por Nuevo Laredo. ¿Cuántos militares fueron detenidos? Ninguno.
La democracia más avanzada es aquella que aplica la ley a sus propios funcionarios, sin importar la jerarquía. Hay civiles muertos por negligencia y por robo de recursos, pero el nuevo gobierno premió a los responsables con cargos en el IMSS y la Subsecretaría de Agricultura.
La Constitución era la última línea de defensa contra el abuso de poder; se acabó.
Peor aún, la Constitución, tras la última enmienda, tiende a reforzar al Estado cuando su verdadero sentido era reforzar al ciudadano y las garantías individuales.
Y todo por capricho, por terquedad, por revancha.
Soy un convencido de que las políticas públicas deben centrarse en la reducción de la desigualdad y en ningún otro fin. Pero esas políticas han de utilizar el método científico y el razonamiento para ser eficaces. En los últimos 50 años, la izquierda dio los mejores politólogos y economistas para tratar el tema. Y, en lo tocante a economía y democracia, ganaban el debate de ideas.
En 2018 llegó la izquierda al poder y creímos que el país mejoraría o que comenzaría a hacerlo. Pero lo primero que olvidaron fue razonar y conocer objetivamente los problemas nacionales. Porque, ¿dónde está el razonamiento detrás de la extinción de fideicomisos vitales como el fondo de desastres? ¿Dónde está en darle la seguridad pública a los militares? Y, ¿dónde, en votar por un joven egresado de Derecho para ser juez? En suma, ¿cuál es el argumento jurídico, no moral o sentimental, para aprobar estos proyectos?
Como no lo hay, inventaron la supremacía constitucional para cancelar cualquier impugnación a sus decretos autoritarios.
Han utilizado al pueblo como la raíz de todas estas decisiones y como beneficiario de ellas. Este es el primer gobierno que piensa en el pueblo, presumen. Y encima de esto montan un discurso polarizador de explotados y explotadores, de señores y siervos, de oligarcas y pobres, con propósitos políticos a su favor.
La manipulación llegó a los extremos de utilizar a Jesucristo, Chicho Ché y Felipe VI para saciar su apetito de poder. Un contradictorio López Obrador fue incapaz de separar los asuntos de Estado de la religión, la música y la historia, y todo lo mezclaba para que el resultado aumentara su popularidad. Hasta soltó el dislate de que el pueblo de México tenía 10 mil años de antigüedad.
Queda demostrado que ese culto a la personalidad, a final de cuentas, se usó para mal.
Acaban de afirmar diversos especialistas que la infame supremacía constitucional viola la división de poderes; en efecto, subordina la SCJN a los dictados del Poder Legislativo. El Congreso de la Unión es ahora el poder de poderes en México, capaz de amenazar incluso al de la presidenta, que no parece notar la aberración.
¡Leyes inimpugnables! ¿Cómo la ven? De súbito, Gerardo Fernández Noroña tiene en sus manos el destino de la nación.
Los libros de texto, los bancos, la libertad de expresión, el cine, la música, todo puede cambiar al gusto del grupo gobernante. Y, ¿quién puede hacer nada si el Poder Legislativo, de facto, se autodeclaró supremo?
En estas condiciones, yo no me sentiría tan seguro si fuera Carlos Loret de Mola o el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro. Al informador lo demandó Pío López Obrador, hermano del expresidente, quien le exige 200 millones de pesos por haber dañado su honor. A los jesuitas los acusó el mismo Andrés Manuel de encubrir a los responsables de las desapariciones en Ayotzinapan.
A estos y a otros los pueden someter en cualquier momento, así como sometieron al Poder Judicial. El vencedor está en camino de adueñarse también de la justicia.
El 25 de octubre se adueñó de la Constitución.