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La urgente autopista

TRIBUNA

La urgente autopista

Por: Javier Terrazas

A Tamaulipas en particular, pero igual al noreste de México y al país en general le urge completar la autopista Tampico-Victoria-Linares-Monterrey.

Representa una carretera más amplia, segura y ágil para conectar el gran polo industrial Saltillo-Monterrey con los puertos de Altamira y Tampico, la ruta marítima hacia Estados Unidos, Sudamérica, Europa y África.

La autopista se comprometió al inicio de su mandato por el entonces presidente Enrique Peña Nieto. Tuvo ciertos avances, algunos tramos entre Altamira y González, así como de Victoria a límites con Nuevo León.

Sin embargo, fueron más los kilómetros que dejaron pendientes de tal forma que heredó un compromiso incumplido con los tamaulipecos y norestenses.

Se supone que, como obra prioritaria en materia de infraestructura carretera para el desarrollo regional, el actual gobierno federal, de origen morenista que preside Andrés Manuel López Obrador, debió continuarla.

Lo hizo en sus dichos, pero no en los hechos.  No hay trabajos que lo confirmen. Estamos ya en el quinto año de esa administración y se espera que en el cierre haya más inversión y acción.

La conclusión de la autopista estuvo en las peticiones de los tamaulipecos al nuevo gobierno estatal, también morenista, de Américo Villarreal Anaya, quien las incorporó en los proyectos para su sexenio.

A casi seis meses de la naciente administración estatal, tampoco hay flujo de recursos para la continuidad de esa obra carretera, pero se mantiene viva la esperanza de que se reactiven.

El día de ayer, a las 5 de la mañana se registró un accidente a la altura del kilómetro 75 en el tramo Victoria-Hidalgo de esa ruta.

Un tráiler quedó atravesado bloqueando los dos carriles más acotamientos en un punto de difíciles maniobras para grúas, por lo que el tráfico se interrumpió en doble sentido totalmente por más de dos horas.

Autoridades municipales de Hidalgo, con maquinaria pesada abrieron brecha en una loma para aliviar un poco el tráfico con un carril lateral de unos dos a tres kilómetros.

Durante el bloqueo de varias horas, autos, camiones y trailers sufrieron averías mecánicas que dificultaron más el peregrinar de miles de pasajeros de los cientos de unidades varadas.

Ese estrangulamiento primero total y luego parcial de la ruta, puso en evidencia la urgencia de la conclusión de la autopista.

Ambulancias con enfermos, automovilistas con urgencia de llegar al aeropuerto de Monterrey, trailers con cargas de perecederos que resintieron pérdidas, cargas para exportaciones que no llegarán a tiempo a sus embarques, se percibieron en el entorno.

Al igual que ver a adultos mayores con sed, niños llorando, mujeres buscando aliviar las tensiones familiares, choferes desesperados bajo sus unidades de carga, conductores envilecidos rebasando por terracerías o buscando brincar barreras sin respetar a los hombres sin uniforme de Protección Civil Municipal de Hidalgo que medio controlaban el lento flujo que permitía el improvisado carril alterno, generaba zozobra.

Una sola avería vial puso en jaque al sistema de comunicación más importante entre la industrial zona metropolitana de Monterrey y los puertos del sur de Tamaulipas.

Quedar atrapado en las filas de más de diez kilómetros de autos y trailers sin la posibilidad de retorno ni avance fue toda una odisea.

Tamaulipas fue por sexenios el “patito feo” del norte del país en infraestructura carretera

Desde 1980 a la fecha viajo por las carreteras del norte del país, desde Tampico a Cd. Juárez en mi natal Chihuahua. Desde el llamado Paso del Norte a Linares hay autopistas.

Cierto que no se hicieron de la noche a la mañana, pero es cuestionable cómo se construyeron primero cientos de kilómetros en las zonas semidesérticas de Chihuahua y Coahuila, que este importante tramo de Linares-Victoria-Tampico.

Justo es reconocer que en el gobierno estatal del priísta Manuel Cavazos Lerma y el respaldo de los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León, se dio la ampliación de la carretera de siete a 12 metros, es decir, dos carriles con acotamientos, que representó un gran avance.

Después de ese esfuerzo del matamorense los nuevos proyectos carreteros en la entidad no han sido significativos, de ahí la urgencia de retomar el ritmo, en particular por la empatía del nuevo gobierno tamaulipeco con la federación.

El afecto, la amistad, el apoyo político del presidente Andrés Manuel López Obrador al gobernador Américo Villarreal Anaya debe reflejarse con rapidez porque estamos en el quinto año del gobierno federal, el siguiente es de elecciones y ahí sería difícil.

Obras son amores y no las buenas intenciones, así es que el gobernador y su equipo deben aplicarse a fondo para asegurar los fondos que le den mayor viabilidad a esta plataforma logística para importaciones y exportaciones (Tamaulipas), el triángulo dorado de 371 kilómetros de frontera con Texas y 18 puentes internacionales y 430 kilómetros de litoral con el Golfo de México con 4 puertos marítimos.

La entidad es mucho más que esas demarcaciones territoriales y su infraestructura portuaria, pero a esa fortaleza debe equiparse con carreteras de primer mundo, pues este rincón del noreste bien dotado de infraestructura daría más recursos a la nación que los tan cacareados Tren Maya y Refinería Dos Bocas.

El noreste puede ser la mejor locomotora para jalar hacia el progreso al tren del subdesarrollo en que está convertido México.

Debe ser el tiempo impulsar con fuerza a Tamaulipas.

Es el tiempo del Noreste, no solo del Sureste.

Hay que empujar las cosas buenas, las que cuenten para bien.

Y que Tamaulipas ya no sea solo ejemplo de lo malo, de lo «cartelero» y sus secuestros, levantones, confusiones y ejecuciones.