¡MAKI INTOLERANTE!
HIPÓDROMO POLÍTICO
¡MAKI INTOLERANTE!
Por CARLOS Cortés
Cuando se habla de intolerancia, los ojos se voltean al norte y al sur del continente. Se van a la Unión Americana y a Venezuela. Pero no, no es necesario ir tan lejos. En Reynosa, tenemos el ejemplo más cercano de la intolerancia absoluta permanente para con la prensa y con la propia sociedad. Pero, ¿qué es intolerancia?
La intolerancia es la incapacidad de un organismo para resistir y aceptar el aporte de determinadas sustancias, en especial alimentos o medicamentos. Pero también, la intolerancia es la actitud de una persona que no respeta las opiniones, ideas o actitudes de los demás, si no coinciden con las propias.
Pero concretamente, para el caso que nos ocupa, la Intolerancia debe ser entendida como esa actitud personal de no aceptar nada. Y me refiero directamente a la alcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz Domínguez, a quien todo le parece mal: que no le acepten su baile con la trakalosa de Monterrey, huy que mal; que no le acepten la compra de una unidad blindada por casi tres millones de pesos, para pasear con toda seguridad a su esposo, Luis Carlos Peña Garza, huy que mal; que no le gusta lo que publican los medios de comunicación tratándose de observaciones al pésimo trabajo que ha venido realizando desde el principio de su administración, huy que mal; que no le gusta que la critiquen por denigrar a sus colaboradores y despedirlos vergonzosamente por quítenme estas pajas, huy que mal. Eso es intolerancia.
Y Maki Ortiz Domínguez, lamentablemente para Reynosa, es una alcaldesa intolerante. Lo único que a Maki le falta es pedir que a quienes no coinciden con sus ideas, nos lleven al paredón, ante un pelotón de fusilamiento.
Y en muchas de sus malas razones, Maki se ha salido con la suya, lo que no significa que esté bien. Se salió con la suya de subirle a su cuñada la renta al doble del edificio sede de la Delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores, a quien de cobrar 40 mil pesos por mes le subió el pago, con recursos municipales, claro, a los 80 mil pesos. Y se salió con la suya al apoyar a su vástago Carlitos en el incremento al triple a los servicios que presta el DIF municipal de Reynosa.
También se salió Maki con la suya en cuanto a desacreditar el trabajo del Sindico Primero, José Alfredo Castro Olguín, a quien sacó de la jugada en la revisión de las cuentas de la administración, y aun habiendo siendo demandada por Castro Olguín ante el Congreso del Estado y la Auditoria Superior del Estado, razón por la que hoy la alcaldesa no toma en cuenta al Síndico Primero, lo que es una evidente y flagrante violación a la Ley.
Asimismo, el cabildo le aprobó a Maki el gasto de 2 millones ochocientos mil pesos para la compra de un vehículo blindado para ponerlo al servicio del primer consorte del municipio, su compañero de vida Luis Carlos Peña Garza, a quien no lo quiere poner en riesgo ni por un solo segundo. ¿A poco en nueve meses Luis Carlos ya se llenó de enemigos como para que sea necesario moverse en un vehículo blindado? ¿O tendrán ellos, Maki, su consorte y el cabildo, razones de peso para tal compra que los ciudadanos, los jefes de la autoridad municipal, no saben?
¿Y cómo habrá de justificar Maki el gasto, contable y fiscalmente, cuando su marido no tiene ningún cargo oficial en la estructura del gobierno municipal? ¿Por qué a su hijo Carlitos le da un vehículo blindado, cuando se supone que el cargo de Presidente del DIF Municipal no maneja asuntos de riesgo? ¿Y dónde quedaron los vehículos blindados que traían los ex alcaldes Everardo Villarreal Salinas y José Elías Leal? Porque no creo que los vehículos de las dos administraciones pasadas se hayan desaparecido como por arte de Magia. Y si así hubiese sido, ¿por qué no los denunció?
Maki también se salió con la suya, se vio intolerante, cuando a fuerza organizó y llevó a cabo el baile de papá y de mamá, donde actuaron la Banda La Trakaloza de Monterrey y realizó la rifa de regalos, incluidas dos casas, cuando la necesidad de la sociedad se centra en tener calles bien pavimentadas, colonias limpias, calles bien iluminadas y servicios de agua de alta calidad. Esas son las verdaderas necesidades de la sociedad Reynosense. Lo demás, reitero, son frivolidades, son caprichos que le están costando muy caro a la ciudadanía de Reynosa y que no ven ningún beneficio en lo personal. Maki, está aplicando la máxima de que en tiempos de crisis pan y circo, aunque no me parece que el circo sea mucho y el pan es menos.
La alcaldesa de Reynosa sigue en campaña. Ella se está creyendo con la posibilidad de ser candidata nuevamente a la Presidencia Municipal en la elección del próximo 1 de julio de 2018, lo que de ninguna manera se ve en el horizonte.
Y mientras Maki Ortiz Domínguez baila con los quinceañeros y quinceañeras, mientras felicita a los cumpleañeros “del mes”, mientras baila al ritmo de La Trakaloza, mientras quiere reconstruir el tejido social a ritmo de narco corridos, mientras obliga a los trabajadores del Ayuntamiento a ir a los eventos de arranque de obra a aplaudirle, sin playeras que los identifiquen, y fuera de sus horarios de trabajo, los ciudadanos de Reynosa siguen lastimados por esa “arrogancia de las oficinas gubernamentales”, como afirmó Luis Donaldo Colosio Murrieta, en su discurso de aniversario del PRI allá por marzo de 1994.
Y Colosio fue más allá, lo que queda como anillo al dedo en el caso de la Reynosa gobernada por Maki Ortiz Domínguez: “sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder. Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos”.
En fin. Parafraseando al sonorense, yo simplemente agrego: veo a un Reynosa con hambre y sed de justicia, que no se saciarán hasta en tanto esta administración no termine, no se vaya y deje de seguir abusando de los recursos de los ciudadanos, con acciones frívolas y sin un trabajo real de gobierno. Maki ha sido la gran decepción para la ciudad. La primera mujer que llega a la alcaldía sin proyecto, sin programas, sin idea y sin equipo real de gobierno. Maki es, además de intolerante, un gobierno fallido.
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