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No prostituya su voto

No prostituya su voto

Por: Javier Terrazas 

La Ley Electoral del estado de Tamaulipas, en su capítulo I, sobre Derechos y Obligaciones de los Ciudadanos, en su artículo 5 señala en sus dos primeros párrafos lo siguiente:

Artículo 5.- «Votar en las elecciones constituye un derecho y una obligación del ciudadano del Estado, que tiene como objetivo elegir a los integrantes de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, así como de los Ayuntamientos.

El voto es universal, libre, secreto, directo, personal e intransferible. Quedan prohibidos los actos que generen presión o coacción a los electores».

Este domingo 5 de junio, 2 millones 722 mil 596 tamaulipecas y tamaulipecos inscritos en la lista nominal del padrón electoral, tendremos la oportunidad de votar para elegir al próximo titular del Poder Ejecutivo de la entidad.

Lo ideal, es que se hiciera como lo dice la Ley Electoral, en forma libre y secreta, sin presión o coacción de ningún tipo.

Desgraciadamente, esa es una utopía, porque ni los árbitros electorales (IETAM e INE) vigilan lo suficiente para que esa ley no sea «letra muerta».

Y porque los partidos políticos, los equipos de campaña de sus candidatos e incluso las autoridades gubernamentales de los tres niveles, ejercen presiones, coacción e incluso algunos van más allá.

El voto se compra.

Se contamina.

Se ensucia.

Se prostituye.

Se violenta.

Se secuestra.

Es tanta la ambición de poder de los contendientes, en espacial de aquellos que buscan preservarlo a consta de lo que sea, que se recurre a todo lo que sea necesario para meter los votos marcados a la urna.

Los días previos a la jornada electoral, que deberían ser de reflexión, para que el ciudadano valore las ofertas políticas y decida por cuenta propia a quien dar su sufragio, son los de mayor presión para el ciudadano.

Aparecen en el territorio los llamados «operadores» de campo, con la finalidad de recordar cómo, por quién votar, como reportarlo y comprobarlo, para obtener el pago o dádiva correspondiente.

Ese es el «voto del hambre», el que se compra con una despensa física o la cantidad para adquirirla en el mercado de manera individual.

Los operadores también llegan a las estructuras sindicales y burocráticas, donde la coacción es por la permanencia en la nómina y mantener la compensación, que son obligación del Gobierno.

Ese es el «voto nominal», que también entra en el del hambre, pues hay que salvar la nómina y la «papa familiar».

Otra forma de coaccionar el voto, es a través de infundir el miedo a los líderes naturales en los diversos sectores de la sociedad, a través de la persecución política, policiaca y judicial.

El «voto del miedo» va dirigido a ciertas élites, pero tiene un efecto rebote en sus seguidores.

También aplicado otro que es más fuerte, que consiste en generar terror e en liderazgos del equipo contrario, recurriendo a grupos de poder fáctico que operan los días previos a la elección y van desde «paseos en suburban por horas», «levantones de uno o dos días» , » desapariciones de más de tres días con golpizas», etc.

Es el «voto del terror». que nulifica a familias y seguidores.

Lo que ocurre en los hechos, no es una fiesta democrática, sino un duelo de marrullerías y atropellos a la ley electoral y la constitución.

Votar libre es permitido solo a las minorías.

El problema es que el trabajo sucio, que es mucho más sucio que los dimes y diretes en las campañas políticas, no se ve, se hace en lo obscurito, salvo algunos errores que salen a la luz y lo ponen en evidencia.

Entonces, el gran reto que tenemos como sociedad civil es evitar al máximo posible cualquier tipo de coacción o presión.

La urna debe llevar la libre determinación de la comunidad y no convertirse en una caja de basura.

Pues la voluntad ciudadana torcida, es eso, basura.

Y la autoridad electoral en lugar de frenar la perversión del sufragio, solo se limita a contar y validar resultados con las boletas electorales dentro de la urna.

Así es que el principal reto es el VOTO LIBRE Y SECRETO, SIN PRESIÓN O COACCIÓN.

Contribuyamos a ello.

Vote libre.

Vote en secrecía.

Vote por convicción, sin condición.

El domingo tiene una cita con la urna. No la ensucie.

Que tenga un excelente día.