Columnas

Quedarse en Ciudad Victoria

Rutinas y quimeras

Clara García Sáenz

Quedarse en Ciudad Victoria

Hace algunos días me reuní con unos amigos al regreso de vacaciones y comentábamos lo bonito que eran las ciudades que visitamos, su transporte público, sus calles, sus jardines, su oferta cultural, la limpieza de los espacios, el ordenamiento de los servicios públicos, sin embargo, alguien dijo de pronto “pero cuando llegas a la central camionera de Victoria se acaba el encanto”, todos reímos, pero con un dejo de amargura. Y es que mucha gente se pregunta por qué la central camionera es un lugar abandonado y los escombros de la calle dan el aspecto de ruinas de la guerra en Gaza.

Recién habíamos regresado de Mérida, cuando vi la noticia de que se había autorizado el aumento del pasaje a la chatarra del transporte público en Victoria, sentí tristeza en mi corazón porque recordé el sistema de trasporte urbano que allá se está modernizando, conocido como Va y Ven, las unidades son eléctricas o híbridas, de pago con tarjeta recargable y por 12 pesos cómodamente se viaja en aire acondicionado.

Según nos enteramos, cada mes están modernizando una ruta y el gobierno ante la incapacidad de los concesionarios de comprar nuevas unidades, se las quitó indemnizándolos por un millón de pesos e inició el proyecto del Va y Ven.

Pero en Ciudad Victoria estamos a mil años luz, de que eso suceda (aunque es un asunto del gobierno estatal), el ayuntamiento municipal no puede ni cortar la maleza que crece en avenidas y bulevares, tapar los baches de las principales calles, cambiar algunas lámparas de alumbrado público del centro de la ciudad, darles mantenimiento a los semáforos, recoger puntualmente la basura para que no se haga tiradero.

No cumplir con esas funciones básicas de los servicios públicos, que se supone es lo mínimo por hacer en el Ayuntamiento, nos muestra la incapacidad ya no de gobernar sino de administrar, porque hablar de gobernanza requiere de un nivel de complejidad mayor que simplemente no se ha visto y no se muestra voluntad de mejorar en el futuro, ante un triunfo en las urnas donde casi la mitad de los votantes mostraron su molestia al no favorecer a Gattás y su equipo.

Realmente no sé qué hace falta para que esta ciudad funcione en lo mínimo en sus servicios básicos: bacheo, recolección de basura, alumbrado público, cuidado de jardines y corte de maleza. Por eso la frase para estas vacaciones “Quédate en Victoria” resulta desafortunada, cuando la ciudad requiere una cirugía mayor; ¿a qué nos quedamos? A sufrir baches, un zancudal porque no cortan la maleza, a batallar con la basura porque el camión no pasa, a vivir el infierno del transporte público. Tal vez sea necesario que quienes están encargados de los servicios municipales salgan un poquito de Victoria para que vean cómo funcionan otras ciudades, traigan ideas y las implementen. Porque Victoria no solo se ve fea, sino también abandonada. Habrá que indagar dónde ha quedado el fondo de capitalidad y los jugosos recursos que se iban a asignar por la regularización de los automóviles americanos. Por lo pronto, si puede salir de la ciudad, aunque sea un rato, no se quede en Victoria. E-mail: garciasaenz70@gmail.com