Victoria Cd. Satélite
Ciudad Victoria, capital de Tamaulipas, tiene una población superior a los 350 mil habitantes, según el último censo del INEGI.
En el asiento de los tres poderes del Estado — Ejecutivo, Legislativo y Judicial— , además de la mayoría de Delegaciones Federales y Campus Central de la UAT, tiene su principal fortaleza.
Es, una ciudad de burocracias. Quien no trabaja en forma directa en alguna institución de los tres niveles de gobierno, algún servicio presta al sector público.
Otros sectores productivos como el agropecuario, industrial, comercial y de servicios, son marginales.
El principal motor de la economía es el aparato gubernamental, que aporta alrededor del 80 por ciento de la dinámica económica de la ciudad.
Esa ha sido la vocación de Victoria los últimos décadas.
A pesar de la modernidad, del avance de la ciencia y la tecnología, de los nuevos paradigmas de la economía y el mundo digital, seguimos anclados en el pasado y no hemos sido capaces de agregar otra vocación a la capital tamaulipeca.
La arbitraria estructura territorial de Tamaulipas que incluye el “brazo soberano” de Reynosa a Nuevo Laredo en el norte, o la carga de la interacción de toda la zona huasteca en Tampico-Madero-Altamira, hacen de esos polos zonas de desarrollo regional autónomas.
Nada o poco requieren ya en esta era de las nuevas tecnologías de la información, de gestiones, trámites o servicios análogos o presenciales de la capital tamaulipeca.
Ciudad Victoria, en los hechos, ha quedado reducida a ser la capital de los veinte municipios de la zona central del Estado.
Lo que al ser fundada y erigida como capital, fue su fortaleza — a cerca de 250 kilómetros del mar y 300 kilómetros de la frontera para evitar invasiones y tomas fáciles— hoy es su debilidad.
Si a ello agregamos la cercanía de la ciudad industrial de Monterrey, erigida ya como “gran capital” del norte del país, con todos los avances y oportunidades que conlleva, han acentuado el estancamiento de Victoria.
El principal activo de una sociedad, de una ciudad o comunidad es el recurso humano.
Y nuestro recurso humano calificado, los universitarios forjados fuera o en el terruño, así como gran parte de los jóvenes, están emigrando por falta de oportunidades laborales y condiciones de. Bienestar.
La ciudad se queda huérfana de sus hijos y solo quedamos casi los niños y los viejos.
Si no revertimos esa tendencia o rompemos el círculo vicioso de la no oportunidad, dando una nueva vocación para la ciudad, muy pronto seremos un pueblo de jubilados (jodilados, mejor dicho, por lo raquítico de las pensiones).
Durante el pasado sexenio, (de Francisco García Cabeza de Vaca) Victoria sufrió los estragos de un mal gobierno, del olvido e incluso de la reprensión y saña de reynosense, que redujo a casi la mitad el gasto público en la ciudad, al recortar compras y salarios.
Se puede decir que fue la peor época para la ciudad capital, que tocamos fondo los victorenses.
Por ello, hubo un voto de castigo al PAN y el apoyo a quien fuere de la opción política alterna. El beneficiario del mal humor social fue Américo Villarreal Anaya, el hijo del exgobernador priísta Américo Villarreal Guerra (+), postulado por Morena, PT y PVEM.
Y la sociedad tamaulipeca, en especial la victorense, tiene grandes expectativas en el nuevo gobierno, encabezado por un victorense y el recuerdo del gobierno aceptable que hizo su padre, en la era de los gobiernos neoliberales.
Sin embargo, ningún gobierno por muy buenas intenciones y presupuestos que tenga, podrá hacer lo que a la sociedad en su conjunto corresponde.
Si estar en medio de dos polios de desarrollo nos castigó por décadas, hoy puede ser la oportunidad.
Monterrey y su zona metropolitana ya no caben en “el volcán “ en que se erigieron. La falta de agua, la contaminación, la pésima movilidad urbana, falta de transporte digno, la hacen inviable en el mediano plazo.
Ponerle techo a su crecimiento salvaje es necesario y obligado.
Miles de los productos de la industria de Saltillo y Monterrey salen al mundo por los puertos de Altamira y Tampico, pasando por un costado de Victoria.
Victoria tiene agua en la presa Vicente Guerrero para el desarrollo de corto plazo. Y agua más barata traída del Río Pánuco para el mediano plazo.
Tiene gas industria a 100 kilómetros del ramal qué pasa por Villagrán o 140 kilómetros del ramal marino en el litoral del Golfo de México. También energía eólica para la demanda de esa energía.
Y obvio el recurso humano calificado formado en universidades públicas y privadas, así como numerosas escuelas técnicas.
Solo hay que tener la visión del desarrollo regional, de la interacción de las zonas económicas y sus liderazgos.
Pero fundamental, asumir el liderazgo real para ser el rector y articulador de los esfuerzos conjuntos a que obligan las circunstancias del noreste y en particular de Ciudad Victoria.
La capital de Tamaulipas, bien podemos y debemos convertirla en una Ciudad Satélite Industrial de Monterrey,, cuidando no hipotecar el recurso medioambiental.
Tiempo de liderazgos. Tiempo de gobernantes de estatura. Tiempo de que la academia asuma su verdadero rol. Tiempo de empresarios con visión. Tiempo de cambiar el rumbo de Victoria Antes de que se nos derrumbe. La palabra Victoria evoca triunfo, gloria, brillo. Seamos capaces de rescatarla y hacerla brillar. Cambiemos la historia, pongámosla en el sitio del podium que merece. Asúmanos ese reto. A ese desafío les convoco. Pronto Veremos de qué madera están hechos Américo Villarreal Anaya y su gabinete. Sería una verdadera transformación de Victoria. Una Ciudad Satélite que brille. No el asteroide opaco qué hay gravita. Buen día apreciado lector.