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Victoria: Drenaje callejero

TRIBUNA

Victoria: Drenaje callejero

Por: Víctor Terrazas

Una de las urgencias de Ciudad Victoria es un sistema alternativo de drenaje pluvial que venga a resolver las graves deficiencias en la planeación urbana, que por negligencia, complicidad o ríos de corrupción «se comió» por décadas los drenes pluviales naturales.

Salvo algunas excepciones, en las autorizaciones de asentamientos humanos, sean colonias populares o fraccionamientos, no se respetó el aspecto hidrológico, valioso en la estrategia general de urbanización.

Victoria está al pie de la Sierra Madre Oriental, tiene una pendiente importante desde el inicio de la mancha urbana que ya escala las faldas de la sierra, hasta la zona plana.

Y ante la ausencia de un sistema de drenaje pluvial profundo, en cada lluvia intensa de más de tres pulgadas el agua satura los pocos drenes pluviales abiertos y corre en forma abrupta por las calles siguiendo las pendientes y en busca de sus cauces…

Las calles por donde corre el agua con mayor fuerza, de mayores encharcamientos e inundaciones, son aquellas por las que quedaron ocultas por el pavimento y sepultadas por autorizaciones corruptas, los arroyos a través de los cuales las precipitaciones pluviales drenaban para alimentar los ríos.

El pequeño canal de desagüe que se construyó en la década de los 90 para tratar de desviar los escurrimientos de la zona poniente de la ciudad (la sierra) fue rebasado desde hace muchos años, de tal forma que la vialidad conocida como el «Eje Vial» se convierte en uno de los drenes pluviales abiertos de la ciudad.

Desgraciadamente, en la planeación urbana del presente siglo y de los actuales días, sigue la falta de respeto a la orografía e hidrografía de la zona.

Hay un dicho popular que reza «a grandes males, grandes remedios», aplica para la necesaria corrección de la situación que afecta a la ciudad en cada temporal de lluvias a miles de familias victorenses.

Y se confirma, porque pesar del grave desabasto de agua en la ciudad donde han un déficit de casi 400 litros por segundo, es decir una cuarta parte de la ciudad está sin agua, lo que obliga al racionamiento o tandeo, al tercer día de intensas lluvias, son más las quejas por inundaciones que por sed.

Hay dos acciones importantes que deben instituirse para ir mejorando la crisis de drenaje pluvial de la capital de Tamaulipas.

La primera, una meticulosa revisión del plan de desarrollo urbano de la ciudad, para que se dé un respeto irrestricto a la orografía e hidrografía de la zona, aunque para ello sea necesario ajustar leyes a fin de terminar con la negligencia, tolerancia cómplice y corrupción en las autorizaciones.

Y, por otro lado, el rescate de un proyecto añejo de construcción de canales profundos en el sector poniente de la ciudad que deriven parte importante de los escurrimientos que bajan de la sierra hacia los ríos San Marcos y La Presa.

La ausencia de esas cortinas o túneles para conducción de esos escurrimientos del agua que baja de la sierra, no solo impacta vialidades y viviendas con fuertes corrientes e inundaciones, sino que deteriora los pavimentos y drenaje sanitario de la ciudad con mucha frecuencia.

Las últimas dos semanas, que han sido de lluvias intensas para la capital tamaulipeca y zonas alegadas, muestran la realidad de la deficiente planeación urbana con la que hemos asentado nuestros hogares en colonias y fraccionamientos.

Sin duda, otro de los añejos y delicados problemas heredados por las pasadas administraciones estatales y municipales a la sociedad que formamos esta vulnerable mancha urbana.

Tiempo, sin duda, tratar de «enderezar este jorobado desarrollo victorense» que se comió los drenes naturales para ganar metros cuadrados de terreno que vender, omisiones que salen muy onerosas a los gobiernos a la hora de repavimentar, reparar drenajes sanitarios rotos o caídos, así como respaldar a particulares para rehabilitar viviendas o reponer enseres.

Situación que podría seguir como el «cuento de nunca acabar» mientras tengamos un «drenaje callejero», que también se podría llamar «drenaje pandillero», porque arrasa con casi todo lo que encuentra a su paso en etapas de tormenta.

Las corruptelas en materia de desarrollo urbano, por muy en lo obscuro que se den, con el tiempo el agua las descubre, abre las alcantarillas y destapa la podredumbre de esa cloaca.

Un tema digno de analizar a fondo con especialistas. Y ponerles nombre a los culpables.

Pero, sobre todo, de empezar a corregir en Ciudad Victoria.

Pues cuando no estamos sedientos.

Andamos con la mierda del drenaje en los zapatos.