“VIENES A VOTAR ¿VERDAD?”.
LOS PUNTOS SOBRE LAS…
POR ÁNGEL VIRGEN ALVARADO
Era un domingo de elecciones para gobernador cuando a una casilla electoral instalada en Padilla, Tamaulipas, iba CRESCENCIO ORTIZ (como dicen los escritores, “los nombres han sido cambiados para proteger inocentes”).
Hace algunas decadas las elecciones a veces eran, las federales el primer domingo de julio, las locales el primer domingo de diciembre.
Con la intención de “empatar” las elecciones federales y locales (cosa que aún no se logra), el Instituto Nacional Electoral -INE- ha ido cambiando las fechas de elección. Ahora se hacen el primer domingo de junio.
Y en junio, en Tamaulipas, hace un calor de Padre y Señor Nuestro.
CRESCENCIO, nuestro personaje de hoy, venía de Victoria, donde trabajaba de chofer, pero tenía su domicilio oficial en Padilla, donde votaba.
Abandonó el aire acondicionado del camión Transpaís y sintió el “calorón” de Padilla.
Era temprano. Apenas las 12 del mediodia.
Los vendedores de naranjas, toronjas y miel de colmena, instalados a la orilla de la carretera, pacientes, esperaban clientes.
CRESCENCIO empezó a caminar hacia donde estaba la casilla electoral y, antes de llegar, lo saludó un conocido que vestía guayabera blanca y que a leguas se notaba que andaba “ensillado”.
Por debajo de la guayabera, el bulto de una pistola se advertía en en el lado derecho de su cintura.
-“¡Quibo! Vienes a votar ¿Verdad?”-
-“Yes en inglés”- dijo riendo CRESCENCIO.
Sobándose el bulto de lo que parecía la pistola y viéndolo directamente, con voz grave, pero firme, su conocido dijo:
-“Te recomiendo que votes por fulano de tal, que es nuestro candidato. Aquí te voy a esperar, como estoy haciendo con los todos… y por favor, no te asustes, pero si traes tu celular le tomas una foto a tu boleta y si no traes, yo te presto un celular”.
CRESCENCIO que quedó de una pieza. No hallaba que decir.
El conocido que tenía enfrente parecía de pocas pulgas y, como siempre ocurre, la policía brillaba por su ausencia.
“No creo que los pinches policías y este vato esten de acuerdo pero ¿Dónde chingaos estan esos zopilotes?”- pensó CRESCENCIO.
-“Hey ¿Oíste lo que te dije?”-
-“Si, si, hombre. No hay cuidado, si traigo celular”-
-“Bueno aquí te espero… le tomas una foto a la boleta ¿Vale?”
-“Vale”- dijo CRESCENCIO y se fue sudando la gota gorda.
Por supuesto, CRESCENCIO, como muchos de los votantes que fueron intimidados (¿O hay otra palabra?) hicieron los que le pidieron.
Y ganó el candidato recomendado por “esos conocidos”.
Lo anterior me lo contó una ex diputada local con lujo de detalles.
Ese episodio tan cierto fue, que el tal CRESCENCIO ORTIZ (nombre cambiado) trabajaba de chofer con la ex diputada.
Por eso se asegura en todos los tonos: La intimidación de gente armada en las elecciones, no es cosa nueva.
El gobierno federal debiera garantizar seguridad para los votantes… que van favor o en contra del oficialismo.
Nos dicen que las elecciones son libres ¿Libres para quien? ¿Para quién?
MI PECHO NO ES…
Quien sabe porque el Presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR odia, con odio tabasqueño, al periodista CARLOS LORET DE MOLA.
Será porque LORET no quita el pie del acelerador publicando datos y detalles del enriquecimiento de los hijos de AMLO.
Ayer, el tal LORET publicó:
“Un solo contrato de suministro de medicinas con un solo gobierno estatal de Morena (Quintana Roo) les dejó más de 200 millones de pesos. En el Tren Maya, el negocio de proveer y transportar la piedra balasto que se usa en todas las vías les significa 2,000 millones de pesos. En la refinería de Dos Bocas, recibieron contratos por 30,000 millones de pesos.
Eso es lo que se ha llevado El Clan… hasta ahora. Hay documentos y hay grabaciones. Es una bola de nieve de corrupción y tráfico de influencias orquestada por los hijos de López Obrador (Andy y Bobby), en la que sus íntimos amigos (Amílcar Olán) son los que reciben los contratos y todo cuenta con el aval del Presidente de México”.
¡Que bárbaro eres LORET! Por cierto, “El Clan” son los hijos de AMLO, creo.
Por hoy, es todo.