2024: Partidos fracturados.
TRIBUNA
2024: Partidos fracturados.
Por: Javier Terrazas noviembre
En la antesala de la contienda del 2 de junio del 2024, en que los tamaulipecos elegiremos 43 alcaldes, 22 Diputados de mayoría y 14 plurinominales, 8 Diputaciones Federales, 2 Senadurías y la Presidencia de la República, los partidos viven disputas internas por las nominaciones.
Aunque a nivel nacional se definieran dos alianzas Morena-PVEM-PT y PAN-PRI-PRD, en el escenario tamaulipeco todavía no se ponen de acuerdo, de tal forma que quizás no solo el partido Movimiento Ciudadano vaya solo.
En el caso de MORENA, partido que tiene poco más de un año en el ejercicio del poder a nivel estatal, los aspirantes a cargos de elección popular surgieron por centenares.
De acuerdo a su dirigente estatal Yuriria Iturbe Vázquez más de 600 personas se inscribieron a los cursos que tienen carácter obligatorio para solicitar los registros. Fueron 400 para alcaldes, síndicos o regidores; y 200 para Diputados Locales.
A ellos agréguele los que ya están y no quieren soltar «el hueso», pues buscan reelegirse o dejar a su esposa, hermano, primo, sobrino o amigo.
La novatez de Morena en la entidad y la falta de un liderazgo sólido en esa estructura hace que en las diversas regiones los morenistas puros, los ex panistas y ex priistas que se le sumaron en las recientes contiendas, se sienten con boleto premiado.
En más de una región, de las diez más importantes de la entidad, las pugnas son entre los mismos grupos y familias, solo que pintados de marrón.
Reynosa, Matamoros, Madero, Altamira e incluso Victoria, viven esas batallas internas. Casi casi, como en los tiempos del viejo PRI.
En el Partido Verde Ecologista Mexicano, la pugna es por el control de la dirigencia. El presidente formal Manuel Muñoz Cano fue rebasado por el responsable de la Delegación Marco Batarse Ferrel.
Quizá solo el Partido del Trabajo está tranquilo, ahí las decisiones se toman en «petit» comité por la dupla de neoloneses Arcenio Ortega Lozano y Alejandro Ceniceros Martínez.
En el Frente Amplio por México, PAN-PRI-PRD, los acuerdos locales siguen en el aire.
El PAN que según la votación más reciente es el de mayor fuerza, se está desmoronando, ya que una buena parte de sus sufragios eran motivados por el miedo y el terror que se imponían desde el ejercicio del poder estatal y de poderes fácticos.
Aunque sigue controlado por el ex gobernador Francisco García y su hermano Ismael, a través de Luis René Cantú Galván e Imelda Sanmiguel Sánchez y definieron ya elegir sus candidatos por «dedazo» o designación, los grupos tradicionales de las regiones están empujando sus cartas.
El PRI tuvo la amarga experiencia de la elección de 2021 en que la alianza casi les borró el mapa político, de tal forma que saben que ir de nuevo es mucho más riesgoso que ir solos, en especial si no les permiten buen número de candidatos…
Su dirigente estatal Carlos Solís Gómez, todavía está «deshojando la margarita», pues sabe bien que el PAN-Cabecista se devaluó mucho y dará pocos votos.
Los aspirantes al Senado y a varias de las alcaldías grandes de la entidad del tricolor tienen por ahora mejor aceptación que los azules.
De esta alianza, donde menos broncas se aprecian es en el PRD que dirige el altamirense David Valenzuela Barrios, pues se convirtió en un partido familiar tan rabón que no hay cuadros ni para pelear entre ellos.
Caso contrario se da en el Partido Movimiento Ciudadano, que a pesar de que pinta poco en Tamaulipas, su dirigente estatal Juan Carlos Zertuche Romero, no ha sabido construir la unidad en las regiones, donde siguen dominado los grupillos tradicionales.
Y aunque usted lo dude, será el partido que gane los escurrimientos de los inconformes que no hayan sido nominados en Morena y sus aliados, o en el Frente Amplio por México si se da, o bien del PAN y del PRI si van por separado.
Armonizar a los grupos en cada partido o en cada alianza que se dé, será una tarea titánica, en donde los que tejan más fino y rápido, una vez que se definan las candidaturas, podrán sacar ventaja.
Aunque la palabra final la tendremos los ciudadanos en las urnas.
Lo importante sería que los controladores de los institutos políticos dieran una lección de madurez y nombrasen a sus mejores cuadros para una más sólida e interesante contienda constitucional.
De la que puedan surgir los mejores hombres y mujeres para la delicada responsabilidad de los gobiernos municipales o para legislar e los parlamentos local y federal.
Entre más pleitos internos haya en los partidos políticos o entre las alianzas, peores cartas llegarán a las candidaturas y peores gobiernos y cámaras tendremos en el 2024.
La sociedad tamaulipeca en particular tiene prisa por el progreso.
Ojalá que los partidos, sus grupos y finalmente sus candidatos estén a la altura de las exigencias de nuestro tiempo.
Y dejen de dar el prematuro y denigrante espectáculo preelectoral que pone al descubierto el voraz apetito por el poder y sus miles.