Columnas

4 de Junio: Elección de Pizarrón

El pronóstico de la elección del 4 de junio se confirmó.

La coalición Morena-PT-PVEM que respaldó a Delfina Gómez obtuvo la victoria en la gubernatura del Estado de México, la cuna del priismo que gobernó a México por casi un siglo.

Y la no coalición de Morena, que postuló a Armando Guadiana y permitió el registro del exvocero de La Mañanera de AMLO Ricardo Mejía Berdejo por el PT y de Lenin Pérez Rivera por el PVEM, perdió Coahuila.

Una elección de pizarrón que se diseñó en el salón de ya saben quién.

De manera minuciosa se fue realizando todo el trabajo previo desde la definición de las candidaturas a modo por cada uno de los partidos políticos.

Y con los trabajos específicos para que en los marcadores finales se hicieran parecer naturales.

Delfina debería ganar con una diferencia que no quedara duda sobre la superioridad de Morena y sus aliados en el estado más poblado del país, conurbado a la Ciudad de México.

Y según el sistema de resultados preliminares de esa entidad, al contabilizarse el 97.26% de las 20 mil 442 actas, del total de 6 millones 214 mil 217 votos emitidos, Delfina Gómez obtuvo 3 millones 272 mil 106 sufragios.

Superó por 516 mil 574 votos a Alejandra del Moral de la Alianza PRI-PAN-PRD, que llegó a 2 millones 755 mil 532 sufragios.

En porcentaje Delfina alcanzó el 52.6%, mientras que Alejandra el 44.3%, es decir, una diferencia de poco más de 8 puntos porcentuales.

Cierto que no fueron los 20 puntos que estimaban las encuestadoras a modo que se utilizaban en la campaña con fines de posicionamiento, pero si lo suficientemente amplio para evitar la judicialización del proceso.

La otra cara de la moneda se vivió en Coahuila, pues Morena hizo todo lo necesario para que su peor candidato posible perdiera la contienda.

Lo dejaron solo y sus tarugadas.

En los debates fue el peor. Tenían mejores candidatos los partidos aliados PT y PVEM que el propio Morena.

Al final de la campaña Mario Delgado hizo una jugada para fintar el presunto respaldo a Guadiana, al hacer que las dirigencias nacionales del PT y PVEM les retiraran el respaldo a Mejía y Pérez.

Pero el daño ya estaba hecho, solo fue para «curarse en salud».

En términos boxísticos, fue una pelea más arreglada que las del Canelo Alvarez en pesos que no le corresponden.

Al grado que en Coahuila, al PRI se le pasó la mano y obtuvo una ventaja increíble para el contexto nacional. Como en sus viejos tiempos de hegemonía tricolor.

La participación en Coahuila fue del 56.35 por ciento del padrón, es decir, alta. Y cuando el pueblo vota, por lo general gana la oposición, pero aquí repitió el PRI, respaldado por el PAN y PRD.

Su candidató Manolo Jiménez  alcanzó 741 mil 731 votos que representan el 56.93 por ciento, superando ampliamente a Armando Guadiana de Morena, que apenas obtuvo 279 mil 894, equivalentes al 21.49 por ciento.

Una ventaja superior a 2 a 1, que no se explica de otra forma en que Morena entregó Coahuila, para que no le estorbaran en el Estado de México.

Curioso que en una elección tan importante como la previa a la presidencial del 2024, en un contexto de enconos entre los líderes de los partidos políticos nacionales de oposición y el inquilino del Palacio Nacional, se aceptaran derrotas y triunfos con solo las encuestas de salida.

Ni siquiera se esperaron a ver tendencias del PREP cuando estas fueran al 50% del escrutinio.

El gobernador del Estado de México, el priista Alfredo del Mazo salió antes de las 9 de la noche a felicitar a la candidata de Morena Delfina Gómez.

Aún con todo y que fue una elección de Estado para respaldar a la morenista, no hubo cuestionamientos del PRI, del PAN o del PRD.

Alejandro Moreno del PRI y Jesús Zambrano del PRD alardearon temprano que tenían ventaja de 3 puntos con Alejandra del Moral, pero solo fue una bravuconada más para justificarse, porque en una hora más la propia Alejandra bajó la guardia y reconoció la derrota.

El dirigente nacional del PAN Marko Cortez se mantuvo ausente del escenario de las declaraciones.

Los números de los votos en las urnas del pasado 4 de junio, no corresponden a la realidad política nacional ni a la rivalidad política entre los grupos de poder político y sus nuevas alianzas.

Pero en especial, no corresponden a lo que se pulsa en el pueblo.

Cierto que el Estado de México y Coahuila están distantes. Pero no son tan distintos los habitantes de uno y de otro.

Los colores de los que se pintan los estados de definen desde un pizarrón de un salón solitario.

Así se pintó de naranja Nuevo León.

Y de verde San Luis Potosí.

Mientras que a Coahuila le tocó rojo.

A que Doña democracia, sigue tan flaca en los tiempos de la Cuarta Transformación.

Entre más veo, más me convenzo que la democracia es tan corta como la calle de Cd. Victoria, Tamaulipas que lleva su nombre, solo tiene cuatro cuadras. del 18 al 22.

Por lo tanto, nada que festejar de los comicios dominicales.

Concertacesiones cuatroteístas.

Salvo su mejor opinión.