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A veces la verdad no es lo suficientemente buena, a veces la gente merece más

Por la libre

«A veces la verdad no es lo suficientemente buena, a veces la gente merece más. A veces la gente merece que su fe sea recompensada»

Por Edelmira Cerecedo García.

Dicen que nada es una coincidencia, que en ocasiones las bendiciones viene envueltas en papel de regalo que no nos gustaría, así tal cual, le llegó a su vida tras años de vivir la política de fuera, con un protagonismo humano pero empresarial, y los dotes de estrategia y política siempre pasaban a ser una asignatura pendiente.

Recuerdo verle en los pasillos del tercer piso en Gobierno del Estado, era el acomodé después del triunfo del Gobierno panista, no hubo mucho movimiento, el estaba ya colocado en el organigrama casi por obra, no era momento de pedir, era momento de entrar al escenario por primera vez en la línea del servicio público.

El de profesión Contador público, siempre ha fue introvertido, según résumé su señora madre, era inquieto desde niño, su nombre Silvano Alberto Medina Trujillo, todos lo conocen como Alberto Trujillo el empresario de las Tortillas del Pueblo.

Pero desde hace ya tres años ocupo las oficinas de COEPRIS, una de esas tantas que al inicio ni siquiera tenían oficina propia, y dónde realmente figuraban sólo cómo quienes intervenían en dar los permisos a los diferentes negocios en cuestión de riesgos sanitarios.

Cosa que mucha gente no sabía y poco a poco fue tomandolo a conciencia y fueron sabiendo que antes de poner un negocio tenían que pasar por COEPRIS.

Alberto Medina Trujillo se dio cuenta que COEPRIS no era de muchos reflectores, que el trabajo era a conciencia por salud, tomó cursos, y tomaron conocimiento de los riesgos sanitarios que existen en cada labor y profesión, y eso lo llevo a realizar un trabajo extricto que era simplemente sin aplausos y sin fotos, sino que se requería por el bien de la población.

Así pues pasaba desapercibido COEPRIS y por ende su titular y su gente al mando, una dependencia más y un servidor más, hasta que llegó el asesinó Covid-19, y entonces COEPRIS dejaría de ser esas letras para convertirse en un campo de concentración de los guerreros combatientes del virus y detectores de su portador.

Medina Trujillo, amaneció un día convocado a una reunión en donde se tendría que llevar toda la responsabilidad sanitaria, Central de autobuses, carreteras, negocios, changarros y hasta estar listo para los reportes de las carnitas asadas en tiempo de contingencia.

Su manera de ser, abrió muchas puertas para que la reacción de dueños de comercios y visitadores reacciónaran de sana manera.

En el riesgo total lidereando a su gente Alberto Medina Trujillo siempre está en la línea con ellos, desde hablar con las personas, firmar los documentos, hasta cargar una bomba de sanitizante y ponerse un traje especial para entrar a sanitizar un lugar contaminado.

Alberto Medina Trujillo tiene cuatro hijas y una esposa que siempre le respalda, y las palabras más difíciles al platicar con el en esté tiempo es «no quiero dejar a mi familia» pero, es hombre responsable, y quizás otros tirarian la responsabilidad en alguien más, pero él no, con todos los temores que encuentra en está encomienda, desde el inicio de la contingencia Alberto Medina Trujillo no ha parado un solo momento.

El no busco reflectores y no propició la noticia, ni siquiera busca un espacio en redes para ostentar el trabajo que bien dice es urgente hacer, en sí, Trujillo cómo lo conocemos no busco ser héroe, el simplemente un día sin decir covid va, tubo que ponerse el cubre bocas, las gafas de seguridad,los guantes y salir a la calle a combatir al enemigo de nuestro tiempo, el Covid-19.