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ANAYA SE DERRUMBA… SIN REMEDIO

CUADRANTE POLÍTICO

POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO

ANAYA  SE  DERRUMBA… SIN REMEDIO

Ricardo  Anaya se cae… se cae, se cae sin remedio.

Sus escándalos  de corrupción familiar, y los  de lavado de dinero y triangulación de recursos  financieros, lo  están convirtiendo en un candidato inviable, a la luz  de una escenario, donde la lucha contra la corrupción, es el tema principal que tomarán en cuenta los ciudadanos, a la hora de decidir su voto.

Después  de que, trató de ponerse con Sansón a las patadas, lanzando al gobernador Javier Corral, contra  la Secretaría  de Hacienda,  hoy, el mismo Corral  lo increpa. El candidato azul, se observa  desprestigiado  y  a la deriva, en  su lucha por el poder.

Es muy probable que,  si Anaya  cae al tercer  lugar, de  aquí  al mes de abril, cuando den inicio formalmente las campañas,  los gobernadores de su partido,  opten seriamente  por dejarlo solo y  darle su voto  a José  Antonio Meade, o incluso a Andrés Manuel  López Obrador. Sería muy riesgoso, para  los actuales  mandatarios estatales del PAN  apoyar  a  un personaje perdedor, que probablemente los arrastraría  en su caída político-electoral, el primero  de julio próximo.

Para quienes, hasta ahora confiaron en ese sueño fallido llamado  Ricardo Anaya, habrá que analizar, cuál es su origen, y   como fue  cobrando fuerza: el proyecto anayista, no nace  desde el PAN, sino que se genera,  a partir  de que, el gobierno de Enrique  Peña Nieto, instrumenta sus reformas  estructurales. Anaya y Gustavo Madero, jugaron un papel importante en el aval del Acción Nacional a dichas enmiendas constitucionales.  A  partir de ahí, Ricardo Anaya siente que él puede  ser el proyecto  del Presidente, para la sucesión.

O  sea, el   furioso anti priismo de Anaya, no  nace  con el sexenio de Peña Nieto. Todo lo contrario, Anaya  respaldó  y  avaló  al gobierno peñista, lo hizo consciente de que, había una coyuntura propicia, para alcanzar el poder, a sabiendas  de que el Presidente lo miraba con buenos ojos, incluso lo alentaba en sus aspiraciones sucesorias.

Fue así como Anaya llega al CEN del PAN, desplazando al grupo de Calderón y de Margarita Zavala. RAC, se enfrentó a  la ex pareja presidencial, debido a que  se sentía respaldado, desde Los Pinos. Y todo parecía ir bien. Los vientos  anayistas, parecían soplar  a toda vela, pero….algo ocurrió. El gobierno de Peña Nieto, aun no jugaba su última carta. Las elecciones  del estado  de  México, y de Coahuila,  donde el PRI  se impuso, cambiaron totalmente el rumbo de la perspectiva presidencial. A partir  de ahí, desde Los Pinos, trazaron una nueva estrategia sucesoria. Anaya ya no encajaba en ella.

Fue entonces, cuando  el amorío  del prianato, con Anaya como figura estelar, cambió de rumbo. Seguiría siendo el PRIAN, pero ya no con Anaya, sino con Meade, el Secretario de Estado, con experiencia multipolar, dueño de una hoja de servicio impresionante, como Secretario de hacienda, en dos sexenios de partidos opuestos, lo cual  le daba una personalidad de inclusión impresionante. El Presidente, definió a su candidato, un tecnócrata sin militancia en el PRI. Un externo.

Anaya despertó tarde de su sueño guajiro. Lo hizo con rencor  y  resentimiento  anti priísta. Se hizo de la candidatura   del PAN y  desde ahí,  torpedeo sin misericordia  al PRI  de Peña Nieto, convirtiéndolo  en su principal  blanco, tanto en promocionales  televisivos, como en declaraciones mediáticas  y en sus discursos masivos. Anaya, se les fue a la yugular, a los del gobierno federal. Fincó las bases  de su campaña, principalmente en un tema demoledor: la corrupción. Esta bandera, sería, según sus cálculos, la que le abriría las puertas  del poder, y  le permitiría vencer  políticamente  a sus archi odiados rivales. Y  así empezó la historia, que hoy ya  va hacia la mitad de su desarrollo. Pero, el chirrión, se le ha volteado por el palito a «Ricky Ricón»

A estas alturas,  Ricardo Anaya  ya probó lo que es enfrentarse al sistema político, sobre todo cuando  tiene una cola tan larga que le pisen, como es  su vertiginoso enriquecimiento familiar;  y su vida de lujos principescos.

Se ve que Anaya, no midió bien el terreno, y  se echó encima a un enemigo que cuenta con todas  las armas  e instrumentos, para  ponerlo en evidencia, como un político  sin calidad  ética y moral. Un político panista, que, a estas alturas,  ya perdió terreno, ante José  Antonio Meade  y López  Obrador. La percepción  de los ciudadanos, es de que, de los tres, Anaya es el más corrupto y ambicioso.

Difícilmente Ricardo Anaya va a llegar al poder. Imagínese, nunca se había dado el caso de que  un candidato presidencial, fuese citado por  la PGR  a  declarar. Hoy  Anaya se está negando a comparecer  ante la Procuraduría. Mientras eso sucede,  dentro del mismo PAN, hay muchas voces que lo señalan y lo condenan.

Ni uno solo de los gobernadores  panistas,  ha levantado su voz, para defender a  su candidato  presidencial.  Esto, es muy sintomático. Lo están dejando «morir» solo.

¿Por qué será…?

Y mientras que, un extraño silencio se  cierne sobre el PAN, el gobernador  Javier Corral  ya se acaba de lanzar contra  su candidato a  la Presidencia, acusándolo de una injusta  selección de candidaturas  plurinominales.

Un  fantasma llamado  Manuel  Barreiro, se ha convertido en la principal pesadilla del “Joven Maravilla”.

Y como colofón, intenta poner en marcha un moderno  automóvil eléctrico, y no prende…

Anaya, se está derrumbando. Sin remedio.