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«Cerillitos» se van al ambulantaje; tiendas ya no los quisieron

* Por la pandemia los mandaron a sus casas, pero ahora ya no los quieren y tienen que vender en las calles para subsistir

*EL ENTREVISTADO DICE; «Quisiera volver de empacador, éramos tres grupos de adultos mayores en diferentes horarios y todos nos quedamos fuera, éramos como 8 puro adulto mayor».

María de Jesús Cortez

Luego de que por la pandemia sanitaria a causa del Coronavirus las tiendas comerciales suspendieron a los empacadores adultos mayores para que no se contagiaran y los dejaron sin ingreso económico, los de la tercera edad ahora que ya hay luz verde no pueden regresar de «cerillitos» porque las tiendas ya no los aceptaron, situación que los obliga a irse de vendedores ambulantes.

Tal fue el caso de don Martín, Espinoza Montoya, quien a sus 77 años de edad ahora tiene que caminar largas distancias todos los días para vender las galletas que su hija hace cuando antes solo estaba empaquetando mercancía adentro de una tienda.

«Íbamos de voluntarios, pero se vino la pandemia y nos mandaron a la casa por disposición sanitaria pero ahorita ya no nos quieren de regreso», indicó.

Señala el de la tercera edad que ya no les dijeron nada y solo están aceptando a personas jóvenes.

El entrevistado dice que dejaron de trabajar desde que empezó la pandemia y ahorita han ido, pero ya no hay espacio para ellos.

Don Martin lamenta la situación pues ese era un ingreso económico para él.

«La gente nos daba propina y yo, aunque soy solo pago renta, luz, agua y allí nos ganábamos a veces 200 a veces 250 y aunque recibo pensión de AMLO hay que completar «, indicó.

Ahora el anciano tiene que salir a las calles a vender galletas, pero aclara que su hija no puede hacer muchas.

«Quisiera volver de empacador, éramos tres grupos de adultos mayores en diferentes horarios y todos nos quedamos fuera, éramos como 8 puro adulto mayor», aseveró

El recorrido diario del señor es salir de la Morelos que es donde vive para ir a la colonia Echeverría, a casa de su hija para recoger las galletas y de allí se traslada al centro a vender o a las colonias, hasta que acabe.

Diariamente gana aproximadamente 400 pesos de esa venta, pero aclara que no todos los días gana igual, sino que a veces menos y la caminada es mucha.