Columnas

Ciudades caminables

Por: Javier Terrazas 

En días pasados tuve la oportunidad de acudir al Congreso Mundial de Parques en la vecina ciudad de Monterrey, Nuevo León.

El objetivo del encuentro, impulsar en todo el mundo, los parques por su importancia como pulmones para revertir el cambio climático, así como su impacto social en el bienestar de la comunidad y la creación de conciencia ecológica.

De manera colateral se abordaron temas colaterales que inciden de manera relevante en la contaminación ambiental.

Entre ellos el uso indiscriminado de los vehículos particulares como medios de transporte individual o familiar.

Ello ante la falta de planificación adecuada de movilidad urbana en donde se priorice al peatón, el uso de medios alternativos como bicicleta, el transporte público digno, accesible y con buena conectividad.

Y la tarea para las autoridades municipales, estatales y federales, es el aterrizaje de los layes para el reordenamiento y la planificación con las nuevas normas para las nuevas urbanizaciones.

La tarea es inmensa, pues de acuerdo a los diagnósticos de las principales ciudades mexicanas no son «caminables».

Es decir, sus banquetas no tienen las condiciones de uniformidad, nivelación, amplitud y libres de obstáculos que garanticen una circulación que asegura la integridad física de las personas, especialmente de niños o adultos mayores.

Tampoco existen cruceros seguros, señalizados y amigables para el peatón o el ciclista.

Pocas o ninguna ciclovía existe en nuestro sistema de ciudades medianas.

Esta cruda realidad impide que nuestras zonas urbanas tamaulipecas cuenten con espacios para garantizar la movilidad de los peatones.

Intente usted por una semana caminar de su domicilio a su centro de trabajo, de estudio o algún centro comercial.

La urgencia de calles caminables y ciudades caminables es fundamental para la reconfiguración de las ciudades y la contribución real al cambio climático.

Tenemos que invertir la pirámide de la movilidad urbana.

Actualmente se privilegia al automovilista, al uso del auto privado.

El transporte público es de pésima calidad.

El ciclista está muy relegado

Pero el peatón está en el olvido total.

No hay que olvidar que todos en algún momento somos peatones.

Calles caminables, parques urbanos dignos, transporte público digno y con conectividad, son valiosísimos no solo para la salud personal, sino para la salud de los ecosistemas y del planeta.

El cambio climático nos da el ultimátum.

Tiempo de ajustar la movilidad urbana e interacción con la naturaleza.

Y para ello, hay que ser una comunidad responsable.

Y presionar a las autoridades municipales, estatales y federales para caminar en esa dirección.

Hay que bajarlos de la suburban de vez en cuando.