Colosio
Gaceta.
Por: Raúl Terrazas Barraza
Colosio
El candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, fue asesinado en Tijuana, Baja California durante un acto proselitista, el 23 de marzo de 1994, hace 30 años. Por cónclave priísta o decisión del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, días después de los funerales del político sonorense, el Doctor Ernesto Zedillo Ponce de León fue designado como sucesor en la candidatura y tras las elecciones fue titular del Poder Ejecutivo Federal.
En la distancia de 30 años, nada ha cambiado sobre la percepción ciudadana del hecho, porque fue considerado como un magnicidio y juzgado por la sociedad como un crimen de estado, que no está resuelto en virtud de que los resultados de las investigaciones que durante todo ese tiempo se realizan, no convencen a nadie.
Quizá a manera de consolación para las mexicanas y mexicanos que lamentaron la forma en que un hombre que sentó las bases para ser el líder político que el país requería ante el desgaste del presidencialismo, que para muchos se apreciaba como el abuso del poder, es el hecho de que Luis Donaldo Colosio Riojas, su hijo, alcalde de Monterrey con licencia y candidato al Senado de la República por el Partido Movimiento Ciudadano, pinte en la política, a través de la cual pueda llegar a la Presidencia Nacional y lograr aquella que fue la meta de su padre.
Qué el país se cimbró con la forma artera en que acabaron con la vida de Colosio Murrieta, es cierto y es seguro que, las y los mexicanos que tengan de 40 años en adelante, recuerdan las dolorosas escenas del acontecimiento, sobre todo el dolor de ver a los dos hijos, Luis Donaldo y Marina, devastados por la pérdida de su padre.
En ocasión de cumplirse también en este año los mismos 30 del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en la Sierra de Chiapas y el asesinato de quien fuera secretario General del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, a inicios del otoño, de las opiniones de politólogos, historiadores y analistas políticos, la de Agustín Basave Benítez, quien fuera colaborador cercano de Colosio, cuenta mucho y afirma que 1994 fue, “el annus horribilis mexicano
Considera, en una entrevista que fue concedida a la periodista Carina García de Expansión, que marcó un antes y después, que incidió en además del sector político, en el económico y social, en los tres de forma negativa, porque se quedó como mensaje que a partir de entonces todo se valdría, comenzando con el hecho de atentar contra candidatos.
Todavía en la memoria de infinidad de mexicanos que hace 30 años tenían 18, deben resonar las frases del discurso pronunciado el seis de marzo en un mitin realizado frente al Monumento de la Revolución Mexicana, en la capital del país, por la celebración del aniversario de su partido, entre ellas, que el origen de los males del país se debía a la concentración del poder, mismo que generaba decisiones equivocadas por el monopolio de iniciativas, abusos y excesos.
Ese discurso fue entendido como el rompimiento del candidato con el presidente Salinas de Gortari, por ello fue que, la idea del asesino solitario no fue creída y prevaleció la de crimen de estado.
Para Basave Benítez, el asesinato del candidato priísta propició dificultades en el avance democrático del país, al provocar que la transición se diera a tumbos, sin planeación y de manera complicada, porque la política se desdeñó y en la actualidad pueden apreciarse los resultados de ello
También en sus apreciaciones, señala que el fin del PRI en la Presidencia igual que ocurrió con Zedillo Ponce de León, hubiera ocurrido con Colosio Murrieta, la única diferencia es que éste último hubiese sido un mejor presidente de la República, porque él no era un hombre ni de derecha ni de izquierda, le interesaba la política y servir con ella a los mexicanos.
Señala que la ausencia de Colosio, su no presidencia de la República también hizo daño a México en escenarios como el económico, porque hubiese seguido con la macroeconomía prudencia y las cosas habrían funcionado mejor, porque era un hombre inteligente y talentoso.
Por su lado, el historiador y analista político Jacques Coste, hizo ver que Colosio Murrieta dejó a una generación de políticos reformistas del PRI en espera de una oportunidad, sobre todo, porque hubo una agenda nutrida en ese campo.
Luego el también exdirigente del PRD, Basave, precisa que, a 30 años de distancia del asesinato del candidato presidencial, hay visos de restauración del partido hegemónico que había en 1994, pero, ahora en una versión no priísta.