Columnas

CORRUPCIÓN Y OPACIDAD, EL LADO DÉBIL DE ALMARAZ

CUADRANTE POLITICO

POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO

CORRUPCIÓN Y OPACIDAD, EL LADO DÉBIL DE ALMARAZ

De ser un modesto comerciante victorense, se convirtió en uno de los personajes más opulentos económicamente hablando, en el centro de Tamaulipas. ¿Sus principales habilidades? chapulinear y traicionar políticamente.  Así como valerse de contratismos y prestanombres para saquear el erario.

La 4T tamaulipeca, le sigue los pasos.

Existen versiones relacionadas con la manera como los morenistas van a frenar políticamente, al cabecista, (renegado del geñismo), Oscar Almaraz. Al parecer el aludido aún tiene cuentas pendientes en lo que se refiere a su pasada administración municipal.

El nombramiento de un nuevo Auditor Superior del estado, como lo es el licenciado Francisco Antonio Noriega Orozco, cambia las cosas en la correlación de fuerzas a favor de la Cuarta Transformación.

Lo anterior se puede traducir en una mayor y eficaz coordinación entre este órgano de fiscalización y la comisión de vigilancia del Congreso local, donde los morenistas son mayoría.

Por esta vía pueden atorar al traidor del geñismo Oscar Almaraz. Se dice que MORENA usará el mismo librito  de que se valió el PAN cabecista, cuando se enteraron de que  en su administración municipal, Almaraz recurrió a presuntos contratismos. Y constructoras con presta nombres.

El expediente de la corrupción amaracista sigue vigente. Seguramente le van a mover el tapete por ese lado.

Pero… ¿Qué nos dice la historia sobre este robusto pájaro de cuenta?

Es cuestión de remontarnos a aquella elección de 2018, cuando flojito y cooperando Oscarito, cometió varias traiciones en una sola: primero le dio la espalda al pueblo de Victoria que había confiado en él para su reelección. Pactó su derrota con el PAN cabecista entronizado en palacio de Gobierno.

Con lo anterior, Oscar le clavo el puñal de la traición a su ex jefe político Eugenio Hernández Flores que había sido detenido y encarcelado en octubre de 2017 por el mismo sexenio  que ahora sumaba al ex secretario de finanzas estatales  a su proyecto de impunidad y de saqueo.

Almaraz estaba aterrorizado, se le doblaron las piernas, cuando le advirtieron que si no se dejaba perder con Xicoténcatl González Uresti, lo metían al tambo.  Después de todo,  como alcalde pesaban sobre él diversas irregularidades y mala administración. Esto es lo que siempre se ha comentado en la capital tamaulipeca. Es una versión que flota como pesado lastre sobre la desafortunada fama pública de OAS.

Igual se dejó llevar por la ambición desmedida y optó por el camino más fácil y cómodo:  unirse a los azules texanos que le ofrecían un combo de placeres políticos: no iría a la cárcel, sería el estratega para hacer ganar a la prima Pilar, y al mismo tiempo iría por una diputación federal, pero por el PAN.

Sin embargo, en la elección del 2021,  las cosas no salieron  tal y como el grupo cabecista las había planeado junto con el “Judas” del geñismo.

La candidata a la alcaldía Pilar Gómez fue derrotada por el candidato morenista Lalo Gattas, y Almaraz fue lapidado por los electores victorenses, mismos que le dieron la espalda y fue derrotado en esta capital.

Hoy, electorado victorense que no olvida, le volverá a propinar una severa derrota a Oscar en la votación de junio próximo.

Desde su triunfo pírrico en 2021, (gracias a un cuestionable votro rural, que hoy le será adverso),  Almaraz se encerró en el mutismo político. Se dedicó a cobrar en silencio sus dietas legislativas en la cámara baja del congreso. A los ojos de las y los tamaulipecos se convirtió  en un personaje estigmatizado por la traición y la deshonestidad.

El once de julio del año pasado, Almaraz reapareció en escena, de una manera muy lamentable, pues formo parte de un grupo de choque, junto con legisladores panistas, para agredir al periodista y titular de comunicación social  del Congreso local Inez Figueroa Vitela.

Periodistas que estuvieron ahí en el momento  de este conflicto, comentan con ironía que, cuando se armó la gresca, Almaraz corrió a esconderse, en alguna de las oficinas y cubículos del interior legislativo. El astuto y escurridizo personaje, apareció posteriormente muy sonriente.

Sin embargo, no se libró de ser incluido en una de las demandas penales promovidas por las diputadas morenistas de la LXV legislatura.

El pasado 22 de enero, de este año, en el colmo del cinismo político, Almaraz aseguró que no es un traidor, sino un institucional. Y peor aun, se declaró hombre de Estado…de estado corrompido en el sentido político y moral, sí podría ser.

Aparentando falsa ingenuidad, se atrevió a poner en el mismo morral a los últimos cinco gobernadores de Tamaulipas.

Una prueba de que Almaraz sabe que en la elección de este 2024 por la alcaldía, va a hacer el más completo ridículo, es que cuando se separó de su curul en la Cámara baja del Congreso, lo hizo con una licencia de carácter temporal. Piensa regresar, porque está seguro que Gattas en términos electorales, le va a propinar una dolorosa derrota.

En otras palabras, OAS no se está metiendo al avispero morenista en Victoria por su propio gusto.  Su jefe político Cabeza de Vaca, lo está enviando.

El traidor del geñismo, ya no quiere queso, sino salir de la ratonera.