Columnas

Definiciones claves.

Por: Javier Terrazas 

En la elección local pasada, Tamaulipas dio un paso importante de alternancia político electoral. El partido emergente Morena, ganó siete de las ocho alcaldías de los municipios más poblados de la entidad.

En esos ocho municipios urbanos, radican el 83 por ciento de la población tamaulipeca, por lo tanto, son los definitorios en materia electoral.

Nuevo Laredo, Reynosa, Victoria, Río Bravo y Altamira, eran gobernados por el PAN y pasaron a Morena. Matamoros y Madero se reafirmaron como morenistas; en tanto que Tampico fue el único que retuvo el PAN.

Reynosa es el más poblado con 704 mil 767 ciudadanos, según el censo del INEGI 2020, es territorio Morena, con Carlos Peña Ortiz.

Matamoros, con 541 mil 979 ciudadanos, se reafirmó como bastión guinda con la reelección de Mario López.

Nuevo Laredo, con 425 mil 058 personas, pasó del PAN a Morena con apretado triunfo de Carmen Lilia Cantúrosas.

Victoria, que tiene una población de 349 mil 688 ciudadanos, también pasó del PAN a Morena, con Eduardo Gattás.

Altamira, con una población de 269 mil 790 ciudadanos, de la misma forma pasó de albiazul a guinda con Armando Martínez.

Ciudad Madero, que era bastión de Morena, se reafirmó territorio guinda con la reelección de Adrián Oseguera.

Río Bravo, que ahora es morenista con Héctor Villegas González, era posición panista y tiene una población de 132 mil 484 pobladores.

Solamente Tampico, que tiene una población de 297 mil 562 ciudadanos, se reafirmó como panista con la reelección de Jesús Nader.

Cierto que fueron elecciones competidas en la mayoría de todos los municipios, pero el ejercicio del poder municipal y el respaldo federal a esos Ayuntamientos son relevantes.

En tanto que el Gobierno del Estado, que es de origen panista, se encuentra en la etapa final de la gestión de Francisco García Cabeza de Vaca, pues le quedan solo tres semanas de mayo, junio, julio, agosto y septiembre.

Aunque han presionado por la vía de la Fiscalía General del Estado, la Fiscalía Anticorrupción, la Auditoría Superior del Estado y otros instrumentos, a los actuales alcaldes morenos, los resultados de tiempos idos no han sido los mismos.

Ya se perdió el miedo al grupo político en el ejercicio del poder estatal.

No se doblegaron Eduardo Gattás de Victoria, Armando López de Altamira, Adrián Oseguera de Madero, Carmen Lilia Cantúrosas de Nuevo Laredo, Mario López de Matamoros; ni Carlos Peña Ortiz «Makito», de Reynosa.

Precisamente ayer, en Matamoros, en un acto dominical, el día libre para los alcaldes, asistieron a un acto del abanderado a la gubernatura de Morena-PT-PVEM, Américo Villarreal Anaya, los alcaldes de Matamoros y Reynosa.

La novedad fue la aparición de Carlos Peña Ortiz, que se había mantenido al margen de la campaña, luego de que su madre Maki Ortiz Domínguez, que fue aspirante a la candidatura de Morena, había impugnado ante tribunales, apelando al género.

Al darse las resoluciones del Tribunal a favor de Américo Villarreal, se puso fin a esa incertidumbre, que se acrecentó por la oferta que hiciera el candidato panista César Verástegui, a Maki Ortiz, para que se sumara a su causa.

El alcalde de Reynosa y todo lo que representa, se reafirma como morenista, congruente con ir a contracorriente de Francisco García Cabeza de Vaca, quien siempre hostigó y presionó a su madre y familia, por ser adversarios políticos.

La suma de Peña Ortiz, completa el cuadro de alcaldes morenistas, que trabajarán para la causa americanista, pues tienen un compromiso político con el partido que les llevó al poder.

Las piezas del ajedrez político electoral se están acomodando mejor en el lado guinda.

La franja fronteriza se reafirma así este domingo.

Y ello obligó a recular al sur al candidato y operadores del partido azul.

Incluso se hizo presente el propio titular del poder ejecutivo estatal, Francisco García Cabeza de Vaca, en su día de asueto.

Estuvo al lado de su «gallo» César Verástegui Ostos y de la mano con el único alcalde panista de un municipio grande que le quedó, Jesús Nader.

Si esa estructura política opera bien el 5 de junio, la suerte electoral de Tamaulipas parece resuelta.

Habría nueva alternancia.

Salvo alguna sorpresa.