Columnas

Democratización transformadora

Gaceta.

Por: Raúl Terrazas Barraza.

Democratización transformadora

Mientras los partidos políticos hagan valer su condición de precursores de la democracia y su militancia defienda la legislación que favorece el esquema de partidos, aunque a las instituciones organizadoras de las elecciones les recorten el dinero, la competencia en las urnas funcionará y el pueblo estará atento a los procesos.

Sí el gobierno de la República proveniente de una corriente de izquierda tiene diferencias hacia los partidos políticos, a los cuales quiere quitar el financiamiento público en cuánto puedan meter una iniciativa de reforma a las Leyes Electorales, existe una realidad innegable, los ciudadanos están casados con el Instituto Nacional Electoral y sus resultados positivos elección tras elección.

Es a partir de ello que los colaboradores del presidente Andrés López Obrador, en especial el Senador Ricardo Monreal Ávila están obligados defender los partidos políticos, así el PAN y el PRI sean sus acérrimos enemigos y desde luego, porque la Legislación electoral construida paso a paso durante las dos últimas décadas tiene razones ciudadanas muy grandes para existir.

En alguna ocasión, el investigador y ex presidente del organismo electoral nacional, José Woldenberg Karakowsky, aseveró que la democracia en México no surgió impostada, es producto real de una nación plural, diversa y compleja que ya no cabía en un solo partido político, de un solo punto de vista y de un solo mandato, por tanto, el peso que la ciudadanía tiene en el sistema electoral, equivale a una versión moderna de la democracia que se ha construido con la participación de mayorías, minorías, grupos, personas icónicas y liderazgos novedosos, a los cuales se apuesta con el voto.

Cierto por donde quiera que se vea, es que, los partidos políticos están en deuda con los ciudadanos, porque dejaron las calles y el contacto con los electores, para convertirse en instituciones de gabinete que se conformaban con los votos que llegaran a las urnas, olvidándose de la necesidad de cultivarlos todos los días para legitimar las posiciones que alcanzasen a la hora de los comicios.

Es debido a esto que el presidente de la República quiere sacar la zona de confort a uno que otro partido, porque no se los encontró en las plazas públicas o en las calles cuándo él promocionó el suyo para tratar de llegar a la presidencia de México, cosa que al final de cuentas logró vía la descalificación de sus adversarios.

Insistir en que, la ciudadanización de los órganos electorales es uno de los grandes aciertos de la democracia en México, podría ser la salvación del sistema de partidos, aunque, estos tienen que ponerse las pilas y comenzar su autodefensa y la de los recursos que se les asignan desde el Gobierno, para que, en la competencia no hay dinero de otro tipo, porque enrarecería los escenarios y abriría la puerta a gente no grata.

El investigador de fenómenos electorales, está cierto de que, además de la evolución positiva que México ha tenido en etapas bien marcadas como la independencia, reforma y revolución, existe una más a considerar, la democratización que comenzó a fines del siglo pasado y está vigente en la actualidad, porque ha dado lugar a elecciones sin conflictos, algo que es de gran valor en todos los sentidos para el país, ya que, los problemas postelectorales ponen en vilo a las naciones, cuándo las leyes fallan o los actores las usan como bandera para lograr sus aspiraciones personales.

Según Woldenberg, si no se ve la importancia de la democratización, podría ser lo de menos, el asunto es que, además de no tomarse en cuenta el grupo político que maneja el Gobierno Federal, condena a las instituciones precursoras del proceso democratizador, señalándolas como innecesarias, se les reducen los recursos y se corre la versión de que no son necesarias porque gastan muchos recursos, esos que por Ley y en función de los votos que obtengan en las elecciones se les entregan.

A qué viene todo esto, muy sencillo, los comentarios en el sentido de que, pronto habrá nuevas Leyes para las elecciones mantiene a los partidos políticos a la expectativa y aunque la mayoría de Diputados y Senadores en el Congreso de la Unión provengan del Partido Movimiento de Regeneración Nacional, las otras fueras tienen que universo para escandalizar, si es preciso, por la imposición de iniciativas que deriven en el rompimiento de la armonía alcanzada con ese proceso democratizadores que el ex presidente del IFE, ve y que, los del gobierno eluden.

Existe y no puede negarse, una democratización transformadora que genera estabilidad política en el país y que, los ciudadanos tienen que defenderla aún a costa de su gobierno, haciéndoles ver que son producto de esa democratización y que debe de quedarse como forma de convivencia política de los grupos que pisan el escenario de las elecciones proceso tras proceso.

Acabar con los partidos políticos a estrangular las aportaciones que por Ley hace el estado mexicano, para dejar solo uno, el del presidente de la República, quizá, es incorrecto y será solo la fuerza del voto la que establezca las reglas del juego, es decir, los ciudadanos tendrán en sus manos la decisión de dejar en el gobierno al que está o cambiarlo por otro partido, sea nuevo o viejo, siempre y cuándo ofrezca mejores alternativas de progreso.

Podrá de la misma manera castigar tres o seis años después al partido que haya ganado, porque las expectativas que creó al momento de la competencia electoral no se lograron, situación que sugiere alternancia inmediata, factor al que, quizá no quiere llegar el grupo que detenta el poder de la Federación en la actualidad, por ello, quieren eliminar de las leyes todo aquello que impida su permanencia en el poder.

Además el investigador considera que la construcción de la democracia, dio origen por primera vez una presidencia de la República acotada, un Congreso como contrapeso y con diversidad política.

Así mismo, un sistema de paridos competitivos, elecciones que generaron alternancias y gran representación plural, y permitió la creación de instituciones autónomas del Estado mexicano, la emergencia de una sociedad civil más organizada, con planteamientos propios y agendas propias, que deben ser contadas y ponderadas a la hora de la realidad democrática del país, pero, desde la óptica de la ciudadanía, del electorado, de los partidos políticos, de los académicos y los investigadores, ya que, pretende ser negado desde la cúpula del Gobierno Federal y eliminarlo sin que nadie meta las manos paras evitarlo.

La democratización del país está en riesgo y es en este año en el cual los partidos políticos tienen que sacar la casta para mantenerla muy en alto.