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Dos de Noviembre aquí: Día de muertos, día de los santos difuntos, negocio y lucro a la sombra de la “muerte”

El planeta es surcado por briagos con promesas de dinero y poder riñendo con muertos que tragan y beben mientras todos deambulan y actúan como maniquíes. La llamada muerte es la libertad plena. Los únicos libres son los muertos,  una vez y año más; pero una y uno menos: más que tradición, un jugoso negocio extra. refiriendo antecedentes históricos sobre ésta región del planeta, los españoles llamados conquistadores, actuando como filibusteros, corsarios y piratas, desde su arribo al continente americano, secundados y financiados por la cúpula gobernante en la época y auxiliados por el vaticano,  se ocuparon de  sepultar y destruir gran parte de las construcciones edificadas por los habitantes al sur del rio bravo hasta la Patagonia, incluyendo sus costumbres, organización y recopilación de información, descubrimientos científicos, botánicos y astronómicos entre otros, ejecutando a sus líderes y a todo aquel que se reveló a sus imposiciones, estableciendo la religión católica con todos sus rituales, prácticas  y ceremonias con propósitos económicos, de control y poder político, entre otros, la llamada “muerte” que no es más que el momento del ciclo biológico en que como todos los seres vivos de la creación, el  humano suspende su deambular físico por el planeta también perecedero (cual ser vivo) ineludiblemente sujeto a él.

¿Porqué “MUERTE”?: cuando la ciencia sostiene que  “ nada se crea ni se destruye, solo se transforma” y la misma religión afirma que “la vida es eterna y continuada”, sin embargo la religión católica, amafiada con el imperio español, utilizando a los grupos llamadas dominicos, franciscanos, carmelitas, jesuitas y otros grupos represivos, creados y estructurados para esa encomienda,  durante la época colonial, teniendo sometidos a los pueblos en nombre de “dios”, se ocuparon de sepultar los avanzados conocimientos, adulterar y degenerar el alto grado de espiritualidad, filosofismo y naturalidad de las prácticas, ceremoniales  y parte central de las culturas de los pueblos americanos invadidos, vistos y tratados como mercancía;  en lo relativo a la muerte,  de mercantilizar ese momento de la existencia humana, promoviendo la soberbia, la vanidad, complejos, traumas, dramas, prejuicios y otras apariencias, desprendido ello de las practicas ridículas como el “morir confesado para salvarse de ir al infierno” y en el caso, inicialmente envuelto en un petate o el modesto cajón de madera de la región para ser “velado” en el hogar del “muertito” amenizado con cantos y el llanto en público de parientes y amigos, alcohol, el tradicional café y otras bebidas, cohetes, montando un escenario cubierto de abundantes y hermosas flores naturales, posteriormente el “muertito” se depositó en un ostentoso y caro ataúd, con vistoso atuendo para ser exhibido en él, pero ya en un costoso velatorio público o privado, agregando flores artificiales y luego  ser llevado a la iglesia para la celebración de la misa de cuerpo presente, presionada la familia a comprarle, en principio a la iglesia, el derecho a ocupar un espacio en su “campo santo” su “panteón” o en las paredes, el atrio y hasta en el atar mayor del propio edificio o iglesias, (que en los estados unidos mexicanos son parte del patrimonio público, o sea, tuyo y mío),  cubriendo el requisito imperdonable de ser “fiel católico” para tener derecho a una “cristiana sepultura”, después al municipio y hasta a  empresarios privados, sin omitir referir la cremación, proseguida de uno o varios “novenarios”, misas cada año posterior a la “muerte” y otros eventos “luctuosos” exageradamente onerosos.

No representando la llamada “muerte”, más que la desencarnación o separación del espíritu y el cuerpo que constituye su herramienta de trabajo, es lamentablemente en infinidad de casos, sin cumplir el ciclo biológico (nacer,(reencarnar) crecer, reproducirse y morir-transformarse) y por razones de salud pública y ambiental ser sepultado, con la complacencia de la mayoría de las cúpulas de  servidores públicos, se oficializa la fiesta en honor a los “muertos” señalando los días uno y dos del mes de noviembre del calendario gregoriano para ello, regidos por las reglas comerciales, tomadas predominantemente como la oportunidad para dar rienda suelta a la codicia, la hipocresía, los vicios,  la voracidad, la rapiña y hasta la corrupción y el abuso de servidores públicos contra la población manipulada y víctima de la ignorancia como base de la mercadotecnia, botando a segundo término y hasta olvidando el respeto a la memoria de los llamados muertitos, difuntos o angelitos tomados como bandera y pretexto para suspender actividades productivas, fomentar el ocio y los vicios con las consecuencias nada plausibles que son del dominio público.

Recordemos y honremos a todos los respetables y queridos semejantes que físicamente han partido  hacia la presencia del creador del universo, practicando y compartiendo sus enseñanzas y experiencias en el yunque que constituye la existencia física con identidad, con nuestros vecinos, compañeros de trabajo y quienes se crucen en nuestro camino y andares, todos los días  en cualquier lugar y punto geográfico  en que nos encontremos.

 

    UVALDO RAMOS DELGADO

    licuvaldor@hotmail.com

    Noviembre de 2019