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¿Dos o Cinco?

Tribuna

Por Javier Terrazas

¿Dos o Cinco?

El tiempo pasa, ya casi se llega a la primera mitad de la administración de la alternancia en el Gobierno de Tamaulipas, que preside Francisco García Cabeza de Vaca.

Este año se realiza la elección intermedia, aunque solo será de Diputados al Congreso Local (2 de junio), ya que la correspondiente a 43 Ayuntamientos se anticipó un año.

Ello con la finalidad de ir homologando los comicios estatales a los federales, para reducir los gastos en materia de organización de los procesos electorales. Los alcaldes del último periodo en Tamaulipas  tuvieron dos años de funciones.

Ahora corresponderá a los Diputados Locales que se van a elegir este año, acortar de tres a dos años (por única vez) el periodo, a fin de empatarla con la próxima elección de Diputados Federales.

De esa forma, quedaría pendiente de homologar la elección de gobernador con una contienda federal, siendo las opciones en las jornadas de los años 2024 presidencial y legislativa o 2027 legislativa.

El periodo del actual mandatario estatal vence en 2022, de tal forma que para empatarla con la elección presidencial siguiente, sería obligado un periodo de apenas dos años, para el siguiente mandatario estatal.

Así se han dado  algunas renovaciones en otras entidades del país como el vecino estado de Veracruz, que tuvo periodo de dos años.

De no ir en el paquete de las elecciones estatales que se renuevan a la par de la presidencia de la república, tocaría hacerlo en empatía con las Diputaciones Federales, haciéndolas más atractivas.

Se cumpliría con el ahorro de la organización de un proceso electoral y daría oportunidad a que la ciudadanía eligiera pensando más en los candidatos a gobernador, sin influencia de los candidatos presidenciales.

Pero tendría en contra el hecho de que si no hubiese identificación partidista entre el titular del ejecutivo federal vigente con el gobernador, pudiera darse el revanchismo político, fenómeno que debe irse reduciendo paulatinamente en ésta nueva etapa de pluralidad y alternancias.

Por lo pronto, el día de ayer, en la sesión ordinaria del Congreso Local, el ex dirigente estatal del PRI y Diputado Local de esa fracción, Rafael González Benavides, le puso “el cascabel al gato”, al presentar una iniciativa de reforma a la Constitución, planteando un periodo de 5 años para el nuevo gobernador de Tamaulipas y la homologación de elecciones en el año 2027.

Pareciera no llevar un interés partidista, porque el tricolor está en caída libre y la contienda cerrada se centra entre MORENA y PAN, pero la realidad es que si hay un cálculo matemático del matamorense.

Considerando que el ejercicio del poder político desgasta debido a que ningún presupuesto alcanza para atender todas las promesas de campaña y expectativas creadas, para el 2007, la población habría probado quizá la doble alternancia.

Y el tricolor estaría en mejores condiciones de competir en un proceso que le permita medirse al tú por tú con sus adversarios, quienes por ahora y hasta el 2024 están en ventaja competitiva.

Esa misma propuesta de cronología puede serle también útil al PAN que tiene mayoría en el Congreso Local para aprobarla, porque una elección de gobernador por dos años sería más útil a MORENA, que tendría vuelo para prolongarse a ocho años con un sexenio adicional.

Quizá sea a éste último partido a quien menos convenga un periodo de 5 años para la gubernatura, ya que si lograse ganarla, terminaría  con menos posibilidades de otro periodo ya sin la plataforma que representó López Obrador, por sus 18 años de campaña y  seis de gobierno.

La lógica indica que a éste Congreso Local de mayoría panista, le conviene aprobar la reforma a la Constitución de Tamaulipas, para la homologación electoral en los términos que lo propone el priísta González Benavides.

Habrá que estar atentos al destino de la iniciativa de ley que plantea quinquenio por única vez en lugar de sexenio.

Cinco años de gobierno es más que los cuatro que se consideran en la mayor parte de los países con posibilidades de una reelección, como el caso de Estados Unidos.

Pero es un año menos que en los tradicionales sexenios en nuestro país. Se eliminaría el famoso “año de Hidalgo”. O al menos habría menos corrupción, por aquello de 365 días menos de administración.