ColumnasTitulares

EL PRI, Y SU CASITA DE 340 MILLONES

CUADRANTE POLITICO

POR FERNANDO ACUÑA  PIÑEIRO

EL  PRI, Y SU CASITA  DE 340 MILLONES

El 4 de marzo del 2014, en el 85 aniversario del PRI, un festivo Rafael  González Benavides  declamaba con la piel enrojecida, el clásico discurso apologista dedicado a su jefe, el gobernador:

“Hemos dejado claro que, tenemos deseos de gobernar, y tenemos ganas de hacer lo que sea necesario, para transformar a  México. Con liderazgo, nuestro gobernador, el ingeniero Egidio Torre Cantú, ha llevado a cabo labores  en beneficio de nuestro estado”.

Hoy, después  de tres años, de  aquella  escena de panegíricos exacerbados,  solo  queda un edificio  del PRI  casi en ruinas, un puñado de urracas cagonas, y un silencio sepulcral que  señala con el índice  hacia  un barrio residencial de  San  Pedro  Garza García, donde el liderazgo priista  de  Egidio, es  marcadamente notorio, con una mansión de 340  millones  de pesos.

Sí, efectivamente, Egidio Torre Cantú, tenía deseos…tenía ganas, pero de hacer mucho dinero, a la sombra del poder. Hoy, acorazado en su Partenón, muchas veces más caro que la casita blanca de  La Gaviota, el personaje del mostacho y la mirada  revuelta, ya no se acuerda  de los tamaulipecos, ni siquiera   del magnicidio de su hermano Rodolfo.

De la falacia  del Tamaulipas Fuerte, Egidio se refugió en el mundo que verdaderamente le fascina: el glamour  del Súper Bowl y   el shopping de las tiendas departamentales.

Para el priísmo tamaulipeco se trata de dos realidades opuestas, lastimosamente contrastantes: por un lado un partido en banca rota, reducido a  la mendicidad económica. Y en el otro extremo, la visión de la opulencia monárquica  de un egidismo, cuyos socios  y compadrazgos, hoy  se encuentran convertidos en  opulentos y acaudalados  empresarios: apellidos ilustres como los Serna, los Manolos Rodríguez,  y los cristobalitos, que peros les pone?

¿Podrá alguien ajustarle cuentas  a  ese  priismo prófugo, confeccionado de nuevos ricos?

Por lo pronto, si usted busca  saber  acerca del PRI  tamaulipeco, no lo busque  en el boulevard victorense, porque ahí solo encontrará  un paraje lastimero, de  oficinas  desoladas  y estatuas  expuestas a la burla  de la justicia.

El PRI  que  construyó  Egidio, búsquelo, en  San Pedro  Garza  García. Más concretamente, admírelo  en una fastuosa  casona tipo  hollywoodense, una choza de 340 millones  de pesos.

Si usted lo ve bajo ese ángulo, estará de acuerdo con el discurso  aquel  del rubicundo Rafa González  Benavides: un PRI con ganas..con deseos  de transformar..de enriquecer  aún más,  la plusvalía  de San Pedro.

LA NUEVA CLOACA DE PEMEX

El petróleo, siempre  ha suscitado  los más rabiosos pleitos: los hubo en los tiempos de bonanza, tanto en el terreno administrativo, como en el sindical. Encarcelamientos como  el de Jorge Díaz Serrano, en 1982, desaforado por Miguel  de la Madrid, después de que le había disputado la candidatura presidencial; o la detención de Joaquín Hernández  Galicia, “La Quina”, en 1989, por órdenes  del Presidente Carlos  Salinas.

Aquellas guerras fueron PRI contra PRI. Sin embargo, hoy, las disputas  y balconeos,  se dan en el espinoso jardín de la tecnocracia prianista. Los gemelos  azules y tricolores, siguen generando fuego amigo, en plena agonía de PEMEX.  Les comparto la siguiente historia:

Los equipos  de José Antonio González  Anaya  y de su antecesor Emilio Lozoya, libran una sorda guerra de intereses, no exenta de escándalos, que podrían desembocar  en posibles  escarmientos penales. Aunque  en este caso, los lozoyistas  llevan la  de perder, pues  tienen en su contra  al   poderoso  Secretario de  Relaciones  Exteriores, Luis  Videgaray Caso.

En medio de este  escenario de cuellos blancos y  alfombras impecables,  se encuentra  un hombre clave,  cuyo nombre  es Carlos Alberto Treviño Medina. Se trata de  un personaje  de la  tecnocracia prianista, que ha colaborado tanto  en el PEMEX  del PAN, como en el del PRI, pero que su corazón   es  azul intenso.

 La guerra entre Treviño Medina y Lozoya es encarnizada.

El tema adquirió ayer, sorprendente  actualidad, en  la columna  de  Carlos  Loret  de Mola, cuyo título es: “Un nombre. Solo un nombre”.

El columnista dice que el consorcio brasileño Obredecht ya aceptó públicamente, haberle entregado un soborno  por varios  millones  de dólares  a un funcionario  de PEMEX. No  se  sabe el nombre del corrupto. Pero, los ojos, dice Loret, están puestos en el equipo de  Emilio  Lozoya, pues fue en ese tiempo en que se dio la fraudulenta relación con Obredecht.

La guerra de lodo, podría  recrudecerse.

ACTIVAN BRIGADAS  EN EL AYUNTAMIENTO, ANTE EVENTUAL FRIO

Protección  Civil  del ayuntamiento  de  Victoria, se declaró  en estado de alerta, con albergues  preparados, ante posibles descensos de la temperatura. La dependencia  del  cabildo que preside Oscar  Almaraz, puso a  disposición de los ciudadanos,  el número de emergencia, 911, o bien el teléfono 3-12-03-40.