EL PROYECTO DE AMERICO
CUADRANTE POLÍTICO
POR FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO
EL PROYECTO DE AMÉRICO
Ayer, el senador electo por MORENA, Américo Villarreal Anaya, estuvo de cumpleaños. Nos enteramos que la pasó con su familia y festejó de manera discreta esta fecha tan especial.
Creemos que, este acontecimiento en su vida, es momento propicio para hablar de un profesional de la medicina humana, que acaba de entrar no por una puerta grande, sino por un portón enorme a la política tamaulipeca. Su escaño de mayoría, en la cámara alta del Congreso, fue, en las pasadas elecciones, el cargo de elección popular más codiciado, en la entidad. Así de sencillo.
Entre otras prendas, una cosa debemos de reconocerle a Villarreal Anaya: no se le ha subido el humo de la fama y del poder a la cabeza. En la actualidad, cualquiera se puede acercar a él y saludarlo. No trae una parvada de vehículos cuidándolo y prescinde de los costosos y grotescos aparatos de seguridad.
En suma, el cardiólogo sigue siendo una persona sencilla, como lo fue su padre, el ex gobernador Américo Villarreal Guerra. Obviamente, son tiempos y condiciones diferentes los que se viven en el país y en el estado. Pero en escénica, el senador MORENO sigue fiel a los valores familiares que le inculcaron desde la cuna.
Esto último, convierte a AVA, en la figura de nuevo cuño, que mayormente se identifica con el pensamiento político obradorista en el estado. Más allá del capital político, que ahora tiene el médico tamaulipeco, creo que su virtud principal, es el tema ético y moral.
Américo no tiene cola que le pisen. No hay quien lo cuestione. Y lo más importante, no hay expedientes ni fichas de investigación que lo señalen.
No sé si esto será tomado en cuenta, en su momento. Pero desde ahora les digo que, en un escenario nacional y estatal de corrupción y malos manejos, donde el más chimuelo masca rieles, la carrera política de Américo, va muy bien.
Esperemos que, ya como senador, reciba todo el respaldo, del virtual Presidente de la República. Y es que si López Obrador, y MORENA se fijaron en él, para el cargo más representativo en el estado, es porque tienen fé, en que juntos con el pueblo de tamaulipas, harán historia, en el 2022.
Por ahí va el tema.
¿LE CAMBIARÁN DE NOMBRE AL PRI?
Los antepasados del PRI fallecieron a corta edad: el PNR callista, fundado en 1929, duró apenas 9 años y meses, pues en 1938 tuvo que ceder su nombre al del partido fundado por Lázaro Cárdenas del Río. El General michoacano, creó el Partido de la Revolución Mexicana, cuya vigencia duró apenas ocho años, un poquito más de un sexenio, antes de ser desmantelado junto con su filosofía socialista.
En enero de 1946, se estrena el PRI, justo en el inicio del sexenio alemanista que marcaba el final de los militares, como detentadores del poder político, y daba inicio a la era de los gobiernos civiles. Si partimos de esta fecha, nos damos cuenta que, el PRI tal y como lo conocemos, tiene una edad actual de 72 años.
Contrario a su antepasado inmediato, el PRM de orientación popular y de ideología izquierdista, el PRI alemanista surge bajo la óptica del retorno a las alianzas con las clases ricas, y el retorno de las élites económicas, bajo la consigna del dejar hacer y dejar pasar, en materia de enriquecimiento y de corrupción.
El alemanismo es recordado, como el sexenio donde proliferaron los contratismos, y el uso y abuso del poder, como fuente de enriquecimiento ilícito. Estos son los genes más inmediatos del priísmo, que hoy parece dar muestras claras de agotamiento.
Tras la alarmante y dolorosa derrota del PRI en esta elección del 2018, su nueva dirigente nacional, Claudia Ruiz Massieu Salinas ha planteado la necesidad de un cambio de fondo en éste partido. Una reconstrucción que no descarta la posibilidad de cambiarle el nombre, con lo cual, estaríamos hablando de una cuarta etapa histórico-política, después de sus tres transformaciones anteriores.
No es casualidad que durante el último tramo del gobierno encabezado por Carlos salinas de Gortari, el político que ha llegado al poder más joven, (a los cuarenta años), una de las ideas que estuvo siempre en la agenda sexenal, fue la de cambiarle el nombre al Partido Revolucionario Institucional, por el de Partido de Solidaridad Nacional, (PSN).
En aquel tiempo, el proyecto de rebautizar al PRI, por parte de Salinas fracasó, debido a que el epílogo sexenal estuvo marcado por magnicidios y por el estallamiento de la insurgencia guerrillera en Chiapas.
Pero, en la actualidad, existen condiciones propicias para que esto suceda, con un Presidente Peña Nieto que terminará desprestigiado, y una clase política priista que necesita de un clima de oxigenación, principalmente de una nueva imagen, que se aleje de la corrupción y el deterioro moral en que se encuentra inmerso el PRI.
Todo ello, podría propiciar el nacimiento de una nueva organización política, cuyo objetivo prioritario, sería el de recuperar la confianza y la credibilidad de los ciudadanos. En este marco se inscribiría el partido que nacería en el 2019, justo noventa años después de que nació el abuelo del tricolor, (PNR), en 1929.
La duda es, si con el cambio de nombre será suficiente, pues los personajes políticos serían los mismos.