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Enfoque sociopolítico | Fenómenos antisociales: ¿Conductas normales o patológicas?

* La línea que separa la conducta normal de la norma, no es tan clara como parece y depende muy altamente del contexto socio-cultural del sujeto.

Por Agustín Peña Cruz |

El análisis funcional mediante el protocolo básico es la herramienta de toda terapia psicológica. Por medio de éste, se busca entender el porqué del mantenimiento, aumento o reducción de la conducta y responder a la pregunta de ¿qué es lo que hace que una persona se comporte de determinada manera?

La herramienta clínica básica de toda terapia psicológica tiene por objeto de análisis el comportamiento de las personas, aunque por definición se puede aplicar a cualquier tipo de comportamiento “animal”.

En el entendido que el comportamiento es la interacción entre un organismo y su entorno. Puede ser tanto manifiesto u observable (puede ser observado por otros organismos) como encubierto (el único observador es el organismo que emite el comportamiento).

Ejemplos de comportamiento humano manifiesto son: reír, llorar, bailar, conducir o gritar, y ejemplos de comportamiento encubierto son: pensar, sentir, recordar o preocuparse.

El análisis de la conducta, nos motiva a revisar la norma descriptiva y estadística con lo que se observa a menudo y se expresa con más frecuencias. La definición del punto del corte entre lo normal y lo anormal es también arbitraria, no sabiéndose a ciencia cierta quién necesita ayuda, como afirma Amaro, (2008).

Por lo que, en el entendido que una persona es normal cuando es capaz de cumplir una norma; las normas no son rígidas, son relativas. Así, la normalidad es inevitable subjetiva. No obstante, el comportamiento anormal es el que se desvía de la norma en cierta cultura y en un momento histórico dado.

Con este artículo, buscaremos entender y el saber diferenciar entre conductas normales, de las que son socialmente reprochables; que es básico para la seguridad pública y para los entes socialmente en comunidad.

Razón por la cual es importante que se manejen protocolos básicos y objetivos, que sean útiles para esa finalidad.

Para los estudiosos del comportamiento de las masas en la sociedad dentro de una comunidad tiene por objeto el análisis principal de poder comprender en el área de la psicología de la conducta normal y desviada, donde los conceptos psicológicos de la conducta van acompañados de estrategia de intervención con una perspectiva cognitiva, que hace hincapié en las difusiones principales de los procesos psicológicos básicos.

Ahora bien, todo lo dicho hasta ahora, será contextuado en los dos manuales más influyentes de clasificación de los desórdenes mentales, el DSM-IV-TR y el CIE-10, teniendo en cuenta que los actuales intentos de clasificación de los trastornos psicológicos se remontan a Kraepelin (1899).

Según Skinner (1971) dentro de las modernas técnicas terapéuticas conocidas con el nombre de “Behaviour Therapy”, el modelo operante es ampliamente utilizado.

En la actualidad, cuando se usan procedimientos que tienen su fundamento directo en los hallazgos de Skinner – y más especialmente en su técnica de modelado de la conducta a través de aproximaciones sucesivas- se habla incluso ya de “Reinforcement Therapy”.

Así mismo precisa, Skinner que de acuerdo con el punto de vista de la “Behaviour Therapy”, las conductas anormales o poco adaptativas han sido aprendidas por el individuo a través de su interacción con el medio. En líneas generales, los síntomas son la enfermedad. El tratamiento consistirá, por tanto, en eliminar los síntomas del paciente, logrando que éste (desaprenda) alguna conducta poco adecuada o aprenda una conducta nueva que sea apropiada al caso.

Queda claro que cuando se estudia la conducta en su nivel psicológico, como conducta molar, una de sus características fundamentales es la de poseer sentido o significado.

En el entendido que, se ha ligado el valor de la palabra a su capacidad significativa; es decir, a su capacidad de poder representar, simbólicamente, cosas concretas, y de poder además transmitir con ella una idea, intención o pensamiento del que habla. De igual manera siempre se ha relacionado y valorado, muy especialmente, una gran cantidad de gestos y actitudes como significativos; es decir, que representan también una intención o una idea.

Para Freud, este cuadro de la conducta se ha ampliado y complicado enormemente; puesto que, se ha demostrado que no sólo tienen significado o sentido las palabras, gestos y actitudes que intencionalmente utilizamos, sino que también tienen sentido las manifestaciones que escapan a nuestro control voluntario o consciente: gestos, actitudes, actos sintomáticos, sueños, etcétera.

El aporte de Freud fue mucho más amplio, porque abarcó dentro del sentido los síntomas neuróticos e inclusive el delirio. En la actualidad, podemos afirmar que toda conducta del ser humano es siempre significativa, tiene un sentido, se trate de conductas normales o anormales, intencionales o no, conscientes o no.

Ahora bien, podemos señalar que la anormalidad psíquica, es cuando la perdida de la libertad de accionar en el mundo; estado des-adaptativo al medio que le rodea; “adquisión” de un estado de ordenamiento inferior al que se considera deseable, pues se considera limitante.

Es entonces, cuando nos preguntamos ¿qué entendemos por conducta y que es una conducta anormal?. Normalmente; se entiende -a decir- que aquellos que hacen cosas que están fuera de la norma social y cultura no tienen una conducta normal e incluso se les puede tachar de locos, dementes o en los casos más “malignos” de extravagantes o excéntricos.

No obstante, si una conducta normal es aquella que esta sostenida a las reglas de la sociedad, estas reglas son altamente cambiantes no sólo temporalmente sino geográficamente. La línea que separa la conducta normal de la norma, no es tan clara como parece y depende muy altamente del contexto socio-cultural del sujeto.

Por otro lado, existe una especie de creencia popular por la que una conducta anormal es una conducta “rara” y que es un problema de tipo médico o psiquiátrico. Podemos comprender que una conducta desadaptada no solo tiene efectos sobre el enforno social que desaprueba, sino que tiene un efecto “desasosegante” para el individuo que la vive.

Uno de los factores que influyen en la alteración de la conducta, podríamos señalar que es el comportamiento antisocial en la infancia, que incluye gran variedad de actos, por ejemplo: peleas, destrucción de la propiedad, mentiras, hurtos y fugas; que son normales en distintas etapas del desarrollo, tendiendo a disminuir con el tiempo y siempre que no interfieren en la vida cotidiana o tenga consecuencias adversas en la vida adulta.

Una de las características principales; es el patrón de comportamiento constante y donde se violan los derechos anejos y las normas adecuadas a la edad.   Por ejemplo; los actos aislados como: agresión física, destrucción de la propiedad, robo e incendio, son suficientemente graves por sí mismos como para ocuparse de ellos, aunque puede aparecer de forma aislada, algunos aparecen probablemente formados en parte de un síndrome.

Abordado un poco más en este sentido como dice Foucault (1965) “me parece que la psicología de las aptitudes y la psicología de las necesidades se encuentran muy cómodas dentro de estas nuevas prácticas económicas y creo que toda psicología, a partir del momento en que no es psicología del consciente, es decir cuando no es psicoanálisis, es forzosamente una psicología de tipo económico”.

Dicho lo anterior, podemos considerar que la definición de normal y anormal es una connotación que tiene que ver con la cultura, extracto social, entorno en el que se desarrolla una sociedad. La anormalidad parte en la gran mayoría del calificativo moral de la sociedad, pero sin duda que debe ser regulado como una regla y base esencial para la convivencia humana.

Dicho a lo anterior, se procede a desarrollar un protocolo básico de identificación de la conducta normal y anormal.

Al conocer los conceptos de la personalidad principalmente la diferencia que existe entre la conducta y la misma, sobre los actos normales y anormales que definen el comportamiento del ser humano en la sociedad podemos entender y comprender que la existencia de la regulación de la conducta va en razón al psicoanálisis y parte de la filosofía en la que los grupos en diferentes entornos aprenden a vivir.

Parafraseando a Foucault que nos dice que hablar del psicoanálisis, es hablar sobre un ser único, y no podemos hablar sobre un psicoanálisis social, ya que entonces no estaremos estudiando a los individuos sino a la sociedad y esto cae en el área de la antropología y de cierta manera también de la sociología.

Si bien es cierto, que diferenciar la conducta entre normal y anormal, va más allá del comportamiento del hombre en sociedad, la misma que establece reglas y protocolos de conducta. Hay otros factores que también influyen en el comportamiento del ser humano como son: los agentes biológicos que intervienen (factores endógenos), las experiencias vividas o un posible estrés postraumático (factores exógenos), y sin duda que los protocolos a través del manual de diagnóstico de la conducta facilitan al psicólogo poder entender y comprender cuando se detono un hecho emocional, ya que al identificarlo se puede saber cómo actuar en determinado momento.

Cabe señalar que un trastorno no es lo mismo que un trauma, ya que un trastorno impide un avance en determinado momento mientras que un trauma paraliza todo comportamiento, y es precisamente con un trauma que presente una persona, su conducta puede cambiar por completo en su personalidad y en su forma de interrelacionarse con otros.

Con este artículo se busca clarificar un poco sobre el significado de la psicología, su importancia, así como comprender las reacciones de los seres humanos y sobre todo en el campo de la seguridad pública. Si un individuo, se siente amenazado y conecta su amenaza con un suceso pasado puede tener un detonante dispersor en su conducta en un lapso instantáneo, que a su vez quedaría disperso y lo pudiera integrar como parte de lo “normal”, he ahí la importancia de conocer cuando esta línea delgada se rompe para volver a modular la conducta.

Nos vemos en la próxima entrega mi correo electrónico es: agustin@noticiaspc.com.mx

* El Autor es Master en Ciencias Administrativas con especialidad en relaciones industriales, Licenciando en Administración de Empresas, Licenciado en Seguridad Pública, Terapeuta en Terapia Regresiva Reconstructiva, Periodista investigador independiente y catedrático sabatino.

Referencias

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