Columnas

Escuelas en la pandemia

Gaceta

Raúl Terrazas Barraza

Escuelas en la pandemia

Es lunes, inicio de semana laboral y un día como hoy, pero, dentro del un mes, las clases en escuelas públicas de educación básica podrían cambiar de virtuales a presenciales. Al parecer ya no habrá de otra, con los maestros y el personal administrativo vacunado contra el COVID-19, los niños con un riesgo bajo de enfermarse de este padecimiento y las medidas sanitarias, higiénicas y preventivas, las clases pueden reiniciarse en los edificios.

Frente a la pandemia que tiene paralizadas las actividades en numerosos países, el gobierno de la República considera que ya es tiempo de que los segundos hogares de los mexicanos funcionen de nuevo para la enseñanza, de acuerdo con lo dicho por el titular del Poder Ejecutivo en su recorrido por el vecino estado de Veracruz.

Si esta determinación se tomara como una orden del Presidente, quien afirma que las escuelas ya están en condiciones de recibir a los alumnos porque se les dio el mantenimiento adecuado, quizá sea el momento para que el Sindicato de Trabajadore4s de la Educación que maneja el profesor Alfonso Cepeda Salas tiene que echar andar sus buenos oficios con los funcionarios de la SEP para que no le mientan al presidente sobre las condiciones reales de las escuelas de educación básica del país.

Los padres de familia creen que les tocará aportar dinero que en la familia no tienen debido a las condiciones raquíticas de la economía en el país y en caso de que la orden presidencial esté por encima de las condiciones de la pandemia a fines del ya cercano mes de agosto y que ya no valgan las razones que pueda exponer la secretaría de Salud, estar de nuevo en las aulas será obligado, unos dicen que a chaleco.

Cepeda Salas había comentado a principios de junio, por la eventual apertura de las escuelas en el ciclo que concluyó hace unas semanas, que el compromiso de los trabajadores de la educación de responder al llamado de la escuela y estar en las aulas, honra la profesión del docente.

En ese momento comentó sobre el plan escalonado y gradual, sin embargo, las cosas ahora son de la asistencia total, de manera que, ya no habrá de otra, tienen que impulsarse las medidas preventivas y de forma intensiva educar y comprometer a los alumnos de que la nueva normalidad llegó y que, el cuidado de la salud es ahora más importante que antes, ya que el coronavirus no respeta edad y puede se más agresivo conforme pasa el tiempo, situación que se corrobora con la existencia de variantes, como la Delta que por ahora preocupa mucho a las autoridades de salud en el mundo.

A juzgar por los modos del presidente López Obrador, la apertura de las escuelas es un hecho en agosto venidero, sin embargo, el SNTE y todas las organizaciones de profesores que hay deben de unificar criterios para que la Secretaría de Educación Pública modifique la infraestructura y destine los recursos necesarios para la compra de los insumos, de todos os insumos requeridos a fin de evitar contagios, puesto que, se tratará de sitios de concentración humana y un descuido puede se lamentable, porque se perderán muchas vidas más.

Para las clases presenciales, quizá las instituciones de educación superior son las que se encuentran bien preparadas para cumplir con las medidas sanitarias, ya que pueden destinar recursos financieros para ello y los hicieron ya con los trabajadores administrativos durante el año de clases virtuales que llevan ya.

Instituciones como la Universidad la Salle Victoria y la Universidad Autónoma de Tamaulipas, tienen protocolos estrictos para que los espacios físicos se encuentren en las mejores condiciones y adquirieron los aditamentos necesarios para que se sigan las medidas preventivas en todo momento y vale la pena decirlo, porque fueron las que mejor desempeño tuvieron en la ciudad y en la entidad con las clases virtuales que se llevaron a cabo en los tres semestres de la pandemia de COVID-19

Solo por mencionarlo, para que las escuelas públicas estén a la altura de las necesidades de contención de la pandemia, deben no de rehabilitarse tanto el sistema de abastecimiento de agua para uso y consumo humano no los baños, sino hacerse nuevos, porque en todas las escuelas están para llorar.

También tienen que crear prototipos de entrada a los edificios para que las cosas no sean igual que como antes y desde luego separar los grupos, porque no deberán ser mayores de 20 alumnos en un salón de las medidas regulares que tienen y hacer dos salones de uno implica que faltará personal y eso, impacta en forma directa al presupuesto.

También debe de capacitarse para la pandemia a los conserjes, personal de apoyo, ayudantes y vigilantes de las Escuelas Públicas, porque la responsabilidad para ellos aumenta ya que, deberán de monitorear en forma permanente tanto el estado físico de los alumnos y del personal, como observar que las medidas sanitarias se hagan al cien por cien, de acuerdo con los protocolos establecidos.

Existen figuras en la plantilla de las escuelas que no existen, como enfermera y medico escolar, que quizá para el ciclo escolar que vienen deben de formar parte del grupo multidisciplinario que atiende a los alumnos, además, las bitácoras de todas las acciones tienen que documentar cada proceso, porque frente a un brote, la única defensa que tienen los directivos de las escuela es que se cumplió cada paso de protocolo y no de palabra, sino con papeles, ya que, los padres de familia no se tocarán en corazón para señalar con índice de fuego a quienes pongan en riesgo a la población escolar.

Falta además en la generalidad de las escuelas el mantenimiento correcto y con el presupuesto necesario para ello, ya que, el gobierno de la República está en la creencia de que con mandar el dinero para pagar la nómina del personal educativo ya la hicieron, pero, llego el momento en que se fijen partidas especiales para mantener funcionales todas las áreas de las Escuelas.

Iniciar por colocar los vidrios que faltan en las ventanas, rehabilitar los pisos y las paredes, cambiar los mesabancos, porque los hay de decenas y decenas de años y desde luego invertir en saneamiento básico, para evitar hasta fauna nociva y sitios de grave riesgo para la salud, como aulas o bodegas provisionales abandonadas.

Para todo este tipo de cosas es requerido además de dinero, tiempo, así que, las clases presenciales implican otro tipo de riesgos que van más allá del aquello que se refiere a los controles sanitarios.