Columnas

Estrategias fallidas

Gaceta.

Por: Raúl Terrazas Barraza.

Estrategias fallidas

Hace casi siete años, el Gobierno de la República lanzó la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, que fue considerada como una pieza indispensable en la coordinación de esfuerzos que buscaba transformar el panorama epidemiológico, para construir el país sano y productivo que los mexicanos querían.

El gran objetivo fue mejorar los niveles de bienestar de la población y contribuir a la sustentabilidad del desarrollo nacional al desacelerar el incremento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en los mexicanos, a fin de revertir la epidemia de las enfermedades no transmisibles, en especial la diabetes mellitus tipo 2, a través de intervenciones de salud pública, un modelo integral de atención médica y políticas públicas intersectoriales.

Tuvo cuatro objetivos específicos, promover la consolidación de una cultura que facilite la adopción de estilos de vida que mantengan la salud de las personas y detectar oportuna y masivamente el universo de casos de sobrepeso, obesidad y diabetes para garantizar su adecuado control y manejo.

Los dos restantes se referías a generar una plataforma que permita contar con recursos humanos capacitados e insumos suficientes para hacer efectivo el acceso a los servicios de salud e incrementar el número de pacientes en control metabólico con diabetes mellitus tipo 2.

Le acompañaron una visión para cinco años después, es decir, el 2018, reducción relativa del riesgo de mortalidad prematura por diabetes, lograr un diagnóstico genético, reducción relativa de la prevalencia de inactividad física, detención en el aumento del sobrepeso, la obesidad y la diabetes y, desde luego aumentar el control de pacientes diabéticos.

Ahora en este 2020, el Gobierno de la República lanza otra serie de acciones casi con la misma intención, la cual denominaron Estrategia Nacional de Alimentación Saludable, Justa, Sustentable y Económica, bajo la idea de que, como consumidores existe el poder de tener salud, un medio ambiente sano y una economía justa. Se considera la alimentación como base para tener salud.

Dicen que la buena alimentación se impulsa desde abajo, por ello fomentarán el trabajo desde comités comunitarios de salud, agua y alimentación.

Se trabajará en la construcción de ambientes, personas y comunidades sanas, con un equilibrio entre el ser humano, alimentación y territorio, pero, sobre todo, tomar conciencia de aquello que se come y se bebe.

Consideran que los mexicanos deben de regresar a sus buenas costumbres, para ello es preciso recuperar la cultura alimentaria, que en la familia y las escuelas se forjen los estilos de vida saludables y los buenos hábitos alimenticios.

Enfocarán el comportamiento de los pobladores en la hidratación suficiente y correcta, seguir la recomendación del plato del buen comer, tomar en cuenta la relación alimentación-territorio y voltear a ver la dieta de la milpa, que es un cultivo diversificado que conlleva a la alimentación balanceada.

En la presentación de la Estrategia Nacional de Alimentación Saludable, Justa, Sustentable y Económica, se habló de fomentar la recuperación de la cultura alimentaria mexicana, con el objetivo contribuir a mejorar el bienestar mediante la promoción de una alimentación saludable, justa y sustentable como un derecho humano.

Se logrará con el impulso de hábitos y alimentación saludable, salud física, emocional y mental, toma de conciencia, determinación de los requerimientos según la edad y actividad, equidad de género en la preparación de los alimentos y el cuidado del medio ambiente.

Los ejes centrales de todas estas acciones son la salud, el agua y desde luego la alimentación, pero además, se llama a reducir el consumo de alimentos industrializados, a conocer el nuevo etiquetado frontal, a que haya una alimentación desde una perspectiva cultural apropiada, que la alimentación sea para la salud y que la lactancia materia y la alimentación complementaria cumplan su función en los grupos específicos.

Cada sexenio presidencial ha tenido su estrategia para el control de la obesidad y la enfermedades crónico degenerativas que derivan de ella y en el recuento de los logros, quizá todo se quede en buenas intenciones porque son fallidas y la mejor prueba de ello es que la epidemia de obesidad crece año con año.

En la estrategia que se echó a andar en el 2013, había tres pilares esenciales, la salud pública  que implicaba la vigilancia epidemiológica, la promoción de la salud y la prevención; la atención médica que buscaba acceso efectivo a los servicios de salud y calidad en los mismos, medicamentos suficientes e investigación científica; y la regulación sanitaria y política fiscal, que se traducía en el etiquetado de los alimentos, la publicidad y la aplicación de impuestos que desfavorecieran el consumo de productos chatarra.

Los resultados fueron positivos en este último rubro, porque se quistó la publicidad de alimentos dañinos de los horarios infantiles de radio y televisión y el aumento de impuestos a los refrescos permitió la reducción en la compra de casi un 10 por ciento y cuyo impacto en la salud pública se midió a partir de que cerca de medio millón de personas no desarrollaron diabetes en los dos años que se hizo la medición de esta variable.

Sobre el etiquetado nuevo en el cual se inscriben leyendas de advertencia al consumidor sobre el contenido calórico de grasas y los aditivos, uno de los responsables de la presentación de la Estrategia en Palacio Nacional, Jesús Ramírez Cuevas, anunció lo que ya se sabía, que el etiquetado nuevo que ya apareció publicado en el Diario Oficial de la Federación, entrará en vigor en octubre próximo.

Explicó que los ejes centrales de la estrategia 2020, concibe la alimentación saludable como una corresponsabilidad entre el gobierno, productores y consumidores, misma que, en el terreno de las realidades tendrá que cultivarse con otro tipo de herramientas, porque en las últimas tres décadas entre las tres instancias se ha visto que cada cual anda por su lado.

En su oportunidad el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, quien habló en el evento al que asistieron las Secretarias de Bienestar, María Luisa Albores González y la de Trabajo, Luisa María Alcalde Luján, además de aplaudir la estrategia, porque aportaría beneficios a la salud de la población, comentó que los mexicanos comen aquello que está a la mano y por desgracia se accede con más facilidad a los productos industrializados que no son saludables, entre ellos los refrescos, que son la fuente principal de azúcares que se incorporan al organismo en este país.