Columnas

Fortalecer a la familia

Hay un enunciado algo trillado por tanto uso discursivo, pero que no pierde valor.

«La familia es la base de la sociedad».

Y es que a familias sólidas, el resultado es una sociedad fuerte.

Cuando la familia se quebranta, se disuelve, se rompe, se desmorona y se pierde, el impacto en la sociedad es demoledor.

Se trata de la principal institución para forjar ciudadanos de bien en cualquier comunidad.

Y una familia, está integrada por dos padres, uno o varios hijos.

A los que hay que agregar a los abuelos, tíos y primos.

Cuando la unidad, armonía y cordialidad prevalecen en la etapa de formación de los hijos, los efectos positivos en la sociedad son valiosos.

Pero cuando la familia se rompe de manera prematura, se diluyen  esos efectos favorables y aumenta la vulnerabilidad de sus integrantes más débiles.

Desgraciadamente en México en general y en Tamaulipas en particular, la situación de la familia está en franca devaluación.

Cada día los divorcios en parejas jóvenes y de mediana edad son más frecuentes.

Situación que se da en todos los estratos sociales

De la misma forma hay más madres solteras a edades tempranas.

El impacto de las nuevas tecnologías de la información que se traduce en cada vez más redes sociales que amplían la interacción virtual y  presencial sin vigilancia entre los adolescentes, es un elemento nuevo en la aceleración de su sexualidad irresponsable.

En el caso específico de los matrimonios, de acuerdo al INEGI, en los últimos 12 años se han disparado .

Por ejemplo a nivel nacional en el 2011 por cada 100 matrimonios se daban 16 divorcios.

Pero para el 2021 se incrementó a 33 divorcios por cada cien matrimonio, es decir uno de cada tres se disuelven.

Y la situación en el caso de Tamaulipas es mucho más grave, pues aparece como el segundo estado en el país, después de Campeche, con más separaciones de parejas casadas.

La última cifra que corresponde al 2021, alcanzó en la entidad 57 de cada cien matrimonios se rompen.

Y no quiere decir ello que al romperse el matrimonio se pierden todas las familias, pero si se genera un «caldo de cultivo» más propicio para que haya efectos negativos en la realización de los hijos.

Algunos pueden irse por caminos equivocados. Esto aplica para todos las clases sociales de la población.

Julio, el presente mes, es importante para pensar, reflexionar, mejorar y potenciar las relaciones sólidas en la familia.

Hacerlo entre padres e hijos, aprovechando el periodo vacacional en las escuelas que a veces coincide con las vacaciones laborales.

igualmente entre el padre y la madre para ser un buen ejemplo para las hijas e hijos.

También entre hermanos, primos, tíos, abuelos, para reafirmar el sentido de pertenencia a un grupo que se preocupa y ocupa de cada integrante.

Del trabajo que usted haga en el fortalecimiento de la familia, mucho contribuirá a una mejor comunidad y sociedad.

Y en conjunto, podamos reducir los riesgos de que algunos de sus integrantes caigan en problemas de drogas o bien engrosen las filas de la delincuencia en cualquiera de sus giros.

Lo que hagamos o dejemos de hacer en esa delicada misión, siempre tendrá el efecto proporcional en la sociedad.

Obvio que en una sociedad tan desigual en el país o la entidad, los gobiernos federal, estatal o municipales tienen alguna corresponsabilidad en contribuir a abatirlas.

Pero no debe dejarse solo a ellos esa tarea, porque el principal esfuerzo debe ser en cada una de las familias.

Ni la iglesia, ni la escuela, ni la comunidad y mucho menos los gobiernos, podrán suplir el valor e impacto de la familia sólida en la transmisión de principios, valores, el cariño y el amor.

Cada una de esas instituciones tiene que hacer su parte, son complementarias, pero la primera y por tanto fundamental es la familia.

Aprovechemos pues estas semanas de asueto, de mayor espacio y tiempo de convivencia en la familia para su conservación, fortalecimiento y consolidación.

Tiempo de calidad, de calidez y amor son la clave para ello.

No nos perdamos en cosas superfluas, vanas o el aislamiento.

La mesa, la sala, el cuarto de televisión, el auto, la cancha, el parque o los viejes a otras comunidades, ciudades o países, deben ser momentos para la interacción en la familia.

Doblemente válido en este mundo cada vez más personalista.

La esencia del hombre o la mujer es ser un ente sociable. Y ello empieza en la familia, con el cercano.

Y no con el que está al otro lado del mundo, pero cercano a través del teléfono móvil y la magia de las redes sociales que da la tecnología y la red de redes, internet.

Tenga presente que los mejores «Likes» en la vida son los abrazos presenciales de la familia.

Así es que no los olvide.

Abrazos y buen domingo.