Columnas

Ganar, ganar.

Tribuna

Por Javier Terrazas

Ganar, ganar.

El programa “Buen Fin”, debe dejar una gran lección al comercio victorense. Cuando se sacrifica parte de la ganancia, ésta impacta al consumidor y la demanda crece.

En momentos de crisis para Victoria por la drástica caída de circulante, derivada de despidos de burócratas, reducción de salarios y bajas en las compras gubernamentales, el Buen Fin, fue una bocanada de oxígeno.

Ayudó, de alguna forma, el anticipo de parte del aguinaldo a trabajadores federales, estatales y municipales, así como por parte de algunas empresas.

Además, se trata de una temporada ya establecida – la séptima—por lo que de alguna forma los consumidores, esperan las ofertas de éste programa, con la finalidad de hacer rendir su dinero.

Aunque los primeros dos días fueron de ventas regulares, la cantidad de personas que se observaron en los centros comerciales fue amplia.

Una gran mayoría de ellos, salieron para analizar bien las ofertas, escudriñar en diversas tiendas y decidir si realmente convenía hacer la compra.

Lógico que en ésta era de las nuevas tecnologías de la información y la evolución de los productos por innovaciones cada vez más frecuentes, la mayor demanda fue precisamente en este giro de productos.

Teléfonos celulares, tabletas, computadoras portáliles, pantallas de televisión led, videojuegos, fueron productos de mucha demanda.

Sin embargo, también tuvieron movimiento las tiendas departamentales de ropa, calzado, perfumería; las mueblerías en toda su variedad de productos.

La gran mayoría de los comerciantes locales se esmeraron en hacer grandes ofertas con la finalidad de mejorar sus ventas aún sacrificando ganancias.

Cierto que a la capital tamaulipeca la mayor parte de los productos llegan procedentes de otras partes de la república y los costos de transporte siempre se trasladan al consumidor.

Pero la situación especial que vive la ciudad y su población, por la depresión económica, obliga a replantear el esquema comercial.

Tiene que darse un nuevo esquema de precios, más equilibrado, que permita el flujo básico de la oferta-demanda, para que el consumidor no interrumpa la compra de satisfactores.

Es la nueva realidad de Victoria y su economía, en la que deben aprender a encontrarse los puntos de equilibrio.

Otro elemento que influye para que el poco circulante que hay en la ciudad y la región se quede en la plaza, es cada vez son menos frecuentes los viajes de las familias de la zona centro del estado a otras regiones para cubrir sus demandas de artículos personales.

La inseguridad en las carreteras y la violencia en las ciudades fronterizas, limitan cada vez más esas salidas.

Tiempos de reflexión para el comercio local y los consumidores. Ojalá y fuese la gran oportunidad del reencuentro.

Y se convierta en la alternativa para la reactivación de la economía con la demanda interna.