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Incongruencias

Tribuna

Por Javier Terrazas

Incongruencias

El grave problema de la política mexicana es que sus actores usan un doble lenguaje. Uno cuando son oposición y otro cuando son gobierno.

La gran dificultad, por tanto, es pretender hacer realidad la oferta de la campaña, ya instalados en el gobierno.

La narrativa del discurso para persuadir a los electores es de mucha esperanza, de cambio, de ajustes, de hacer bien las cosas, de acabar vicios y poner orden.

Descalificar al que está en el ejercicio es el mejor deporte de la política y el segundo presentar unas propuestas infladas. Se trata de llegar a costa de lo que sea.

Una vez que termina la campaña política, que se da a conocer al ganador, empieza en automático la moderación del lenguaje.

Lo que antes se veía exageradamente mal, de pronto ya no lo es tanto.

Decenas de propuestas de subsidios, estímulos y beneficios para segmentos especiales de la población, por lo general los más numerosos. Dejan de ser viables.

Desgraciadamente, no hay una exigencia social fuerte al cumplimiento cabal de los compromisos.

Y el mismo político llega a usar frases como “eso era en campaña”, como si en esa etapa fuesen permitidas todas las mentiras que se ocurriesen

El gran dilema del nuevo gobierno federal, que encabezara Andrés Manuel López Obrador, será la congruencia de los “decires” de su campaña con los “haceres” de su gobierno.

Ayer le entregó el INE la constancia de mayoría, de tal forma que oficialmente es ya presidente electo.

A solo un mes de que se alzó con un triunfo contundente en las urnas, son muchos los desencuentros y desencantos que ha dado a la población que confió en él.

Por ejemplo, a la gran masa de la burocracia federal que le dio su voto, le anuncia la descentración de las Secretarias del Gabinete a los Estados y a la vez la desaparición de las Delegaciones Federales.

Implica movilizar a más de cien mil servidores públicos con sus familias, es decir, unos 500 mil personas o bien liquidarlas administrativamente con erogaciones estratosféricas.

Crear la infraestructura las 27 dependencias a reubicar, podría llevarse 128 mil millones de pesos según los analistas financieros.

Ayer mismo, el presidente electo, modificó sus dichos al indicar que será un proceso largo y que durará todo el sexenio.

Toda acción o ajuste requiere de una evaluación seria, de una planeación y de recursos para su ejecución.

Ahí es donde se estrellan no solo las ocurrencias o locuras, sino hasta los proyectos buenos y bien intencionados, a la hora de los presupuestos.

Hablar mucho y hacer poco es la pero mentira y forma de corrupción. El problema es que ya no es campaña, se acabó la novela de las mentiras. Ahora está la cruda realidad.

Así es que mejor será que piense muy bien lo que va a decir, pues aunque habla pausado, se la pasa predicando y puede acabarse el bono democrático muy rápido.

Hay que recordarle el dicho “Cae más pronto un hablador que un cojo”.