Columnas

Infierno en la mar

David Ed Castellanos Terán

@dect1608

Infierno en la mar

El demoniaco Abaddón, que encadenó a Satán por mil años, es una caricatura angelical comparado con el comportamiento inhumano y desalmado del director de PEMEX, Octavio Romero Oropeza y del secretario General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Manuel Limón Hernández, quienes poseídos por la desigualdad convirtieron la sonda de Campeche en el mismo infierno sobre el mar.

Las plataformas marítimas petroleras Abkatúm, Delta y Pol-Alfa, habían sido un paraíso para miles de trabajadores de Pemex, como de compañías internacionales, hasta que fueron poseídas por estos seres malignos en contubernio con el Covid-19, ambos dioses del mal salieron del infierno para traer de las tinieblas a la muerte y hacer de los complejos laborales y energéticos un caldo de cultivo como ofrenda al mismo coronavirus que ya mató a por lo menos dos plataformeros del sur de Tamaulipas, mientras siete más están en terapia intensiva del Hospital Regional de Pemex en Ciudad Madero, y tres apenas sobreviven intubados en el mismo nosocomio. Salieron como pudieron de las brasas del infierno en la mar.

El Covid-19 tuvo su aparición en el mundo desde diciembre del año pasado, desde febrero que un tampiqueño quedó atrapado en China, muchos trabajadores del sur de Tamaulipas adscritos a la Sección 42 del STPRM Región Marina, estuvieron cuidándose, pues sabían claramente que subiendo no había mucho que hacer, era regresar sanos o exponer al resto de sus compañeros que son como una familia; bajar siendo positivos era poner en peligro a sus más allegados  familiares y seres queridos, pero nunca se esperaron que el humor negro había atrapado a Romero Oropeza  y Limón Hernández, quienes habían enviado a los supervisores y superintendentes con la consigna de “el que se enferme que se enferme y se van, y los que no, pues ni modo”, y así con esa condena maléfica fue como se embarcaron miles de trabajadores desde el muelle en Ciudad del Carmen, hasta sus respectivas plataformas días antes de la Semana Santa.

Una de las mejores embarcaciones hospedaje del mundo, es el buque “Reforma Pemex”, y tal pareciera que los demonios aliados al Covid-19, desde allí hubieran comenzado el ritual coronavirus para el mal de los plataformeros. Obreros bajaban y subían, los rumores de contagio ya eran tema de conversación desde los primeros días de abril entre los trabajadores, algunos comenzaron a ser aislados en la plataforma, pero eso no impidió que las mentes malignas e inhumanas representantes de Pemex y del mismo Sindicato petrolero, frenaran la rotación de personal e implementaran nuevas y medidas más drásticas para evitar la proliferación de la malignidad invisible, pues el buque “Blue Pioneer” que fue puesto en cuarentena por el Gobierno Federal, que eligió el ocultismo de los casos había sido otro infierno mortal en altamar.

Los primeros en subir a plataformas a mediados de abril fueron el primer sacrificio, debían desafiar al coronavirus, la muerte y a esas almas obscuras representantes de la Cuarta Transformación disfrazadas de Romero Oropeza y Limón Hernández

A la fecha algunos de los plataformeros están sobreponiendo del conjuro, otros han muerto y la malaria sigue mientras que los dioses del mal para nada se expusieron. Plataformeros van y vienen, el Covid los acompaña hasta su hogar.

davidcastellanost@hotmail.com