La agonía del PRI
RESEÑA POLÍTICA
Juan R. de la Sota
La agonía del PRI
El cáncer que invadió al PRI en los últimos años lo mantienen agonizante y, si no lo curan, muy pronto lo llevará a la sepultura política.
En cuyo funeral habrán de llorar muchos responsables de su enfermedad, quienes toda su vida tendrán que enfrentar el resentimiento por ser los promotores de su deceso.
Además, deberán vivir el repudio de la ciudanía, por utilizar a este partido como una trinchera para la corrupción y la injusticia social.
El PRI como institución no es inservible, pues es un instituto que ha sabido gobernar y servir a la gente, los que lo desprestigiaron, debilitaron y lo enfermaron, fueron sus dirigentes de los últimos siete años.
Ellos, se olvidaron de la militancia, los simpatizantes y de toda la sociedad, al privilegiar sus intereses personales para enriquecerse.
Ignoraron al pueblo, a su militancia, a sus seguidores y a todos aquellos que durante años los llevó y mantuvo en el poder, dieron prioridad a la imposición o el “dedazo” en candidaturas.
A la corrupción en las instituciones públicas, al desprecio a la gente pobre, a la exterminación de los lideres de colonos, al acuerdo político para negociar puestos de representación popular.
Toleraron el saqueo de las fianzas públicas por parte de algunos gobernantes, fomentaron el cacicazgo, la humillación de políticos, la desatención de las demandas sociales en materia de seguridad, justicia y combate a la pobreza, entre otras.
Es demasiado tarde para salvar al PRI, el cáncer que lo invade está muy avanzado y solamente un milagro lo podría mantener con vida, pero necesita de doctores populares, humanos, sensibles, honestos y sencillos que le brinden respiración para que puedan revivirlo.
Requiere auténticos dirigentes, no lidercillos improvisados que, sólo van a robarse su financiamiento público.
Por parte de los líderes priistas, ya ni llorar es bueno, pues la enfermedad que le aqueja al PRI no se la pueden combatir y lo único que les queda, si es que son agradecidos con este instituto político es rezar con profundo sentimiento para que reviva.
Los dueños del PRI de Tamaulipas, negociaron su debilidad, pero se les pasó la mano, porque lo enfermaron y está a punto de morir y lo más desafortunado para el priismo estatal es que su deceso es inevitable.
Los responsables de su enfermedad son el Primer Priista del País, Enrique Peña Nieto, algunos de los ex gobernadores y los impuestos líderes estatales de este partido, quienes jugaron el dedo en la boca a la militancia, simpatizantes y sus candidatos, para favorecer al partido Morena.
De ello, prono habrá pruebas, pues en los puestos públicos del Gobierno Federal verá despachando a gran cantidad de priistas traidores, desleales y malagradecidos que abandonaron al PRI, para atender intereses personales y de grupo.
El PRI no necesita una refundación, restructuración ni modificación, requiere de una auténtica democratización, necesita verdaderos líderes y candidatos designados por la población, además una limpia a la deshonestidad, corrupción, abusos, imposición, al compadrazgo y amiguismo, esto haría fuerte al tricolor y un instituto competitivo.
Quienes han hecho del PRI un partido ineficiente, son sus líderes y quienes lo representan en puestos de representación popular, porque se han olvidado de atender las necesidades de la población.
Eso le puede pasar a otros partidos, si estando en el poder se olvidan de la gente, pues la fuerza la tiene la ciudadanía con su voto y si no cumplen con su obligación, seguramente ya no les otorgará su confianza.
Hay muchos priistas valiosos, con capacidad y experiencia política que pueden revivir al PRI, sólo es cuestión que se les dé la oportunidad de tomar las riendas de este instituto político y seguramente lo salvarán de la tumba.
Habrá más elecciones y le aseguro que nadie aceptará ser candidato del PRI, primero porque no es garantía de triunfo por el desprestigio que se carga y por no poner en riesgos su integridad física y su patrimonio.
Por lo pronto el PRI se mantendrá agonizante y necesita de líderes que den un gran esfuerzo para salvarlo de la muerte política.
Cambiando de tema, el partido Morena ya logró el poder y quienes lo representarán en el gobierno tendrán que cumplir con las promesas contraídas con la población.
De no hacerlo, lo más seguro es que en próximas elecciones, sus candidatos serán los perdedores.
El cumplimiento a los compromisos pactados con la gente, deben aplicarse desde la Presidencia de la República, alcaldías y otros cargos de elección popular que hayan ganado.
El próximo Presidente de la República tiene enfrente una fuerte responsabilidad y entre sus principales acciones figuran la de ofrecer protección, paz y tranquilidad a los mexicanos, porque en estos momentos viven en un ambiente de inseguridad, de injusticias, desempleo, pobreza y de temor.
Los diputados federales morenistas tienen la obligación de promover las leyes necesarias para resolver los graves problemas que enfrenta el país, mientras que los alcaldes deberán trabajar para resolver las adversidades en materia de agua potable, de inseguridad, pavimentación de calles, vivienda, entre otras.
El pueblo no le dio la confianza a Morena, sino a Andrés Manuel López Obrador y existe la confianza de que durante su mandato habrá de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos y hará de México, un país con desarrollo, seguro y con muchas oportunidades laborales.
En otro asunto, las elecciones ya se realizaron, por lo que todos los candidatos ganadores deberían convocar a la unidad y al trabajo en equipo para resolver las necesidades de la ciudadanía.
Inicia otra etapa, en la que cada ganador de la elección ya debe estar afinando sus propuestas de trabajo, para llevar mejor seguridad pública, educación, abasto de agua potable, pavimentación de calles, energía eléctrica, drenaje, apoyos sociales y otras acciones en beneficio de la ciudadanía, sin olvidar cumplir con sus compromisos realizados durante su campaña política.
La gente no quiere ver que sólo ganaron la elección y los dejan solos o que se encierran en las oficinas gubernamentales, los quieren cerquita de la gente, cerquita de los problemas, cerquita de las necesidades, para en un trabajo en equipo darles pronta solución.
El dato: Hay quienes aún recuerdan el discurso del ex candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta: “Queremos un México unido, queremos un México fuerte, queremos un México soberano. Un México de libertades, un México con paz, porque son amplios los cauces de la democracia y de la justicia.
“Yo veo un México con hambre y sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.
Estas fueron parte de sus palabras que utilizó el 6 de marzo de 1994 para reflejar el país que deseaba darle a los mexicanos. Ojalá algún gobernante tome en cuenta sus palabras y las haga realidad.
Correo: jrdelasota@hotmail.com