Marchemos Agraristas…
Este jueves 28 de septiembre la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, cumplió 97 años de su fundación.
Una organización surgida en el México Rural de la primera mitad del siglo pasado y que fue base para el reparto agrario en nuestro país, así como en la organización para la producción.
De la misma forma fue una estructura importante para la gestión ante los tres niveles de gobierno de las necesidades de las clases campesinas en materia de infraestructura rural, escuelas, servicios médicos, deporte y centros de sano esparcimiento.
El México Rural fue sólido en parte por esa dinámica agrupación, que luego fue gestora importante para la capacitación, asistencia técnica, formación de fideicomisos y la integración de programas y políticas públicas que respaldaron la producción de alimentos.
Por la fuerza que alcanzó, se convirtió en un brazo político del entonces partido único, el Partido Revolucionario Institucional.
Esa incursión cada vez más fuerte en tareas partidistas y políticas electorales, desvió las tareas ordinarias de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, derivando también en vicios y excesos lesivos a la postre para ese noble gremio.
Con pérdida del poder político del Partido Revolucionario Institucional, su sector campesino, la Confederación Nacional Campesina, también ha disminuido su fuerza.
Si tuvo un apagón en la etapa que llegó ele poder político el Partido Acción Nacional, en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, no mejoró con el regreso del PRI con Enrique Peña Nieto, sino que continuó la caída.
Y en el actual gobierno de izquierda de Andrés Manuel López Obrador, del que se esperaba muchísimo por sus compromisos de campaña, al campesinado le «salió ele tiro por la culata», ya que prácticamente desaparecieron los programas de estímulos a la producción para pequeños, medianos y grandes productores.
A la par, se ha dado una transformación acelerada del México Rural al México Urbano, por lo que se redujo el número de campesinos que radican en los ejidos o municipios rurales, habiendo migrado a las ciudades, desde donde se trasladan para cultivar las tierras y velar por su patrimonio.
En Tamaulipas hay más de mil 300 ejidos, unos pocos absorbidos por la mancha urbana de las ciudades, otros más han cambiado de propietarios por la apertura que se dio a la venta de la tierra.
Pero la gran mayoría de los ejidos conservan la esencia de su origen, sus parcelas se han ido heredando a las nuevas generaciones y se mantiene la tradición familiar del trabajo agropecuario y la contribución a la producción de alimentos.
Importante, por tanto, que la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos de Tamaulipas, filial de la Confederación Nacional Campesina de México, se mantenga firme en esta nueva etapa.
Hoy más que nunca, es necesario que se escuchen fuerte las voces de los campesinos, de los nuevos productores rurales de la época moderna, para que se consolide como una organización para la producción agropecuaria del sector ejidal o social del país.
No puede ni debe echarse por la borda el trabajo histórico de los líderes de antaño y dejar que sucumba ante lo embates de gobiernos insensibles, miopes y sordos a las necesidades del campesinado para continuar por la senda de la producción de alimentos con nuevos bríos, de la mano de la técnica, la ciencia y el uso racional del agua.
Tamaulipas y su campo requieren de organizaciones de producción sólidas para todos sus segmentos de productores, no solo los privados.
Y la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos es una de las instituciones que vale la pena conservar, rescatar, cuidar y fortalecer, por el bien de los más de mil 300 ejidos, la productividad de sus tierras y el bienestar de todos los que consumimos los alimentos de que nos proveen.
Un saludo cordial a quienes con Raúl García Vallejo siguen esforzándose en mantener viva la a organización y la esperanza de tiempos mejores en la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos de Tamaulipas.
Y a quienes le antecedieron y dieron su tiempo, esfuerzo, trabajo, coraje y amor porque al gremio campesino le fuese bien en cada una de las etapas que les correspondió el liderazgo.
Me refiero a Florentino Aarón Saénz Cobos, Juan Báez Rodríguez, Sergio Guajardo Maldonado, Guadalupe Flores Valdez, Librado Treviño Gutiérrez, Jesús Villanueva Perales, Homar Zamorano Ayala, Ernesto Rodríguez Garza, Guadalupe Flores Valdez, Perfecto Solís Alanís, Ernesto Guajardo Maldonado, Aureliano Caballero González, Marciano Aguilar Mendoza, Raúl Uvalle González, Francisco de la Fuente Ornelas y Juan Báez Guerra, entre otros, que estuvieron al frente de la agrupación en los últimos 60 años.
Y que viva el sector agrario.
A todos los que tenemos raíces en el sector rural se nos sigue enchinando la piel cuando escuchamos el himno agrarista, sacamos el pecho y entonamos fuerte sus estrofas.
Es hora de ir a cantarlo a la Casa del Campesino del 17 Rosales, frente al Paseo Méndez.