Columnas

MATALOS EN CALIENTE

 

LETRA PÚBLICA

MATALOS EN CALIENTE

RODOLFO SALAZAR GONZALEZ

El nueve de Diciembre de 1879, uno de los periódicos más influyentes en el país el «Tiempo de México» cabeceó sus ocho columnas con la frase histórica, cuyo título es bien explícito: «Mátalos en caliente». Una expresión brutal que define nítidamente el carácter autoritario y feudalista de Porfirio Díaz quien la utilizó para ordenar la ejecución de un grupo de rebeldes que se habían apoderado del vapor «Libertad» que se encontraba anclado en Tlacotalpan, Veracruz, y que se dirigía hacia Alvarado; los insurgentes no mostraron signo ideológico alguno.

El 25 de ese mes, la tropa y los marinos vencieron a los insurgentes y recuperaron para el gobierno el buque de guerra, lo que siguió después tiene varias interpretaciones que he leído preferentemente en los trabajos de investigación histórica de Don Luís González y González.

González y González asegura que el 24 de junio el general Mier Y Terán a la sazón gobernador de Veracruz informó telegráficamente de la sublevación al general Porfirio Díaz, que detuvo a los conspiradores y los mandó fusilar sin formación de causa alguna, ni proceso judicial de por medio lo cual constituía que fueron sacrificados los rebeldes en condición de «supuestos»; ya que no existía sentencia ejecutoriada que los declarara culpables, que era en la época un requisito -sine cua non- para quitarle la vida a un mexicano. Porfirio encarnaba aparentemente la civilidad y el respeto a la ley que le sirvió como argumento para conservarse en el poder por más de treinta años y dar pie a la Revolución Mexicana.

Se han establecido criterios que en su favor desahogó el gobernador Mier Y Terán para defenderse de la ola de indignación que privó en las consciencias libertarias del país un crimen tan aberrante que no tenía justificación ni razón de haberse perpetrado. Desde la versión de que el telegrama de «Marras» que el gobernador Veracruzano argumentó haber recibido para explicar la matazón que hicieron de estos «alzados» no existía; que tan solo era una especie de chivo expiatorio para defender a Porfirio Díaz del juicio inapelable y justiciero de la historia que todo lo explica pasado el tiempo.

También se ha establecido la certidumbre de que el texto original del telegrama criminal era: «Cogidos in fraganti, mátalos en caliente». Mejor leamos una reproducción de la nota aparecida en el «Tiempo de México»: «…En la noche del 23 de Junio algunos rebeldes se apoderaron de «Libertad», siendo ejecutados inmediatamente por el gobernador Mier Y Terán quién acuso a los nueve supuestos conspiradores Lerdistas sin formación de causa. Los feudos de las victimas acusaron al gobernador ante el congreso; que absolvió de hecho al mandatario» el articulista prosigue de forma acuciosa según se desprende en el cuerpo de la nota: «El proceso está rodeado de misterios, se dice que en su transcurso el general Mier Y Terán, presentó un telegrama enviado por el presidente Díaz que dice: Mátalos en caliente. Como nadie a visto el telegrama, los porfiristas sostienen que nunca existió. Se trata de una invención del gobernador para justificar los nueve asesinatos, que cometió en el puerto. La oposición en cambio afirma con vehemencia que hubo en efecto una órden presidencial y Mier Y Terán la presentó durante las investigaciones judiciales. De otra manera, si en «El Mátalos en caliente» nunca hubiera llegado la orden de suspender la investigación sobre este aberrante crimen».

«Observadores más objetivos concuerdan en que la órden de Porfirio Díaz ha sido su más grande error político hasta el momento, porque a ninguno de los asesinados el 25 de Junio en Veracruz se le encontró un arma. Ni uno solo fue sorprendido en actividad subversiva. Estos observadores dan, púes, dos explicaciones posibles: Díaz se equivocó porque el miedo otorgó a sus sospechas una importancia desproporcionada; o bien se propuso darle al país una muestra irrefutable de que la paz y el órden tiene que conseguirse a todo trance; es decir, aún sacrificando la ley y la libertad». Pareciera que nos encontramos en el siglo XXI. ¿No piensa usted?

Por alguna razón creo que en esta colaboración se debe tomar en cuenta sobre todas las cosas la conducta independiente, objetiva y arriesgada de la información que transmite en primera plana este periódico capitalino de finales de siglo XIX. Se destaca también la valentía e imparcialidad del articulista, que aunque su nombre no aparece porque la información se presenta como editorial de rotativo. Presumo que el cuerpo de inteligencia con el que contaba Porfirio conocía perfectamente el nombre del periodista que redactó esta información. Esto es una muestra de la gran aportación que hizo en la historia de México el periodismo político. Cuya herencia estamos en la obligación de conservar para seguir construyendo las instituciones que demandamos en esta etapa democrática que vivimos.

Investigando llegué a las conclusiones de que Porfirio Díaz si envió el telegrama y la frase brutal si existió. «Mátalos en caliente» era solo una muestra del talante abusivo y depredador de la libertad y la inteligencia del «Llorón de Icamole» como también se le identificaba a Porfirio Díaz, por haber llorado como una dama la derrota que sufrió por las tropas juaristas en la batalla de Icamole.

La respuesta se encuentra en el Libro de Carlos Tello Díaz, descendiente directo de Porfirio Díaz y un brillante escritor con un doctorado en filosofía y letras por la Universidad de Oxford, que escribió en 1993 la monumental autobiografía de su familia, que presidia el presidente Porfirio Díaz.

El libro lo denominó: «El Exilio Un relato de familia» y pone en la portada una estupenda fotografía de Porfirio y Carmelita, junto con sus hijos (donde se encontraba el tatarabuelo del autor) al pie de las pirámides egipcias donde sobresale la esfinge que contrasta con Porfirio, un anciano venerable montado en un burro manso, y Carmelita, cuarenta años menor que él, arriba de la montura de un camello que yacía hincado para que la dama no se arriesgara a sufrir una caída. En esta biografía Carlos Tello Díaz establece la certidumbre que fue Don José Vega Limón secretario privado de Porfirio quien redactó el telegrama que transmitió la orden de matarlos en caliente.

E-mail.- notario177@msn.com