Columnas

Motos, pasaporte a muerte

Por: Javier Terrazas

En la nueva realidad de la movilidad urbana victorense, la motocicleta es una alternativa cada vez más socorrida para el transporte personal y herramienta de trabajo.

Los más de dos años de pandemia, con algunos meses de encierro casi total que se fue liberando en forma paulatina, dispararon la venta y uso de «motos».

La «fiebre» de las compras de comida, medicinas, despensa y otros desde la comodidad del hogar, multiplicaron las ventas por teléfono y las entregas a través de ese tipo de transporte.

La baja densidad del tráfico de automóviles durante la restricción sanitaria derivada del COVID, permitía que los motociclistas tomaran las avenidas y calles con mayor libertad.

Fue tanta la proliferación de motocicletas en la capital tamaulipeca, que circulan ya en promedio una unidad de dos ruedas por cada nueve automóviles.

Es decir, el diez por ciento de las unidades motrices para el transporte de personas y mercancías en la ciudad, es sobre una unidad de dos ruedas.

Cabe señalar, que la gran mayoría de los conductores de las motocicletas son personas jóvenes desde los 15 a los 30 años, principalmente.

Un 90 por ciento de esas unidades de pocos caballos de fuerza en sus motores. Se venden en las mueblerías y tiendas de autoservicio.

Son vehículos muy accesibles, pues se pueden adquirir con la modalidad de abonos, de tal forma que con pocos esfuerzos están al alcalde de los jóvenes y adolescentes.

Desgraciadamente, muchas de esas compras no son autorizadas por los padres de familia.

Tampoco son supervisadas por las autoridades de vialidad para el acompañamiento en la orientación sobre emplacamiento, obtención de licencias de conducir, difusión del reglamento de vialidad.

La masificación de la motocicleta en Victoria, en Tamaulipas en en general en México, tiene también su motivación en la falta de un servicio de transporte urbano de mejor conectividad, oportunidad y calidad.

Las violaciones más frecuentes a las reglas de tránsito por los motociclistas son las siguientes:

Falta de placas de identificación de la unidad.

Falta de licencia de conducir por los operadores.

Falta de casco de protección.

Uso de transporte de más de dos personas, pues se llegan a subir hasta 4 personas: Padre, madre y dos hijos pequeños.

No usar los direccionales en forma adecuada.

No mantener el carril adecuado e ir rebasando entre los autos.

Pasarse las luces de los semáforos en rojo o amarillo.

Estacionarse sobre las banquetas.

Estacionarse en otros sitios prohibidos.

Esta es la cruda realidad del crecimiento del uso de las motocicletas en las calles de la capital tamaulipeca.

Ante la indiferencia de las autoridades de vialidad municipales y estatales de Cuidad Victoria.

Y la negligencia en el respeto a la normatividad por parte de los usuarios, ya sea por desconocimiento u omisión.

Por ello vemos numerosos accidentes de motocicletas cada semana en las calles victorenses.

Autos que embistieron a una motocicleta y sus tripulantes.

Motocicletas que se estrellan en automóviles.

Motocicletas que derrapan por descuido de sus conductores.

Incluso choques entre motocicletas.

Motocicletas que embistes en ciclistas o peatones.

Lamentablemente al menos cada mes las páginas policiacas de los periódicos reportan la muerte de uno o dos motociclistas.

Y varios de ellos con lesiones severas en piernas, brazos, cabeza o columna vertebral.

Por el número de motociclistas, por la ausencia de cascos, por la falta de respeto a los reglamentos, por la raquítica y pobre vigilancia vial, por la indiferencia de las autoridades de seguridad pública, salud y los Ayuntamientos, el costo del uso de las «motos» es elevado.

Porque se trata de jóvenes que quedan sembrados en el pavimento para siempre o con lesiones severas para toda la vida.

Se convierten en una especie de «pasaporte a la muerte».

Si esta es la nueva realidad de la movilidad urbana en Victoria, Tamaulipas y México, urgen acciones contundentes para darle viabilidad.

Conductores más responsables.

Vendedores de motocicletas corresponsables.

Autorizaciones de los padres de familia.

Agentes de vialidad especiales para el cumplimiento del reglamento.

Campañas de prevención permanentes por parte de Tránsito y Salud.

Ejemplos de muertes, paralíticos, fracturados, con pérdida de extremidades, sobran. Los tenemos entre familiares y amigos.

Que falta para empezar a actuar con mayor rigor, disciplina y responsabilidad por toda la cadena de usuarios y beneficiarios de la rodada de las motocicletas.

Bien haría el motociclista alcalde de Victoria EDUARDO GATTAS BÁEZ en hacer una «RODADA POR LA VIDA».

Al menos eso de la «motocicleada» si se le da bien.

Así lo mostró en a reciente «RODADA» DE PROPIETARIOS DE MOTOS FIFIS del estado y del país que «ronronearon sus mofles» por las calles cuerudas.

Esta reflexión, fue motivada al ver este domingo al filo de las 13:30 horas a un motociclista sin casco, inmóvil tirado en el pavimento caliente del Bulevar Tamaulipas (Calle 8) luego de ser embestido por un auto, en espera de la ambulancia para su traslado al hospital.

Uno más… espero haya salido bien librado del accidente.