Columnas

Nuestra basura.

Por: Javier Terrazas

No crea que voy a hablar de política y políticos.

El tema es simplemente la forma en que eliminamos los desperdicios que generamos.

Por lo general se piensa que es tarea exclusiva de la autoridad municipal la limpieza de la ciudad.

Pero es una tarea compartida.

De la forma en que eliminemos la basura que cada uno de los integrantes de la comunidad produce, se impacta en el aspecto e imagen urbana.

Porque aplica la máxima de que la calle, manzana, barrio, colonia, sector, comunidad o ciudad más limpia, no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia.

Pongo el ejemplo de mi calle, en Victoria, Tamaulipas en el centro de la ciudad.

Es una calle transitada de día y de noche. Por peatones y automovilistas.

Los vecinos, puedo afirmarlo, cuidamos la calle, salvo dos o tres excepciones.

El grueso de la basura que se produce en la calle, es generada por las personas que transitan, sean peatones, motociclistas, automovilistas o de transporte público.

Ante la ausencia total de los barredores manuales del Departamento de Limpieza Pública del Ayuntamiento, que antes realizaban  esa  labor en la zona,  me doy a la tarea de barrer al menos frente a mi casa y de dos o tres vecinos  dos o tres veces por semana.

Este es el tipo de basura que generan los transeúntes de la calle donde está mi casa:

Bolsas de plástico pequeñas y medianas.

Vasos y platos de unicel.

Bolsas de envoltorio de frituras.

Servilletas, clínex o papel de baño.

Colillas de cigarros.

Cubrebocas.

Envases de plástico de refresco o jugo.

Latas de cerveza de aluminio.

Botellas de vidrio de cerveza, tequila o vino.

Palillos de paletas de dulce o hielo.

Envoltorios de galletas y panecillos.

El resto del elote sin granos (olote)

Papeles con apuntes de escuela.

Publicidad de tiendas de autoservicio

Publicidad de empresas cableras.

Publicidad de tiendas de ropa.

Ocasionalmente recibos de agua, luz o teléfono.

Excremento de perros

Envases de aceite para motor o frenos de autos.

Pedazos de llanta de autos.

Tornillos y clavos.

Y aunque parezca extraño, algunos fines de semana han aparecido condones y ropa interior de mujer

Obvio, además del polvo y las hojas de árboles y hierbas que crecen en los pequeños espacios de tierra que están en las áreas de algunas banquetas en mal estado.

Creo que, si modificamos como ciudadanos el hábito de lo lanzar a la calle todo lo que ya nos dio algún servicio, podremos mejorar en mucho nuestro entorno.

E Igual si consultamos la hora apropiada en sacar las bolsas de basura que generamos al interior del hogar, para evitar que se acumule y esta sea desparramada por los perros o gatos callejeros que hurgan en busca de algún alimento.

Ante los vacíos que genera en la adecuada recolección de basura la Dirección de Servicios Públicos Municipales, sea por el barrido manual suspendido en varios sectores, la tardía o fallida ruta de los camiones recolectores, tenemos que asumir la responsabilidad ciudadana.

De otra forma corremos el riesgo de convertirnos en una montaña de basura.

Cuando los gobiernos no hacen su tarea.

El ciudadano debe actuar.

Y no solo gritar, sino pregonar con el ejemplo.

Esa factura se guarda para cobrarla en las urnas en la elección siguiente.

Así es que por ahora no queda otra más que barrer la calle.

Creo que sirve hasta de ejercicio.

Ha veces la tarea suple la asistencia al gimnasio.

O la jornada de una hora de practica de básquetbol.

Solo se cambia del enceste al cesto.

Mientras que el equipo del alcalde Eduardo Gattás Báez, se ponga las pilas y cumpla su misión.

O mientras llega otra administración municipal, que sin pretextos asuma la responsabilidad.

Tiempo al tiempo

También debemos ser mejores ciudadanos.

Recuerde, la ciudad más limpia es la que menos se ensucia, no la que más se barre.