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Opinión callada de los que no votan

Opinión pública

Opinión callada de los que no votan

Por Felipe Martínez Chávez

Cd. Victoria, Tamaulipas. – Si el entusiasmo que se ve en los eventos de campaña se refleja en las urnas, este cinco de junio los tamaulipecos podríamos vencer al vergonzante partido del abstencionismo.

Pero si la concurrencia es baja estaríamos en el supuesto que hubo puros acarreados en la actividad proselitista, que no fueron espontáneamente y por voluntad propia.

Tomando en cuenta el historial, es posible que vote hasta el 60 por ciento del padrón, o más, algo no visto desde la era priístas del partido único, el de los acarreados y voto en carrusel.

Hay elementos para decirlo: Por primera vez será renovada únicamente la gubernatura y la ciudadanía se ha polarizado. Solo hay dos sopas, la continuidad panista o la llegada de la 4T a Tamaulipas.

Las campañas están en todo su apogeo. No puede culparse a candidatos y sus equipos que no le han echado ganas. Anochecen en Victoria y amanecen en el sur o en el norte de la entidad.

Estoy convencido que votará más del 52.6 por ciento que vimos en la elección del 2021 para alcaldes y diputados locales.

Es algo lamentable porque se gasta mucho dinero oficial para que, al final, la gente no vaya a las urnas. Habrá que pensar en una sanción para los abstencionistas, como se da en otros países. Hay varias iniciativas en ese sentido.

Por primera vez también votarán para Gobernador los residentes en el extranjero, en que los números tampoco convencen. Da vergüenza decirlo pero, según el Instituto Electoral, se inscribieron 2,481 ciudadanos con derechos a salvo en el país que tienen intensión de votar desde el exterior.

Si calculamos que la mitad mandará sufragio, no se justifica la enorme cantidad de recursos que el sistema ha dedicado para darles el derecho de manifestar sus preferencias.

Los votos del exterior, pues, no influirán en los resultados. Bueno, por ahora, porque en el 2024 los migrantes tendrán su diputado local.

Ya no queremos recordar el vergonzante resultado electoral del 2019 en que sufragó el 32 por ciento de los tamaulipecos inscritos en el padrón. Se designaba exclusivamente a diputados locales por un periodo de dos años (cuando el PAN le dejó solo un escaño de mayoría a Morena).

No creemos que la historia se repita. En el caso del Gobernador, sí tiene posibilidades de “salpicar” con algo a los que están acostumbrados a vivir del gobierno.

Si los dirigentes de partidos le echaran ganar en motivar a la ciudadanía, las votaciones no serían tan pobres. Como no hay pagos especiales, se dedican a vegetar.

El buen antecedente es el de 2016 cuando acudió a las urnas el 56 por ciento del padrón. Se había creado la esperanza panista de los vientos del cambio, de barrer con el arcaico sistema tricolor que al final no se cumplió.

Es el parteaguas de la historia partidista en la entidad. El Revolucionario, Verde y Nueva Alianza, los socios, se quedaron con 16 municipios y por primera vez los azules eran gobierno.

Hoy las condiciones son a la inversa, con entusiasmo porque el respetable sabe que con su voto puede tumbar todo un sistema. Hoy el PAN es poder; mañana puede ser Morena.

En 2010 el asesinato de Rodolfo Torre Cantú no fue motivo para que la participación subiera más allá del 44 por ciento, si bien el 62 de los emitidos fueron para su no muy bien recordado hermano Egidio.

Cuando en 2004 el güero Geño Hernández fue candidato oficial, la concurrencia fue del 52 por ciento. Entre él y el opositor (domesticado) Gustavo Cárdenas Gutiérrez levantaron el 91 por ciento de los votos emitidos.

Me late que este cinco de junio la presencia puede superar el 58 por ciento de aquel 1993 en que se midieron Manuel Cavazos Lerma y el panista Jorge Cárdenas Gutiérrez.

Pudiera llegar a lo mismo que en 1986 en que el candidato del PRI fue Américo Villarreal Guerra, cuando la cosecha de votos superaba el 61 por ciento, que ya no volvió a verse, ni con la presencia plurinominal del Partido Socialista de los Trabajadores o del Parm que disputaron el poder.

Casi siempre ha ganado el abstencionismo, ese partido al que se llega sin formar parte de una estructura y solo como un grupo imaginario, que también genera una opinión al ausentarse de las casillas. Es la manifestación callada de los que no votan, y a quienes los partidos deberían escuchar.

Esperemos que la motivación sea suficiente como para alcanzar ese 60 de los tiempos del americanismo y cavacismo, los candidatos mejor posicionados del último siglo.

Las campañas están a la mitad de su trayecto. El 15 días los equipos apretarán el paso para cerrar con broche de oro. Se repetirán los “cierres” regionales en las principales ciudades.

Américo andaba en Tampico en tanto que Verástegui le dedicaría la tarde a Guémez, la tierra del filósofo “de allá mismo”.

Hablando de la elección y sus actores, la ex candidata en Nuevo Laredo,  Yahleel Abdala Carmona, “estrenó” el catálogo de sujetos sancionados del IETAM del año 2022. Pudiera ser la única.

Del 2019 hay dos “clientes distinguidos”, Gloria Montalvo Padilla y Agustín García Arredondo, jefes de prensa de Victoria y Nuevo Laredo, por difundir propaganda de sus jefes en periodo de veda.