Columnas

Pan con lo mismo…

David Ed Castellanos Terán

@dect1608

Pan con lo mismo…

A la política no le importa que México sea o intente ser un país “en crecimiento”, tampoco que al menos 30.6 millones de jóvenes menores de 30 años sean un pilar de su modernidad e intento de desarrollo económico. En México hay jóvenes que traen la grilla en la sangre, como Colosio Riojas, y otros como la ex reina de belleza Geraldine Ponce, que supo combinar sus atributos intelectuales con la juventud y sus relaciones para alcanzar un espacio en la Cámara de Diputados; sin embargo, el país está siendo gobernado por un hombre de ideales que desde la campaña tuvo que sortear el señalamiento, que de ganar, se convertiría en el hombre más viejo en asumir la Presidencia de México.

México, es una nación en la que se pueden encontrar panfletos o publicidad de partidos políticos como la misma cantidad de abogados, barberos o comunicadores en la calle. La sociedad mexicana conforma un sistema político del que todos se quieren colgar para ganar dinero y aportar poco, muchos comienzan vendiendo lápices a muy altos costos, otros pidiendo al gobernante los saque de trabajar de jardineros o vigilantes para convertirlos en policías, supervisores o choferes del pool de prensa. Hay quienes se agarran de las relaciones de sus padres, ya políticos encumbrados, para ganar jugosos contratos y revender algún producto o servicio. Eso hace aún más difícil la tarea de confiar en la política y ver el nacimiento de nuevas generaciones de políticos.

Si somos observadores en la estructura de poder gubernamental, nos daremos cuenta que es la misma desde hace décadas. Durante el Salinismo, existió el Colosismo, y aunque se dice sin argumentos sustanciales que Carlos Salinas de Gortari, es y fue de lo peor políticamente hablando, al grado que lo comparan con sobrado odio con el “chupacabras”, ese crucificado personaje que gusta de usar uno de los relojes más sumisos, dio nacimiento a esa generación de colosistas, funcionarios y políticos que persistieron a través de los años  sorteando cada etapa de la evolución política nacional hasta convertirse en piezas claves de la Cuarta Transformación con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Igualito sucede en las entidades federativas. En pocas ocasiones vemos el surgimiento de nuevas generaciones de políticos, siempre suelen ser los mismos candidatos y si llegasen a ser caras nuevas, los resentidos y siempre perdedores que han participado en contiendas pasadas comienzan el ataque mediático sin siquiera tener el valor de asomar la cara; eso sí, viven del erario ocupando cargos gubernamentales o sus empresas gozan de ingresos mayores del 50 por ciento de negocios con el poder político en turno.

Tamaulipas, es uno de los estados de la república mexicana que tiene todo, hasta ex priístas en Morena y en Acción Nacional; es normal, aquí hasta antes de Francisco Javier García Cabeza de Vaca, actual gobernador constitucional blanquiazul, no existió otro partido político que no fuera el PRI. Pero ahora que surgió la corriente cabecista, igual salen nombres como el de Carlos Fernández Altamirano, “el niño azul”, director del Instituto Tamaulipeco del Deporte, como prospecto a la presidencia de Ciudad Madero, solo que ya comenzaron los ataques hacia su persona.

Carlos Fernández Altamirano, a sus 33 años de edad si logra sostener las embestidas y descalificaciones en su contra, si continúa guardándole lealtad al gobernador y sus hermanos trabajando como hasta ahora; pero sobre todo si de aquí al cierre del año que se comiencen a poner más claras las cosas para la elección de candidatos, podría ser un adversario perfecto para la existente clase política dentro y fuera del PAN, está chavo y urgen nuevas ideas.

Ya habrá otro día para diseccionar a Fernández Altamirano, su linaje, su experiencia en la iniciativa privada y hasta sus desaciertos en el INDE Tamaulipas.

davidcastellanost@hotmail.com