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Tribuna

Por Javier Terrazas

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Siempre que hay un relevo institucional se dan ajustes en las normas, procedimientos, personas, modelos y estilos de ejercer el poder político.

Ocurrió en la alternancia presidencial del año 2000 con Vicente Fox Quesada como presidente.

Se repitió con Felipe Calderón Hinojosa seis años después, aún cuando éste era del mismo partido.

Y también se percibió con Enrique Peña Nieto, con el regreso del PRI a Los Pinos, cuando ya se conocía el estilo y visión tricolor.

No es extraño por tanto que ahora que se da una nueva alternancia, ahora con viraje a la izquierda, se estén dando algunos ajustes.

Más perceptibles precisamente porque se trata de un partido de izquierda, MORENA, el que llegará al Ejecutivo Federal y tiene el control de las Cámaras de Senadores y Diputados Federales.

Además, del protagonismo de Andrés Manuel López Obrador y se su proyecto que denomina “La Cuarta Transformación”,  en alusión a que sigue de la independencia, reforma y revolución.

Obvio que incomoda a los poderes fácticos, que conviven con el sistema priista y panista vigente, pues no sufrió cambios visibles en esas alternancias.

Será un importante ensayo político digno de ver paso a paso, pues genera muchas expectativas en la base poblacional, porque de ese tamaño es la desigualdad social.

Sin embargo, las esperanzas reales de cambio y evolución favorable de la economía, el desarrollo social y económico, no son fiables.

Si en realidad queremos resultados, los ciudadanos tenemos que cambiar de actitud y ser más participativos en todas las acciones, dejando atrás la comodidad de solo acudir a las urnas y dejar el resto a los gobernantes.

En la medida en que participemos podremos evitar caprichos, atropellos, corregir ideas o propuestas que surjan de la ocurrencia, improvisación o compromisos de grupos.

En esa dinámica deben entrar también los gobiernos municipales y el estatal, porque de la habilidad que tengan sus titulares para adaptarse a los cambios, serán los resultados.

Hay un gobierno central protagónico, fuerte y con una nueva visión de operar el ejercicio del poder.

Llega con hambre de gobernar y tomar decisiones, de tal forma que la mejor manera de sortear esos vendavales será con inteligencia, más que confrontando, así sea en lo individual o en grupo.

Tamaulipas requiere de la construcción de acuerdos políticos entre los tres niveles de gobierno.

Tiene una gubernatura  panista y Congreso Local con mayoría afín;  31 Ayuntamientos panistas y de coalición; 5  de MORENA y Coalición y 6 del PRI; así como un gobierno central de MORENA y mayoría en las Cámaras de Senadores y Diputados.

En la confrontación y posible ruptura todos perdemos, principalmente la sociedad.

Habrá que apostar por los encuentros y no los desencuentros; por los acuerdos y no los desacuerdos; por los pactos y no las reyertas; por la paz política, en vez de la violencia o la confrontación.

Ese lenguaje de gritos y sombrerazos a nada bueno conducirá.

Es replicar lo que rechazamos en diario vivir en el terreno de la seguridad y justicia.