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Reubicación

Tribuna

Por Javier Terrazas

Reubicación

Hace poco más de un mes, en una entrevista con el Secretario de Seguridad Pública del Gobierno del Estado, Luis Felipe López Castro, reveló una primicia,  el cierre del penal estatal.

Para ello, argumentó que era un edificio ya obsoleto, que no reúne las condiciones para readaptación, además de estar inmerso en la mancha urbana, representando un riesgo.

En efecto, el reclusorio que alberga a más de mil reos, está en un sector populoso de la ciudad, el sector Tamatán, que además es sede de muchas instituciones de educación, hospitales, parques, y el sistema estatal del DIF, entre otros.

También están en su entorno la Delegación Estatal de la SAGARPA, la Unión Ganadera Regional de Tamaulipas, el Colegio Tamaulipas, la Coordinación de DGETI, la Coordinación de DGETA, la SET,  la Superintendencia de la CFE.

De las instituciones médicas se encuentra el Hospital Infantil y  el Centro Oncológico,

Por lo general, ante algún percance al interior del reclusorio, en los operativos para control, siempre se interrumpen las actividades de las burocracias, las escolares y lo más delicado, hasta las de carácter médico.

Cuando de la boca del Secretario de Seguridad Pública salió ese anuncio,  recordé tantas horas de tensión y preocupación de cientos de personas, porque ese centro penitenciario ha sido una “bomba de tiempo” desde hace 30 años.

Han pasado diversas administraciones estatales, desde aquella de Américo Villarreal Guerra cuando se hicieron muy famosos los motines y los autogobiernos, pero nunca se avanzó en el proyecto del nuevo penal.

Fue hasta la administración de Eugenio Hernández Flores cuando se dieron pasos importantes para la creación del nuevo reclusorio, pero el flujo de los recursos federales no fue el necesario y la obra quedó inconclusa.

Se trata de una infraestructura que está hacia el sur de la ciudad por la antigua carretera a El Mante. Recuerdo que fue un predio que se adquirió a un particular,  Guillermo Martínez Moreno.

Desconozco que tan deteriorada esté la obra que se dejó a empezada y cuántos recursos sean necesarios para su terminación y rehabilitación.

Sin embargo, creo que sea la mejor alternativa para dale una mejor salida al conflicto permanente que se tiene con el viejo reclusorio anclado en ese dinámico sector.

Si la actual administración lograra avanzar en ese proyecto, sería un gran paso en la superación de la percepción de inseguridad que hay en la ciudad capital tamaulipeca.

Lamentablemente, ubicada en un deshonroso quinto lugar entre las 50 ciudades más violentas del mundo, en donde la única del país que le antecede es Acapulco en el estado sureño de Guerrero.

Difícilmente la problemática penitenciaria desaparecerá en el prototipo de cárceles mexicanas, donde a la infraestructura inadecuada se suma la ausencia de disciplina y honestidad del personal de ese sector.

Sin embargo, un nuevo edificio,  mejor planeado, para un mayor control de la población de reos, así como de los custodios, en otro sector del municipio, ayudará a avanzar en ese cáncer social que representa la actual prisión y su ubicación.

Lo mejor es su clausura y reubicación. A cumplir la palabra empeñada Luis Felipe López Castro.