Columnas

Ruedan Cabezas

No hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla.

Y uno muy importante para Tamaulipas llega este 30 de septiembre del 2022.

El tiempo de Francisco García Cabeza de Vaca y su equipo al frente del Poder Ejecutivo Estatal, acaba a las 12 de la noche de este viernes.

El tiempo del xicotense César Augusto Verástegui Ostos, que tuvo más de 5 años al frente de la Secretaría General de Gobierno, antes de la aventura fallida por la gubernatura..

El de su relevo, el regio Gerardo Peña Flores,  el eterno plurinominal y sustituto, a quien solo le faltó ser «gobernador plurinominal», porque esa figura no existe.

El tiempo de sus paisanos reynosenses:

María de Lourdes Arteaga Reyna, quien hizo malabares y magia al frente de la Secretaría de Finanzas.

Jesús Alberto Salazar Anzaldúa, quien presume dirigió, sin que se notase, la última etapa la Secretaría de Administración.

De Miguel Angel Villarreal Ongay, de aparentes buenas credenciales, quien calentó varias sillas y terminó atrapado en la gris Secretaría del Trabajo.

De Ariel Longoria García, que entró de tempranero relevo a la Secretaría de Desarrollo Rural y termina con más pena que gloria.

De Mario Gómez Monroy, que aterrizó de emergente en la Secretaría de Educación, para intentar tapar yerros de controvertidos doctores en la materia que nunca concretaron planes y hasta peleados salieron.

De Gilberto Estrella Hernández, quien deja su huella en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, pero no por buenos resultados, sino como protagonista del «SEDUMA-LOVE».

Del matamorense Carlos Alberto García González, que se placeó como Secretario de Desarrollo Económico, tras un doble fracaso familiar por la soñada alcaldía.

Del porteño, Antonio Garza de Yta, quien nunca supo darle el nivel de Secretaría a Pesca y Acuacultura.

De la neolaredense, Yahleel Abadalá Carmona, que de trepadora en el PRI, pasó al trapecio en el PAN , donde la premiaron como Secretaria de Bienestar,  tras caer en la puja por la alcaldía de su terruño.

De la victorense Cecilia del Alto López, que firmó todo el sexenio como Secretaria de Obras Públicas, pero la operación  fue a través de «Manito Rey» y «Manito Real».

Del guanajuatense Fernando Olivera Rocha, que intentó darle nivel al turismo sin conocimiento real de los sitios y destinos.

Del fuereño José Jorge Ontiveros  Molina un capitán que despachó como titular de Seguridad Pública.

De la chiapaneca Gloria Molina Gamboa, quien entró al relevo de la panista-panista Lydia Madero García,, pues a ella no le tembló la mano para firmar todo lo relativo a la proveeduría.

Y de muchas mujeres y hombres más que sería imposible enumerar, quienes llegaron como segundos, terceros, cuartos y quintos de a bordo en las naves azules en el 2016.

E irremediablemente, deben regresar a sus puntos de partida.

A muchos más, intentaron dejar «sembrados» en las nóminas de las estructuras gubernamentales  como personal de confianza o «sindicalizados al vapor». Ellos deberán pasar los filtros de la revisión a esos procedimiento y muchos quedarán fuera.

Durante toda la semana, pero con más intensidad desde el miércoles por la tarde-noche y ayer jueves, se dio la limpieza de las oficinas de los Secretarios y principales colaboradores.

Y este viernes, finamente, es el último día de labores para ellos.

Empiezan a «Rodar Cabezas de los Cabecistas».

Por lo pronto a sus casas.

Pero más temprano que tarde, habrá algunas que rueden a los calabozos.

El ambiente de fiesta por el relevo gubernamental, se sentía desde ayer en todos los sectores de la capital tamaulipeca.

Los hoteles y restaurantes de Victoria estaban llenos.

Llega una nueva era política.

Un nuevo sexenio.

Nuevos actores políticos.

Un nuevo sol que tiene todo para brillar.

Y seguramente alumbrará mejor a Tamaulipas, especialmente para la olvidada, castigada y pisoteada Victoria.

Por fin termina la pesadilla de la «PAN-DEMIA» que azotó a Tamaulipas por seis años.