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Segunda mitad

Tribuna

Por Javier Terrazas

Segunda mitad

Tamaulipas tendrá  quizás lo que pueda ser la segunda mitad de una administración estatal  con más retos y exigencias para un gobernador.

En anteriores alternancias federales, a los gobernadores tamaulipecos les fue bien en términos generales.

El priísta Tomás Yarrington Ruvalcaba, no tuvo problemas con Vicente Fox, e incluso los presupuestos siempre fueron a la alza.

No con la misma benevolencia, pero al también tricolor  Eugenio Hernández Flores tampoco le fue mal con Felipe Calderón Hinojosa.

Mientras que a Egidio Torre Cantú, ésta etapa le tocó vivirla con su colega de partido Enrique Peña Nieto,  de tal forma que cayó en blandito.

Ahora, con la tercera alternancia política en la presidencia de la República y la llegada del morenista Andrés Manuel López Obrador,  las cosas pintan diferentes.

Y no precisamente por divergencias personas con el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, pues en los encuentros institucionales que han tenido, prevaleció la cordialidad.

Se trata de una nueva filosofía del ejercicio del poder y el presupuesto, con otra visión de prioridades nacionales que abonen a reducir la marcada desigualdad social.

Y es ahí donde el mandatario tamaulipeco tiene que encontrar las formas de entrar con los elementos claves del gobierno federal, para que a Tamaulipas le siga yendo bien.

Los recortes al presupuesto vienen de los últimos años en que los ingresos nacionales  derivados del petróleo han disminuido.

Pero los más drásticos y que se reflejan en los rubros de obra pública federal,  impulso al sector agropecuario y desarrollo social, se han anticipado para el 2020.

Por citar solo un ejemplo en los programas de apoyo al campo se ajustan cerca de 20 mil millones de pesos que representan cerca del 30 por ciento de los recursos.

Tamaulipas es un estado agropecuario fuerte y esa disminución presupuestal tendrá sus efectos muy severos en la productividad.

Sin embargo, hay confianza en que en la revisión que realice la Cámara Federal de Diputados, se puedan hacer algunos ajustes a la alza para Tamaulipas.

García Cabeza de Vaca ya fue Presidente Municipal de Reynosa, Diputado Federal y Senador de la República, de tal forma que no es nuevo en la gestión  de los recursos e interacción con los otros niveles de gobierno.

Además tiene en su gabinete algunos funcionarios como el Secretario General de Gobierno César Verástegui Ostos, el de Desarrollo Económico Carlos García González que ya fueron Diputados Federales.

O a Gilberto Estrella Hernández en Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, que ya se desempeñó como Delegado Federal en SCT y saben  cómo tocar puertas y presentar proyectos.

Mientras que sus secretarios de los rubros básicos como Salud, Gloria Molina; Educación,  Mario Gómez Monroy;   Bienestar Social,   Rómulo Garza Martínez; y de Desarrollo Rural, Ariel Longoria García, están obligados a dar el estirón.

Y hacer su tarea en las instancias federales para tratar de amortiguar  los efectos de las restricciones derivadas de la austeridad republicana de la “Cuarta Transformación”  y la caída de los ingresos.

Para ello es necesario tender puentes con los  Secretarios y Subsecretarios del gobierno central, así como con los Diputados Federales de Tamaulipas, sean o no de Acción Nacional.

Del trabajo de equipo que se realice en éste primer año  en que la definición de presupuestos compete exclusivamente al nuevo gobierno federal, dependerán los siguientes.

Así es que lo mejor es aprovechar experiencia, talentos, capacidades, cualidades y relaciones de todos y cada uno de los miembros del equipo compacto del gobernador García Cabeza de Vaca.

Y que él mismo pueda reforzar las acciones y peticiones en instancias como la CONAGO o de manera directa con el Secretario de Hacienda Arturo Herrera o el mandatario nacional.

Hoy más que nunca es cuando el trabajo eficaz del gabinete del  reynosense, debe hacerse sentir y generar resultados.

El oficio político y experiencia tienen que salir a flote y traducirse en presupuesto más justo para la entidad.

Es en la negociación, diálogo, argumentación y cabildeo, más que en la confrontación, donde Tamaulipas puede recuperar algo importante de los tijeretazos que le dieron a sus ingresos del 2020.

Los litigios  son tardados e improductivos. Por algo en el argot de los abogados  prima aquello de que “vale más un mal arreglo que un buen pleito”.

Tamaulipas requiere más presupuestos para ésta segunda mitad de la administración Cabecista. Y en ello tienen que aplicarse todo su equipo.