Columnas

Sumar al poder municipal

Hay una nueva realidad política en Tamaulipas. Poco a poco, cada día más rápido se desmantela el «Cabecismo» que intentó bajo la amenaza, el infundio del miedo y hasta el terror, perpetuarse en el poder estatal.

El 1 de octubre arribó el nuevo titular del Poder Ejecutivo, Américo Villarreal Anaya y en cien días ha dado pasos firmes para desarticular la maraña de argucias legaloides y trampas que dejó su antecesor en Palacio y Torres Gubernamentales.

Cade da día son más las huestes incrustadas en las nóminas de las distintas Secretarías del Ejecutivo que son mandados a sus casas, pues no prosperaron las siembras azules en las estructuras.

Algo similar se está dando en el Poder Legislativo, donde el Morenismo toma controles y se espera que para el arranque del Primer Periodo Ordinario de Sesiones del presente año, se recupere la mayoría.  Ya se avanzó en la Comisión Permanente que preside Isidro Vargas Fernández.

Los errores y vicios cometidos por el Cabecismo tanto en el Poder Legislativo como en el Poder Judicial con fines proteccionistas y encubridores, se enderezarán en el corto plazo.

No hay mal que dure seis años ni pueblo que lo resista, así que la nueva casta política, tiene que acelerar el proceso de la reconfiguración tamaulipeca , a fin de que la Cuarta Transformación se sienta en todo su esplendor.

La esfera municipal es otro poder en el que tiene que consolidarse para la causa morenista en el ejercicio pleno del poder.

Cierto que Morena gobierna siete de los ocho municipios más poblados de la entidad como Reynosa (Carlos Ortiz) , Matamoros (Mario López) , Nuevo Laredo (Carmen Canturosas) , Victoria (Eduardo Gattás), Altamira (Armando Martínez), Madero (Adrián Oseguera) y Río Bravo (Teodoro Escalón), además de Díaz Ordaz (Nataly García) y Soto la Marina  (Antonio Medina Jasso).

Y que se han sumado Hidalgo, Mainero, Villagrán, San Carlos y San Nicolás, desde la campaña a la gubernatura.

Pero existen 24 municipios cuyos alcaldes llegaron con el respaldo del PAN entre ellos Tampico, El Mante, Valle Hermoso, González, Aldama, Miguel Alemán, San Fernando y Tula.

Mientras que el PRI lo hace en cuatro municipios pequeños: Abasolo, Jiménez, Güémez y Nueva Ciudad Guerrero.

En tanto que Jaumave tiene alcalde independiente en  José Luis Gallardo Flores.

Hay algunos de los alcaldes panistas que han estado tendiendo puentes con el Americanismo para trabajar por la causa de su pueblo.

También lo han hecho aquellos que gobierna el PRI y el Independiente.

Pero sigue la presión de las corrientes azules del pasado en los Ayuntamiento de Tampico, El Mante, Valle Hermoso, San Fernando, Aldama González e incluso Gómez Farías, Llera, Tula y Ocampo.

En éste último brotó hace unos meses un conflicto interno de manera natural entre el alcalde Melchor Budarth Báez y miembros de su Cabildo.

La fricción, un pleito por miles de pesos no justificados, acusaciones mutuas que rebasaron la esfera municipal, llegaron a la estatal y revelan la intromisión del Poder Judicial a cargo del testaferro David Cerca Zúñiga con un ánimo protector a su jefe reynosense y al cuestionado alcalde.

Ese » pleito de comadres azules» está por entrar al Poder Legislativo, donde puede destaparse la cloaca del mal uso de los recursos públicos con fines políticos, no solo en el «edén tamaulipeco», sino en toda la región cañera, el altiplano, centro y norte de la entidad.

Ocampo puede ser la punta de la madeja del hilo corruptor en los Ayuntamientos que actuaron bajo presión de «cuernolandia» para empujar por la causa azul a la gubernatura, César Verástegui Ostos.

Situación complicada para los 24 alcaldes que llegaron con la protección panista y que así como renegaron del PRI hace poco más de seis años, ahora deben hacerlo del albiazul, para sobrevivir en la era de la Cuarta Transformación.

Por ese espinoso sendero tendrán que caminar Jesús Nader de Tampico, Noé Ramos Ferretis de El Mante, Alberto Alanís Villarreal, de Valle Hermoso; Lizeth Ramírez Saldívar, de San Fernando; Ramiro Cortez Barrera, de Miguel Alemán;  Alejandro García Barrientos, de Aldama; Gabriela Verlage Friedman, de González.

También Antonio Leija Villarreal, de Tula; Manuel Silvestre Ruiz, de Padilla; María del Carmen Rocha Hernández, de Camargo; Antonio Borjón Olvera, de Llera; Cristina Barrera Barrera, de Méndez; José Treviño Ramos, de Mier; Frank de León Avila, de Gómez Farías; Olga Hernández Avalos, de Casas.

E igualmente Carmelo Tinajero Castro, de Antiguo Morelos; Eleazar Galván García, de Burgos; Brisa Verber Rodríguez, de Bustamante; María Guerrero Galván, de Cruillas; Gladis Vargas Rangel, de Miquihuana; Yaneth Nájera Cedillo, de Nuevo Morelos; María Ramírez Compeán, de Palmillas.

Incluso, tendrán que intentar acercarse el denunciado Melchor Budarth Báez de Ocampo para intentar salvar el «pellejo» y  difícilmente lo hará Noemy González Márquez, de Xicoténcatl, por su relación político-familiar con los Verástegui Ostos.

Ya debería dar el salto o «chapulineo» el  alcalde independiente de Jaumave José Luis Gallardo Flores, si es que le sirvió de algo el primer paso por la alcaldía. En esta debe congraciarse con la población y la única forma es con el respaldo estatal.

Y finalmente, menos complicada es la situación de los priistas Rubén Curiel, de Abasolo; José Lorenzo Morales Amaro, de Guémez; Luis Enrique Salazar Sánchez, de Jiménez;  e Iracema Peña Ramírez de Guerrero,  sobre todo por la participación que tienen varios ex priistas en la nueva administración estatal.

Ni el PAN tamaulipeco en manos de títeres cabecistas en este 2023, ni tampico la Alianza PAN-PRI-PRD para el 2024, les dejaría nada positivo a los alcaldes opositores, pero si muchos problemas.

En tanto que para el gobernador Américo Villarreal Anaya y su gabinete, controlar el territorio en los 43 municipios o casi la totalidad dará una gran fuerza moral y política.

Refrendará la supremacía del Ejecutivo e impactará de inmediato en los otros dos Poderes, el Legislativo y el Judicial.

Afianzar el control de la COMAPA de Tampico-Madero-Altamira, y la Junta de Aguas y Drenaje de Matamoros, fue un paso valioso que fortalece al Ejecutivo y a los alcaldes morenistas de esas regiones y un freno a los saqueos.