Termina la faramalla… “¡Es Claudia…!”
*Su postulación estaba cantada desde hace dos años, cuando fue señalada por el “dedito” del Presidente Andrés Manuel López Obrador
Finalmente, no hay fecha que no se cumpla y por fin termina la faramalla creada por el inquilino de Palacio Nacional. Si impuso a Xóchitl Gálvez en el Frente Amplio por México, ¿por qué no hacerlo en su propio partido?
Claudia Sheinbaum Pardo, la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, la candidata presidencial de Morena, perdón, pero así lo dijo Mario Delgado, cuando en realidad la función disputada es la Coordinación Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.
Su postulación, cantada desde hace dos años, cuando fue señalada por el “dedito” del presidente Andrés Manuel López Obrador
A partir de esa fecha, la consentida de Palacio Nacional contó con toda la cargada del gobierno federal, así como de gobernadores de varias entidades del país con el sello morenista.
Para muchos fue un acto anticipado de campada, pues miles de espectaculares y bardas con la leyenda “¡Es Claudia…!” se instalaron en todo lo largo y ancho de la República y se derrochó mucho dinero público en su apoyo.
Por si lo anterior fuera poco, la Secretaría del Bienestar, encabezada por Ariadna Montiel, movilizó a todos los servidores de la nación para apuntalar la candidatura de la única “corcholata” mujer.
A todas luces fue un proceso interno desigual, inequitativo, pero el gobierno federal y la dirigencia nacional de Morena, bajo el mando de Mario Delgado, se hiceron de la vista gorda.
Y hubo otra señal: Desde Palacio Nacional se tiró línea a la elite empresarial para que acogieran a la favorita del Presidente de la República.
La prueba más clara fue que evitaron los debates y participaron seis corcholatas para dividir la votación y los resultados, una manera de cuidar a Claudia, que más bien fue una instrucción del Presidente López Obrador.
Ante lo antes expuesto, las encuestas que realizó Morena fueron toda una verdadera faramalla, pues Sheinbaum entró a la contienda interna con una irremontable ventaja.